Una mesa con 200 asientos vacíos recuerda en el Shabat a los secuestrados por Hamás

Una mesa con 200 asientos vacíos recuerda en el Shabat a los secuestrados por Hamás Efe

Oriente Próximo

El dilema de Israel por los rehenes: ceder a la presión y negociar con Hamás o arriesgarse al invadir Gaza

El país tiene un largo historial de negociación para rescatar rehenes, pero esta vez sus líderes parecen decididos a aniquilar a Hamás.

23 octubre, 2023 03:11
Jerusalén

El pasado viernes, en la plaza del museo de Tel Aviv se produjo una llamativa reivindicación de los familiares y amigos de los rehenes. Allí se instaló una mesa de 'cena de Shabat', con 203 sillas vacías a ambos lados, para emitir un claro mensaje: "Os estamos esperando".

También, durante los últimos días hemos visto gestos de solidaridad en ciudades de todo el mundo en apoyo a las familias de los secuestrados por Hamás: Australia, Guatemala, Nueva York, Londres, Washington D.C, o París son sólo algunos de los lugares desde donde se expresa el respaldo, y se exige acción al Gobierno para negociar el regreso de estas personas.

La reciente liberación de las dos rehenes estadounidenses secuestradas ha encendido todavía más el debate social sobre la posición del gobierno israelí en relación con las negociaciones para traer a sus ciudadanos de vuelta a casa. Los que quieren salvar a sus seres queridos están en contra de la invasión terrestre.

Una de las familiares de una rehén

Una de las familiares de una rehén

"No sé qué va a pasar con la invasión. Pienso que si llega a realizarse, la posibilidad de que mi hijo salga de ahí vivo es muy limitada", expresó recientemente Alex Sherman, padre de un soldado secuestrado. Se aferran a la propuesta de Hamás sobre el intercambio de presos por ciudadanos israelís, y están ejerciendo toda la presión que pueden sobre el Gobierno para que llegue a un acuerdo con Hamás.

Lo cierto es que, en el pasado, Israel ha hecho grandes gestos para traer a sus ciudadanos a casa. En el año 2011, el Estado hebreo liberó a 1.027 prisioneros a cambio del soldado Gilad Shalit. Pero en esta ocasión, el Gobierno de Israel no está actuando para tratar este tema como una cuestión primordial.

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Recientemente, el ex funcionario del Mossad David Meidan, que dirigió las negociaciones para la liberación de Gilad Shalit, enfatizó la estrecha ventana de oportunidad para su liberación. Meidan es muy consciente del precio que Israel tendría que pagar, pero añadió: "Esta es, de hecho, una cuestión moral: ¿estamos dispuestos a abandonar a esta gente? Creo que no tenemos el derecho". Y resaltó que se puede negociar con Hamás precisamente por "la situación en la que se encuentra ahora".

Hacia la "completa aniquilación de Hamás"

Por el contrario, el exjefe del Consejo de Seguridad Nacional, y excomandante de la Dirección de operaciones de las FDI, Giora Eiland, afirmaba este domingo que no cederán ante el chantaje que Hamás está ejerciendo sobre Israel. "El mensaje que está enviando Hamás es: 'Si quieres que esta gente sobreviva, no lleves a cabo ninguna operación terrestre'".

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Esto, comenta, crea un dilema frente al gobierno israelí, pero no les hará abandonar la operación:" Si ponemos fin a este conflicto con algún tipo de alto el fuego o cualquier otro acuerdo que no sea una completa aniquilación de Hamas, Israel no podrá convencer a la gente que vive en las 22 aldeas alrededor de Gaza para regresar a su hogar y continuar criando allí a sus hijos".

Por lo tanto, la condición previa para cualquier cosa que les permita volver a algún tipo de normalidad, afirma, debería ser la eliminación completa de Hamás como entidad política y militar. "Cualquier cosa inferior a eso no puede ser aceptable y no es una cuestión de decisión política. Ni siquiera es una cuestión de que toda la opinión pública israelí lo apoye firmemente. Es algo que es esencial ahora".

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Reunión con las familias

Entre los actores institucionales israelíes, el presidente de Israel, Isaac Herzog, se reunió con representantes de las familias de los rehenes y desaparecidos en la residencia presidencial en Jerusalén el domingo por la tarde.

Al comienzo de la reunión, el presidente Herzog declaró: "Estamos en una situación nacional terrible. La magnitud del dolor es terrible. Respetamos profundamente el hecho de que hayáis hecho el esfuerzo para venir aquí".

Herzog con representantes de las familias el domingo por la tarde

Herzog con representantes de las familias el domingo por la tarde

Herzog ha manifestado que Israel tiene un enorme desafío nacional que requiere actuar con calma y responsabilidad. "Como presidente del Estado de Israel, prometo hacer todo lo posible para traer a vuestros seres queridos a casa. Este es un objetivo prioritario para mí", afirmaba.

Las familias expresaron al presidente su profunda angustia ante la incertidumbre y la gran ansiedad por la suerte de sus seres queridos, y le exigieron que dedique todos los medios necesarios para devolver sanos y salvos a todos los rehenes y desaparecidos.

En este escenario, las dificultades de negociar con Hamás para liberar a los rehenes a través de terceros o de forma directa no necesitan explicación, pero aún puede ser posible. Es más difícil adivinar cómo será esto una vez que comience la ofensiva terrestre.

Puede que el primer ministro Netanyahu haya anunciado que la liberación de los rehenes es un objetivo de la guerra, pero si no hay información sobre su ubicación y tampoco se aprecia voluntad de negociar, cabe preguntarse cómo una campaña terrestre logrará liberarlos.

El foco, en los mediadores

El segundo obstáculo en esta empresa de recuperar a los rehenes de vuelta se cierne sobre si Hamás y la Yihad Islámica están realmente dispuestos a negociar en su situación actual.

Hasta donde sabemos, al menos tres países musulmanes participan activamente en los esfuerzos por liberar a los rehenes: Turquía, Catar y Egipto. Los funcionarios israelíes afirman que Turquía y Catar están a la cabeza y tienen el mayor potencial para impulsar las negociaciones.

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El ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, ex jefe de inteligencia y cercano a directores del Mossad, se reunió esta semana con líderes de Hamas, incluido Ismail Haniyeh, y envió mensajes a mandos de Hamás y al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en Beirut. La relación amistosa de Turquía con la organización islámica no es algo secreto. Altos miembros de Hamás residen en Turquía, que ha concedido la  ciudadanía a algunos de ellos.

Por otro lado, la influencia de Catar sobre Hamás se basa en la diplomacia y en la financiación. Algunos de los líderes de la organización islamista viven en Catar, y al mismo tiempo, este país sirve como un importante sostén económico para el grupo, enviando decenas de millones de dólares para pagar los salarios de alrededor de 40.000 empleados del gobierno de Hamás en Gaza.

Sin embargo, Catar encuentra sus limitaciones para influir en las negociaciones en el ala militar de Hamás, encabezada por Mohammed Deif, que opera de manera autónoma y es considerado el grupo principal en Gaza. Sus comandantes critican a menudo a los líderes políticos, especialmente a los que residen en el extranjero, acusándolos de vivir lujosamente y malgastar recursos de la resistencia.

De cualquier forma, según la agencia estatal de noticias china, Xinhua, Catar estaría ya negociando un intercambio entre las mujeres secuestradas y prisioneras palestinas en cárceles israelíes, una operación que contaría con el beneplácito estadounidense.

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Sin embargo, la Yihad Islámica es una historia diferente. No está claro si el grupo está coordinado con Hamás en lo que respecta a los rehenes, pero de cualquier manera sus órdenes aparentemente provienen de Irán.

El tercer actor en cuestión es Egipto. A pesar de que muy tempranamente anunció que estaba intentando abrir canales de comunicación para conseguir la liberación de los rehenes, no tiene una moneda de cambio fuerte para negociar. No abre sus puertas para refugiar a los gazatíes. Y si bien es cierto que el sábado abrió por fin el paso fronterizo de Rafah, sólo pudieron entrar 20 camiones al territorio con suministros básicos y ataúdes, pero no combustible, algo que Hamás está exigiendo insistentemente.