Emérito con morriña, Charlene entre dos aguas, las Jurado y llanto por Verónica.

Emérito con morriña, Charlene entre dos aguas, las Jurado y llanto por Verónica. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Emérito con morriña, Charlene entre dos aguas, las Jurado y llanto por Verónica

Juan Carlos de Borbón, Charlene de Mónaco, Verónica Forqué y Rocío Carrasco; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas. 

19 diciembre, 2021 01:20

Juan Carlos de Borbón 

Guillermo Serrano Amat

Cada cierto tiempo sale a la luz el nombre del rey emérito a cuenta de sus irrefrenables deseos de volver a España. Lo dicen todos aquellos que, tras ir de romería al golfo Pérsico, se ofrecen amablemente a prestarle una casa en Puerta de Hierro (un suponer) para que celebre en ella su fiesta de cumpleaños.

Esta es la cuarta o quinta vez que suena el rumor y se desmadran las especulaciones. En esta ocasión aparece también el nombre de Barbara Rey. Compromis propone, en la comisión de Interior del Senado, que se convoque a la totanera para preguntarle si es cierto que a ella se le pagó el silencio con dinero de los fondos reservados.

El exrey quiere volver por Navidad, pero sus amigos no caen en la cuenta de que Felipe VI tiene la última palabra. Y además parece que no está por la labor de ensombrecer su mensaje a los españoles.

En Abu Dabi, Juan Carlos de Borbón habla de un retorno ocasional, una escapada breve como el partido de tenis que enfrentó a Nadal con Murray en Abu Dabi con Juan Carlos por testigo.

La frialdad reina en Zarzuela (antes llamada la Casa del Rey, con sus alfonsines, sus Jordis, y todos los cargos civiles y militares). Digo que reina la frialdad y es lógico, porque los intereses de la Corona están por encima del interés personal del emérito y de su voluntad de regresar. Si mi olfato no me engaña, creo que la posición de Felipe VI que más se ajusta a lo que está pasando es la siguiente: Juan Carlos volverá, pero solo cuando hayan desaparecido las causas que motivaron su alejamiento. A saber: el riesgo del escándalo en la opinión pública.

Charlene de Mónaco 

Guillermo Serrano Amat

Charlene de Mónaco, que no se sabe muy bien si es princesa o simplemente nadadora, ha llegado al Principado tras pasar un largo período de descanso (o exilio) en su tierra natal (Sudáfrica), donde se ha repuesto de sus achaques. En este lapso de tiempo ha sufrido un largo y profundo agotamiento emocional al que no es ajeno el mundo del colorín.

Con ella viajaron sus dos dulcísimos príncipes, a cuyo futuro se deben. Los niños participaron de los actos palaciegos, pero Charlene se esfumó, nadie sabe en qué dirección. Todo parece indicar que la nadadora no ha superado del todo su mal de oído y su dolor de corazón, metafóricamente hablando..

Charlene es tímida y algo rarita, y además es muy escéptica respecto al mundo del que procede Alberto. Tampoco congenia con sus cuñadas Carolina y Estefanía. En chez Grimaldi todos van a su aire y no existen los convencionalismos, diga lo que diga el cortesano Peñafiel.

El mundo del que habla Peñafiel tampoco existe. Ni en Mónaco ni fuera de Mónaco. La frase no me corresponde. La soltó Massiel en Salvame Deluxe para sacarles los colores a quienes a los peñafieles de turno.

Hay muchos aspirantes a príncipes en los cenáculos de Madrid. Algunos vienen a buscar esposa, y otros a huir de ella. Estoy pensando en Ernst de Hannover, que tiene una novia por la Ribera de Curtidores más o menos. La novia se llama Claudia Silianópulos y es la hija más pequeña de Pitita Ridruejo. El novio es el que es, un peripatético galán que tiene la mano larga y enseguida la suelta. Este Hannover tiene las novias contadas, se ponga como se ponga. Luce cogote rojo y descolgado como un pavo de Navidad.

Verónica Forqué

Guillermo Serrano Amat

Nunca he visitado una capilla ardiente, ni un tanatorio, ni nada más o menos parecido. Tampoco he abrazado un recipiente lleno de cenizas ni lo he colocado sobre la chimenea. Sin embargo, días atrás presencié un video grabado en el teatro Español de Madrid, en cuyo escenario descansaba el féretro de la actriz Verónica Forqué sobre un lecho de claveles blancos y luminosos.

Allí, en lo alto del escenario, la actriz sonreía desde una secuencia de fotos. Luis Martínez, cronista cinematográfico, recogió al día siguiente las palabras que pronuncio Tito Valverde ante los amigos: "Sonreía porque la felicidad no le cabía en la boca". Buena imagen. Tito Valverde también dijo que sus ojos eran insoportablemente azules y los claveles maravillosamente blancos.

El teatro, convertido en lugar de recogimiento, desprendía lágrimas negras y bocanadas de silencio. Estaban los que tenían que estar. Abriendo el cortejo, Paco León, Aitana Sanchez Gijón, María Barranco, Pedro Almodóvar, Carmelo Gómez, el ministro Iceta, Maribel Verdú, etc. Unos ahuyentaban miedos y otros lloraban tristeza (Echanove, Juan Diego, Antonio Resines). Aparte estaba la troupe oficial de la villa y corte, encabezados por la presi Ayuso y el alcalde Almeida.

Pese a tanto acompañamiento, el vacío era desolador. María Iborra, la hija de Verónica no tuvo fuerzas para asistir al homenaje. Tampoco asistió su padre, Manuel Iborra, ex marido de Forqué, con la que había dejado de hablarse desde el día que se separaron.

Ahora solo queda María, la joven que era una experta vendiendo bragas usadas en Internet y ejerciendo de madre de su propia madre.

Las Jurado

Rocío Carrasco

Rocío Carrasco Guillermo Serrano Amat

Ahora se llevan mucho las familias como Institución grupal, como gremio de famosos, o como foto de orla. Son familias que se quieren y se odian, aspiran a heredar y viven una constante película de horror. Los Jurado, los Pantoja, los Bosé, las Koplowitz, los Amancio (Ortega), los Bardem, los Rivera, los Entrecanales, los otros y los de más allá.

Esta semana le tocó a Rocío Carrasco, que asistió a la caravana triunfal organizada en honor de su madre y de los espectaculares vestidos de su madre. Ni a los vestidos les dejan descansar en paz.

La caravana de camiones rodeó Madrid (incluyendo las instalaciones de Mediaset) y alguna subasta tuvo lugar allí, aunque los organizadores tuvieron el buen gusto de no mostrar los billetes. El homenaje fue oficiado por Jorge Javier Vázquez, que no resistió la tentación de explorar uno de aquellos armarios ambulantes y probarse una bata de gasa con plumas de marabú.

Asistíamos a una cabalgata de reyes con luz y sonido. Desde el aire , una flota de helicópteros custodiaba el paso triunfal de los caminones a través de la provincia de Madrid. La familia aguardaba a pie firme.

Dirigía la función la heredera Rocío, que de pequeña quería ser trapecista y ahora se conforma con ser una sombra de la más grande.

El resto de la familia guarda silencio. Es lo que toca. Con demasiada frecuencia hemos asistido al abominable espectáculo de las desavenencias: Rosa Benito contra María Patiño, Rocio Flores contra Rocío Carrasco, Chayo contra Chayo, y así sucesivamente. Ahora es Carrasco quien dirige la función. Entre sus acólitos, Gloria Camila, el ángel que Ortega Cano y la chipionera adoptaron en Colombia junto a a su hermano José Fernando.

En la familia Jurado hay una heredera universal (Carrasco) y unos cuantos aspirantes que a la muerte de Jurado se trataron a puñaladas. Pero me hace bola en el cerebro el instinto comercial de una heredera que vende por televisión a su madre muerta.

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