. EFE
Pedro, cierra la puerta al salir
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Sánchez se adentra cada día más en un túnel tan oscuro que ni con todas las linternas del CIS de Tezanos se ve la salida.
Sus ausencias en el Congreso empiezan a ser una rutina. Este jueves no fue a presenciar la nueva derrota del Gobierno en la votación del techo de gasto.
Estamos ante la huida de quien prefiere no acabar fotografiado votando su propio naufragio.
Mientras tanto, sus diputados se quedan solos defendiendo unos números muertos y una legislatura finiquitada hace ya mucho.
El escaño le quema al presidente que tanto presume de resiliencia. Cuando llega el momento de dar la cara, Sánchez no está.
Ver a Yolanda Díaz este miércoles en el Congreso defender al Gobierno frente a la oposición, sola, sin paraguas y soportando el chaparrón, daba verdadera lástima.
Pero es que en las últimas horas han detenido al expresidente de la SEPI, Vicente Fernández y a Leire Díez, la fontanera del PSOE que presumía de tener acceso al número uno.
También han capturado a Antxon Alonso, uno de los facilitadores de la moción de censura que abrió a Sánchez las puertas del PNV y Bildu en su ascenso hacia la Moncloa.
Muchos de los que han aupado al presidente, empezando por José Luis Ábalos, Koldo García o Santos Cerdán, están ya en la cárcel, o en el calabozo o pendientes de juicio.
¿Qué fue del "Gobierno honrado", del "Gobierno de los mejores"?
Por si no hubiera ya materia para agachar la cabeza con la corrupción, salta además la rebelión de mujeres socialistas contra los abusos de personajes clave en la fontanería de Moncloa, como Paco Salazar, o José Tomé, ya expresidente de la Diputación de Lugo, o Javier Izquierdo, senador y, hasta ayer, secretario de Estudios y programas de la Ejecutiva del PSOE.
O sea, descubrimos de la noche a la mañana que el Gobierno y el partido que presumían de ser la vanguardia feminista de este país llevaban años chapoteando en el fango machista. Ni tolerancia cero ni respuesta rápida.
Las militantes han dicho basta y el discurso oficial se revela un panfleto.
Menos mal que para reemplazar al fiscal general del Estado condenado por el Tribunal Supremo, Sánchez ha elegido a una fiscal "feminista". Qué sarcasmo.
Conclusión: un presidente escondido, un partido en shock, un ecosistema institucional bajo sospecha y una alfombra que ya no da más de sí para esconder escándalos: ese es el túnel en el que Sánchez se ha metido.
La cuestión, a estas alturas, no es si encontrará la salida, sino cuánta gente intentará salir corriendo antes que él.