Un grupo de ucranianos protestan en el centro de Lviv contra la ley que elimina la independencia de las agencias anticorrupción. Reuters
Zelenski promete restaurar la lucha anticorrupción tras el tirón de orejas de Bruselas y la presión de la calle en Ucrania
El presidente se compromete a presentar un nuevo proyecto de ley que permita trabajar a las agencias anticorrupción "sin interferencia rusa" con el objetivo de recuperar la confianza de la opinión pública y la UE.
Más información: Zelenski debilita la democracia de Ucrania con una ley que favorece a los corruptos y aleja su ingreso en la Unión Europea
Es la primera vez en tres años y medio de guerra que los ucranianos salen a la calle para protestar contra su presidente, Volodímir Zelenski. Fueron decenas de miles de personas las que, por segundo día consecutivo, desafiaron el miedo para expresar su descontento con el Gobierno desde las plazas de Kyiv, Lviv, Dnipró, Odesa y Járkiv. Muchos permanecieron en las calles hasta la medianoche, cuando entra en vigor el toque de queda.
Es la prueba que demuestra que la indignación sobre el proyecto de ley aprobado el martes que, en la práctica, lamina la independencia de las dos agencias anticorrupción más importantes del país, la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO), herencia de la revolución proeuropea del Maidán, cubre todos los rincones del país. Un proyecto de ley que lleva la firma de Zelenski.
Transcurrieron menos de tres horas entre la tramitación exprés del paquete legislativo en el Parlamento y las primeras concentraciones callejeras. Una rapidez que pone de relieve el compromiso de la sociedad ucraniana con las instituciones heredadas del Maidán para fiscalizar a los cargos públicos.
Los ucranianos exhibieron originalidad en sus pancartas. “Tocar el NABU es tabú”. “Los rusos matan, el 1241 remata [en referencia al número del proyecto de ley]”. “Que vuelva Europa”. “La oficina del presidente quiere robar tu futuro”.
Según algunas voces, el jefe de la oficina del presidente, Andriy Yermak, mano derecha de Zelenski, es el muñidor en la sombra de la polémica reforma legislativa que anula la capacidad del NABU y del SAPO para realizar sus investigaciones de forma independiente.
El argumento que esgrimió Zelenski para limitar las atribuciones de los organismos anticorrupción, que dependerán del fiscal general, un cargo que nombra a dedo él mismo, es que están trufados de espías rusos. Una tesis que, desde luego, no convence a nadie. El presidente ucraniano aseguró en la madrugada del miércoles que las agencias seguirán funcionando, pero lo harán “sin influencia rusa”.
La presión de la calle y quizás en mayor medida de la Comisión Europea acabó, sin embargo, haciendo mella en Zelenski. El alud de críticas le forzó a adoptar un compromiso a corto plazo que muchos analistas consideran un brindis al sol para disolver cuanto antes las protestas.
Minutos antes de que comenzaran las concentraciones del miércoles, Zelenski anunció que el Parlamento votará la próxima semana un proyecto de ley redactado por su oficina que servirá para garantizar la independencia de las agencias anticorrupción. Una independencia que, en realidad, ya estaba garantizada antes de las reformas que entraron en vigor el martes.
Nadie conoce el contenido de una proposición que ni siquiera está lista, pero Zelenski asegura que el texto “garantizará la solidez del sistema del Estado de derecho, y no habrá influencia ni interferencia rusa en las actividades de las fuerzas del orden. Y, lo que es muy importante, se establecerán todas las normas para la independencia de las instituciones anticorrupción”.
Los máximos responsables de la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y de la Fiscalía Anticorrupción Especializada (SAPO), que mantuvieron ayer un encuentro con el presidente, dicen estar preparados “para participar en la discusión y elaboración de una solución legislativa que elimine los riesgos jurídicos, cumpla con los estándares del Estado de derecho y proporcione un mayor potencial para garantizar la justicia en Ucrania”.
Dudas
“La decisión puede revertirse preparando una nueva ley que vuelva a cambiar lo que se introdujo, pero es poco probable que eso ocurra”, anticipa en conversación con este periódico Vladyslav Starodubtsev, soldado de las Fuerzas Armadas de Ucrania, historiador y activista político. “El Gobierno hizo todo lo posible por acelerar el proceso y saltarse la fase de diálogo social antes de adoptar la ley, y ahora, para cambiarla, los legisladores tendrían que preparar otra ley y votarla, algo que no quieren hacer”.
“Los portavoces de los principales partidos políticos, así como varios diputados, están haciendo declaraciones sobre el ‘control de los financiadores extranjeros sobre Ucrania’, utilizando una retórica al estilo trumpista u orbanista”, advierte Starodubtsev. “Todo esto viene acompañado del empoderamiento de las élites económicas, un neoliberalismo extremo, la creación de estructuras tipo DOGE, etc.”.
Ruslav Kravchenko, el hombre elegido por Zelenski para convertirse en el fiscal general que tendrá el control absoluto sobre las agencias anticorrupción, aseguró este miércoles que no supo de la existencia del proyecto de ley que le entrega las llaves de dichos organismos hasta que el diputado opositor Yaroslav Zheleznyak, del partido Holos, lo compartió en su canal de Telegram.
Kravchenko asegura que no fue él quien pidió a Zelenski engrosar sus atribuciones. “Nadie me consultó”, deslizó en una rueda de prensa en la que, de paso, se comprometió a hacer caso omiso a las presiones que reciba por parte de las principales autoridades del Estado. No en vano, el nuevo proyecto de ley lo fía todo a la buena voluntad de un cargo que el presidente nombra a dedo.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que intentó hasta el último minuto convencer a Zelenski de que no firmara la ley, “expresó su profunda preocupación por las consecuencias de las enmiendas y pidió explicaciones al Gobierno ucraniano”, según su portavoz, Guillaume Mercier, que recordó que “el respeto al Estado de derecho y la lucha contra la corrupción son elementos fundamentales de la Unión Europea. Como país candidato, se espera que Ucrania cumpla plenamente con estos estándares. No puede haber concesiones”.
La presión sobre Zelenski se aplica desde todos los frentes. También desde las agencias que acaban de perder su independencia. La NABU devolvió el golpe a la oficina del presidente a través de un duro comunicado que, sin mencionarlo, acusaba al viceprimer ministro Oleksiy Chernyshov “de abuso de poder y de recibir beneficios indebidos en cantidades sustanciales para él mismo y terceros”.
Estrecho aliado de Zelenski, Chernyshov se convierte, según recoge la nota de la agencia anticorrupción, en el sexto sospechoso relacionado con “un esquema de corrupción a gran escala en el sector de la construcción que involucra a altos funcionarios del Estado”.
La mancha en el legado del presidente no se borrará con facilidad. “La opinión sobre Zelenski siempre ha sido muy cambiante desde la perspectiva de los ucranianos: fue amado, odiado y luego vuelto a amar. No puedo asegurarlo con certeza, pero probablemente este sea el mayor enfado con Zelenski que he visto desde 2022”, comenta Starodubtsev.
“La mentalidad ha cambiado de forma significativa, ya no se ve una desconexión entre la política y la defensa como antes; la mayoría coincide en que ambas están interrelacionadas y no se puede ignorar una en favor de la otra”, añade el activista ucraniano. “El cambio en la percepción de la población por un lado, y los actos cada vez más abiertamente autoritarios del Gobierno por el otro, coincidieron para generar este enorme descontento con Zelenski”.