Soldados israelíes operan en Gaza.

Soldados israelíes operan en Gaza. Reuters

Oriente Próximo

Israel se enfrenta en La Haya a las acusaciones de genocidio mientras centra sus ataques en el Líbano

La Corte Internacional de Justicia comienza este jueves las audiencias preliminares sobre la acusación de Sudáfrica contra Israel por "genocidio". 

11 enero, 2024 02:56

La Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), el máximo órgano judicial de Naciones Unidas, comienza este jueves las audiencias preliminares sobre un caso presentado por Sudáfrica en el que acusa a Israel de cometer "crímenes de genocidio" durante su guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.

Se trata de una batalla legal que podría durar años pero que podría provocar un alto el fuego en cuestión de semanas. Y es que Sudáfrica ha solicitado como medida provisional (es decir, mientras dure el juicio) que el tribunal –que juzga las disputas entre Estados– ordene a Israel que "suspenda inmediatamente" sus operaciones militares en Gaza. 

"Los actos y omisiones de Israel son de carácter genocida porque tienen como objetivo provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino: la parte del grupo palestino en la Franja de Gaza", indicaba Pretoria en una extensa carta de acusación de 84 páginas. 

Manifestantes en Israel contra la guerra en Gaza y el Gobierno de Benjamin Netanyahu.

Manifestantes en Israel contra la guerra en Gaza y el Gobierno de Benjamin Netanyahu.

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En repetidas ocasiones el Gobierno de Israel ha criticado los tribunales internacionales de Naciones Unidas. Recientemente incluso la calificó de "organización moralmente corrupta" y pidió la dimisión de su secretario general, António Guterres. No obstante, en esta ocasión, el Estado hebreo ha enviado un consistente equipo jurídico a la CIJ para defender su implacable campaña militar lanzada tras los atentados del 7 de octubre en el que más de 1.200 israelíes fueron asesinados.

Una contundente respuesta que ha dejado más de 23.000 palestinos muertos –sobre todo mujeres y niños–, unos 59.000 heridos, y cerca de 1,9 millones de desplazados en un territorio de apenas 2,3 millones de habitantes, según datos del Ministerio de Salud gazatí controlado por Hamás.

La defensa israelí

Es cierto que a Israel no tiene otro remedio que ir a juicio: es signatario de la Convención sobre el Genocidio de 1948, por lo que está sujeto a la jurisdicción de la corte. Eso, sin embargo, no le ha impedido rechazar las denuncias de Sudáfrica ("son calumnias de sangre") y acusar al país africano de estar "cooperando con una organización terrorista".

Por el momento se desconocen los mecanismos de defensa que utilizará el Gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que ya ha anunciado que no asistirá personalmente al juicio. Sin embargo, prácticamente desde el inicio, Tel Aviv ha insistido en que cumple con el derecho internacional y que está haciendo todo lo posible para no hacer daño a los civiles.

En este sentido, todo apunta a que la defensa israelí podría tratar de demostrar que Sudáfrica está tergiversando el significado de "genocidio". Eso es, al menos, lo que destilaron las palabras del presidente israelí, Isaac Herzog, cuando dijo en declaraciones recogidas por Efe que "en realidad, son nuestros enemigos, Hamás, quienes en sus estatutos piden la destrucción y aniquilación del Estado de Israel, el único Estado nación del pueblo judío" y que "la Convención contra el Genocidio fue promulgada por la comunidad internacional después de una de las peores atrocidades de la humanidad, el Holocausto, que estaba dirigido específicamente contra los judíos, para eliminar la raza judía". 

Sigue la ofensiva en norte y sur

No será hasta el viernes cuando Israel tenga su turno de palabra en el procedimiento judicial. Después de que Sudáfrica haya presentado el jueves su caso, que ya cuenta con el apoyo de numerosos países como Jordania, Turquía o Bolivia, pero también con el rechazo de potencias como Estados Unidos, principal aliado de Israel. 

Mientras se celebran estas dos primeras jornadas, el Ejército israelí se adentra en lo que ya ha bautizado como "la tercera fase de la guerra" contra Hamás en Gaza. Una etapa con una menor intensidad tras la retirada de numerosos efectivos de la Franja de Gaza y con ataques más selectivos orientados a acabar con las milicias yihadistas en el enclave palestino... y fuera de él. 

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Porque las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se están centrando más en la frontera norte (en la del Líbano) que en la del sur (la que da a Gaza). En ese frentre, en los últimos días, han lanzado ataques quirúrgicos contra altos rangos de Hezbolá, el grupo islamista chiita libanés aliado de Hamás, incrementando la tensión en una zona donde el intercambio de fuego es cada vez más intenso.

Sin ir más lejos, esta misma semana Hezbolá confirmaba la muerte en el Líbano de uno de sus líderes, Uisam al Tauil, en un supuesto ataque israelí. Más tarde, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, confirmaba, en contra de lo habitual, la autoría.