François Bayrou, primer ministro de Francia durante los últimos nueve meses.

François Bayrou, primer ministro de Francia durante los últimos nueve meses. Benoit Tessier Reuters

Europa

Bayrou pierde la moción de confianza y la izquierda se ofrece a Macron para gobernar: "Estamos preparados"

El fracaso del primer ministro agrava la crisis política en la República y abre la puerta del Elíseo a los socialistas.

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Jorge Raya Pons
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El Gobierno francés volvió a derrumbarse este lunes tras la derrota del hasta ahora primer ministro François Bayrou en la moción de confianza presentada ante la Asamblea Nacional. El dirigente centrista, nombrado hace nueve meses, se convierte en el cuarto jefe de Gobierno que fracasa en menos de dos años. Un récord que refleja la fragilidad institucional de la Quinta República.

Un total de 364 diputados se han pronunciado contra la confianza, mientras que le dieron respaldo 194, lo que obliga a Bayrou a presentar su dimisión al presidente, Emmanuel Macron, algo que se espera que ocurra el martes.

El Elíseo ya ha anunciado que "en los próximos días" el jefe del Ejecutivo galo nombrará a un nuevo primer ministro tras aceptar esta dimisión. Descarta así -de momento- la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas, como pedía Le Pen.

Macron pierde a otro primer ministro en un momento en el que Francia sufre una crisis económica y una fractura parlamentaria alarmante. La deuda pública supera ya el 113% del PIB y, según los cálculos de Matignon, crece a un ritmo de 5.000 euros por segundo. La cifra oficial del Instituto Nacional de Estadística es algo menor, pero la percepción de un país atrapado en una espiral financiera se ha instalado en el debate público.

De hecho, Bayrou había decidido someterse al voto de la cámara de diputados con el argumento de que quería que se validara el diagnóstico de la delicada situación de las cuentas públicas y la necesidad de proceder a un recorte del déficit de cerca de 44.000 millones de euros en 2026.

Antes de la votación, Bayrou defendió su gestión advirtiendo de que "la propia supervivencia de Francia está en juego". Incluso alertó de que el déficit —el pasado año duplicó el límite del 3% fijado por Bruselas— y el aumento del gasto dejarán al país en una posición cada vez más vulnerable. "Pueden derribar al Gobierno, pero no borrar la realidad", lanzó a los diputados.

Los partidos de la oposición, lo que incluye a todos los de la izquierda pero también la extrema derecha, habían anunciado que votarían contra Bayrou y han responsabilizado en última instancia a Macron de la situación del país.

El socialista Boris Vallaud explicó su rechazo subrayando que el presidente debe cambiar de rumbo. "Lamentamos no poder confiar en usted", dijo a Bayrou, reclamando a Macron que nombre a un jefe de Gobierno de perfil progresista. Tras la caída del primer ministro, los socialistas dieron un paso más y se ofrecieron públicamente a encabezar un Ejecutivo alternativo: "Estamos preparados".

Desde el bloque conservador, Laurent Wauquiez advirtió sobre los riesgos económicos de la inestabilidad política. "Quienes encuentran divertido este caos harán bien en recordar cuánto veneno inocula en nuestra economía", señaló el líder de Los Republicanos, un apoyo esencial para Bayrou.

El fracaso del Ejecutivo evidencia las dificultades de Macron para gobernar con una Asamblea sin mayorías. Tras las legislativas anticipadas del año pasado, Francia se adentró en una dinámica marcada por la negociación constante y la incapacidad de sellar coaliciones duraderas. El presidente ha descartado por ahora una nueva disolución, pero la presión política y social aumenta.

Las protestas contra los recortes anunciados ya están convocadas para mediados de septiembre, y diversos colectivos llaman en redes sociales a "bloquearlo todo". La posibilidad de que el Elíseo se vea obligado a apoyarse en un primer ministro socialista toma fuerza, aunque esa alianza exigiría grandes concesiones en materia fiscal y social que chocan con la voluntad demostrada por Macron.