Ada Colau, Ronald Koeman, la madre de la Pantoja y Boris Johnson.

Ada Colau, Ronald Koeman, la madre de la Pantoja y Boris Johnson. Guillermo Serrano

EL BESTIARIO

Las colas del Brexit, arde Barcelona, Koeman en pena y la madre de la Pantoja

Boris Johnson, Ada Colau, Ana María Martín y Ronald Koeman; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas. 

3 octubre, 2021 02:32

Boris Johnson

Guillermo Serrano

Este hombre despeluchado y mandón que defendió el Brexit y gobierna en la Gran Bretaña, pasará a la historia por haber complicado la vida de los ciudadanos que hoy hacen cola en las gasolineras para llenar el depósito de sus automóviles. Los periódicos no se andan con chiquitas. “No falta gasolina”, titulan. Lo que falta es confianza en Boris Johnson.

Pero la historia no empieza aquí. En realidad la historia fue mucho antes, coincidiendo casi con el nacimiento del premier, acaecido en Nueva York en 1964. Cuando el chiquillo apenas levantaba un palmo del suelo ya tenía la doble nacionalidad (británica y americana). Trasladada la familia a Gran Bretaña, Boris fue educado en el Eton College y se preparó para dedicarse al periodismo. Luego sintió la pulsión política corriendo por sus venas y no lo pensó dos veces. Fue conservador antes que liberal y cocinero antes que fraile.

Desde 2008 hasta 2016 fue alcalde de Londres. Mientras, su padre pidió la nacionalidad francesa, convirtiéndose así en principal opositor al Brexit que defendía su hijo.

Malhumorado y cascarrabias, este rubio de pelo pincho ha dado un último paso histórico. El no se priva de salir en los libros. Por eso ha decretado el confinamiento de Inglaterra hasta el mes de diciembre.

Con todo, lo que ha llamado la atención ciudadana fue una pancarta desplegada en la cola de una gasolinera: "Si votaste Brexit, ponte el último". Los últimos se cuentan por miles. Allá ellos.

Ada Colau 

Guillermo Serrano

Barcelona es un parque temático del vandalismo. Llegó con los albores del procés y se consolidó con los botellones de la Mercé. La ciudad condal siempre fue de mecha fácil: la Semana Trágica, la bomba del Liceo, el florecimiento del anarquismo, las revueltas obreras, los tiroteos en la calle… Una ciudad revoltosa. Lo fue en el siglo XIX (bullangas de 1835), y lo ha sido, aunque menos, este primero de octubre del siglo XXI, en recuerdo de una jornada que será conocida por el pulso del procés al Estado y porque acabó con los huesos de los líderes independentistas en la cárcel.

La bullanga es una expresión destructiva y revolucionaria que ha marcado las protestas populares de los últimos siglos. Son conocidas las llamadas bullangas de las quintas, en 1773, y las del pan, en 1789.

Desde la Semana Trágica de 1909, por el envío de reservistas a la guerra de Marruecos, hasta la guerra civil, fue un no parar. Y dentro de la guerra civil, otra guerra civil que enfrentó a comunistas y anarquistas, y a comunistas entre sí (estalinistas contra trotskistas). Era mayo de 1937, en pleno ecuador de la contienda.

Barcelona siempre se ha significado por su efervescencia política y social. La contención que impuso el franquismo era un espejismo. Pero fue morirse Franco y no tardaron en regresar las grescas.

El bullangueo definitivo se destapó en 2012 con el baile del procés. Hasta hoy, cuando se ha visto que los botellones tenían más poder de convocatoria que la presunta república catalana.

En todos estos años, Ada Colau, alcaldesa de la ciudad, no ha podido ser más permisiva con la violencia de los manifestantes. Es más: le cuesta dar la razón a las fuerzas del orden y quitársela a los alborotadores que, por la estelada, el rapero Hasél o el botellón, nos han deparado noches penosas, con saqueo de comercios, quema de contenedores y vuelo de adoquines buscando la cabeza de un mosso.

En trances así, juraría que Ada Colau se pasaba la noche escondida debajo de una alfombra.

La madre de la Pantoja 

La madre de la Pantoja.

La madre de la Pantoja. Guillermo Serrano

La madre de la Pantoja murió acompañada de su hija Isabel y su niño Agustín.

Ana Martín nació en Sevilla, hija de un verdulero apodado el Lechuga y madre de cuatro hijos, entre ellos Isabel y un excantarín al que la prensa del ramo siempre ha llamado el 'Tito'.

Siempre fue doña Ana de Pantoja, aunque toda España la bautizó como la madre de la Pantoja, pues madre no había más que una y esa velaba por la virtud de su hija para que llegara al matrimonio entera y verdadera. Era el papel elegido para la hija de sus entrañas y como tal se presentaba en todas partes. Doña Ana protegió a su nena ante hombres y mujeres, ante encarnas y encarnos, pero finalmente le dio a la tonadillera la carta de libertad y ella se encerró en Cantora para proteger lo único que le quedaba: el chiquitín Agustín.

Esta semana ha sido incinerada en Jerez dos días antes de que su nieta Anabel, la hija de Bernardo, contrajera matrimonio con un surfero canario en la isla La Graciosa, a resguardo del volcán de La Palma y casi pegada a Lanzarote. En el casorio se guardaron los ausencias y apenas acudieron Pantojos por parte de madre. Todos respetaron el luto.

Ronald Koeman

Guillermo Serrano

Hubo una época en que el equipo naranja se llevaba los triunfos de calle. Me refiero a la selección holandesa, a la que por cierto pertenecieron Johan Cruyff, Ronald Koeman, Johan Neeskens y otras glorias del futbol holandés trasplantadas al Barça.

Ahora Koeman es un alma en pena como entrenador del Barça. Pero Laporta, que es el que corta el bacalao como presidente del club, ya ha dejado caer que al muchacho le huele la cabeza a pólvora porque el equipo va de mal en peor.

Las ruedas de prensa del club se han convertido en un pelotón de fusilamiento para Koeman, harto de de responder la misma pregunta sobre sus relaciones con Laporta y el tiempo que le queda como entrenador del equipo. En su última comparecencia en la ciudad deportiva coincidió con Laporta, pero ni siquiera se saludaron. En la sala de prensa los periodistas volvían a la carga con la mismas preguntas. Y el mister, “harto de defenderme solo” –dijo-, no pudo ser más explícito: “No se si me quedo o me voy, pero tengo ojos y orejas y se lo que andan diciendo por ahí”.

Koeman habla del día más feliz de su vida cuando fue contratado como entrenador del Barça, pero los recursos deportivos que han puesto en su mano solo le dan para ganar al Sabadell. Ese dato de la realidad va a misa. Y por eso no ha perdido el respeto de sus colegas. Precisamente ha sido Diego Pablo Simeone el que mejores palabras ha tenido para Koeman, en vísperas del partido con su equipo, el Atlético de Madrid. Al elogiar la personalidad de Koeman, Simenone ha quedado como un señor.

Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de Canarias, entrevistado por EL ESPAÑOL.

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