Benjamin Netanyahu conversa su ministro de Defensa, Yoav Galant, en presencia de Joe Biden.

Benjamin Netanyahu conversa su ministro de Defensa, Yoav Galant, en presencia de Joe Biden. Reuters

Oriente Próximo

Netanyahu logra que Biden apoye la guerra en Gaza a cambio de permitir que entre ayuda humanitaria

Durante su visita a Tel Aviv el presidente de EEUU no tuvo una palabra hacia los cientos de civiles palestinos muertos en Gaza esta última semana.

19 octubre, 2023 03:06

Si Joe Biden pretendió en algún momento presentarse en Israel con aires de pacificador, esas pretensiones se vinieron abajo en cuanto se supo de la explosión en el hospital Al-Ahli de Gaza. La noticia, tal y como se propagó en un primer momento por las autoridades de Hamás y la cadena qatarí Al Yazeera, hablaba de un ataque israelí que habría destrozado por completo un sanatorio en pleno funcionamiento causando la muerte a un número indefinido de heridos, enfermos y refugiados que variaba entre los 500 y los 900.

Con esa información en mente, tanto el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, como el presidente egipcio Abdelfatah El-Sisi o el rey jordano Abdullah II cancelaron de inmediato sus reuniones previstas con Biden. Aunque hallazgos más recientes hacen pensar que la explosión se debió más bien a un fallo en un cohete lanzado por la Yihad Islámica y los daños, a la luz del día, no parecen corresponder a los que se anunciaron en la noche del martes, el roto diplomático ya no se pudo arreglar: Biden pasó ocho horas tan solo en Israel y se volcó en las muestras de cariño y apoyo a su aliado. Poco más.

La culpa, obviamente, no es de Biden, pero el resultado del viaje no deja de ser decepcionante. El 'timing' de la masacre de Gaza recuerda al de los atentados del sábado 7 de octubre, justo cuando Arabia Saudí estaba a punto de llegar a un acuerdo con Israel para normalizar sus relaciones. Con buena parte de la población de Palestina, Jordania y Egipto en la calle protestando contra los consulados y embajadas estadounidenses, la prudencia no aconsejaba mantener reuniones de tan alto nivel.

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El caso es que, lo que iba a ser una agotadora jornada de reuniones y posibles acuerdos se quedó en muy poca cosa. La negociación con Abás era clave a la hora de tranquilizar a Fatah y evitar una posible insurrección azuzada por Hezbolá desde Líbano. Hablar con El-Sisi habría sido muy importante para aclarar cualquier cuestión relativa al paso de Rafah y garantizar que los gazatíes que así lo deseen puedan abandonar su país. Por último, la conversación con Abdullah II estaba llamada a centrarse en la negativa pública del monarca -compartida con Egipto- de aceptar ningún refugiado palestino en su país.

Ayuda humanitaria... con condiciones

Nada de eso fue posible y queda por lo tanto en el aire. Lo único para lo que sirvió la visita de Biden, más allá del factor sentimental demostrado en el emotivo abrazo que le fundió con su viejo amigo Netanyahu, fue para arrancar del primer ministro israelí el compromiso de permitir que la ONU y la OMS puedan repartir alimentos y bienes de primera necesidad en Gaza a través del citado paso de Rafah. La única condición es que esa ayuda no acabe en manos de Hamás, algo que no va a ser fácil de cumplir.

Netanyahu y Biden se funden en un abrazo nada más encontrarse en Tel Aviv.

Netanyahu y Biden se funden en un abrazo nada más encontrarse en Tel Aviv. Reuters

Desgraciadamente, no sería de extrañar que, una vez que Biden esté de vuelta en Washington, Israel se desmarcara del acuerdo citando algún incumplimiento. Ya ha pasado varias veces en estos últimos 10 días: Egipto e Israel llegan a un acuerdo con Estados Unidos... y al final una de las dos partes acusa a la otra de no cumplir con las condiciones negociadas. Así, pasa y pasa el tiempo y Rafah sigue cerrado a cal y canto, para desgracia de las decenas de miles de palestinos que se agolpan en la frontera.

Por eso habría sido más esperanzador que el anuncio se hubiera hecho público a tres bandas, con la participación de El-Sisi. La Franja de Gaza está completamente controlada por Hamás y lo lógico es que sea la organización terrorista la que se encargue de la recogida y el reparto de la ayuda humanitaria. Si eso es excusa para romper el acuerdo, probablemente se rompa. En ningún momento consiguió Biden que Netanyahu aceptara que esa ayuda pasara directamente por la frontera israelí. El Gobierno del Estado judío afirmó este miércoles que eso no sucederá hasta que los 199 rehenes en manos de Hamás vuelvan a sus hogares.

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Carta blanca a la guerra total

A cambio de este acuerdo, Netanyahu logró que Biden se reservara cualquier comentario discordante acerca del desarrollo de la guerra contra Hamás. Estados Unidos había mostrado públicamente su postura en defensa de los derechos humanos y del respeto al derecho internacional -básicamente, es lo que le está pidiendo a Rusia en Ucrania, así que lo contrario sería sorprendente-, pero no se vio ni rastro de crítica a los bombardeos contra posiciones civiles por parte del ejército israelí.

Al centrarlo todo en lo sucedido en el hospital Al-Ahli -Biden afirmó nada más llegar que "al parecer" los responsables habían sido "los otros" y la inteligencia estadounidense lo confirmó horas más tarde-, no hubo ni una palabra ni un gesto de empatía hacia los cientos de civiles palestinos que han muerto en Gaza durante esta última semana. Nada que reprochar al bombardeo constante de una zona superpoblada y masificada. Ni una apelación a la mesura.

Vista aérea de una de las zonas bombardeadas por Israel en la Franja de Gaza.

Vista aérea de una de las zonas bombardeadas por Israel en la Franja de Gaza. Reuters

Biden volvió a englobar cualquier acción de ese tipo dentro del "derecho legítimo de defensa" israelí, sin distinguir entre los ataques quirúrgicos a posiciones terroristas o las voladuras de túneles subterráneos llenos de munición... y las consecuencias, no siempre inevitables, de dichos ataques, que afectan directamente a una población que ya tiene que sufrir la dictadura terrorista en sus propias carnes.

El propio Biden que había asegurado desde Washington que "ocupar Gaza sería un error" no quiso en esta ocasión poner un solo "pero" a los planes israelíes de ocupación... y eso que seguimos sin tener demasiada información al respecto. Probablemente, pensó que no era el momento y prefirió no complicarse la vida. Ya queda en Israel el general Michael E. Kurilla para aconsejar a sus homólogos. Quedan también los dos portaviones y pronto llegarán los 2.000 soldados movilizados por el Pentágono para su despliegue en la zona si se considera necesario.