Dos soldados de artillería de la 22 Brigada del Ejercito ucraniano esperan junto a su trinchera en el frente de combate de Bakhmut.

Dos soldados de artillería de la 22 Brigada del Ejercito ucraniano esperan junto a su trinchera en el frente de combate de Bakhmut. María Senovilla Bakhmut

Europa

Sin munición en el frente: Ucrania necesita que la ayuda de Europa llegue para frenar el avance ruso

En las posiciones de artillería los soldados no pueden responder al fuego enemigo por falta de proyectiles, a veces disparan un sólo objetivo por día.

4 marzo, 2024 02:00
Bakhmut

Con las tropas rusas a las puertas de Chasiv Yar, el frente de combate de Bakhmut es un hervidero estos días. El Ejército ucraniano ha conseguido expulsar a los grupos de reconocimiento que habían entrado en la pequeña ciudad, pero el grueso de la infantería rusa está apostado a tan sólo un kilómetro, y la artillería de Zelenski no puede trabajar al máximo para contenerla por falta de munición. Si Chasiv Yar cae, el Ejército de Putin se encaminará hacía Kramatorsk y Sloviansk para completar la toma del Donbás.

En las posiciones de combate ucranianas que están desplegadas en los alrededores de Chasiv Yar y en dirección a Bakhmut, han adoptado una estrategia de "defensa activa" para intentar contener a los pequeños grupos de asalto ruso que operan a modo de avanzadilla continuamente. Es la infantería la que les enfrenta de manera directa, pero desde los puestos de artillería deben apoyarlos.

Sin embargo, la falta de munición no les permite dar ese apoyo como deberían. "No vamos a disparar ahora", aclara el comandante de zona de la 22 Brigada que está al mando de la posición donde me encuentro. Aquí trabajan con un cañón autopropulsado 2S1, que permanece inactivo mientras se escucha el impacto de los proyectiles rusos alrededor.

El conductor de un cañón autopropulsado 2S1 ucraniano, desplegado en el frente de Bakhmut, espera en su posición las órdenes para entrar en combate.

El conductor de un cañón autopropulsado 2S1 ucraniano, desplegado en el frente de Bakhmut, espera en su posición las órdenes para entrar en combate. María Senovilla Bakhmut

El comandante, que responde al nombre de combate 'Bastión', me explica por qué permanecemos dentro de la trinchera sin hacer nada: "No tenemos muchas rondas de munición y vamos a esperar a que nuestros drones nos den un buen objetivo, probablemente por la tarde, para disparar".

Atrás quedaron los meses en los que en las posiciones de artillería, como ésta, se devolvía el fuego sin descanso. Había días en los que se disparaban hasta cien rondas en una sola jornada –de día y de noche– y las doradas carcasas de la munición se acumulaban junto a los cañones de una forma casi ostentosa.

Los drones lo ven todo

No sólo la falta de munición está condicionando cada movimiento del Ejército ucraniano en estos momentos: la presencia de drones rusos surcando los cielos se ha multiplicado como nunca se había visto en los más de dos años de guerra que se han cumplido ya. "Ahora lo más importante es tener el mayor cuidado posible para pasar desapercibido y que no nos localice el enemigo. Nos tenemos que mover por la posición lo más rápido posible", continúa Bastión.

Lo cierto es que llegar hasta las trincheras se ha convertido es uno de los momentos críticos. Los coches se quedan lo suficientemente alejados como para que no desvele dónde están las posiciones, y hay que atravesar prácticamente corriendo trechos de uno y dos kilómetros cargados con las provisiones, municiones y cualquier otra cosa que necesiten. Cuando los caminos, en zona boscosa, están cubiertos de nieve o hielo aún es más duro. Y todo eso hay que hacerlo mirando al cielo para asegurarse de que no te detecta un dron.

Bastión, comandante de zona de la 22 Brigada, y Sasha, comandante de arma de una posición de artillería, esperan en la trinchera a que envíen coordenadas para disparar.

Bastión, comandante de zona de la 22 Brigada, y Sasha, comandante de arma de una posición de artillería, esperan en la trinchera a que envíen coordenadas para disparar. María Senovilla Bakhmut

"Hay muchísimos más drones que en verano, y además drones de todo tipo: de reconocimiento y drones kamikaze también. Es un infierno", añade Sasha, el comandante de arma. "Te obliga incluso a dejar de disparar en el caso de que detectemos uno, para no descubrir la posición. Te condiciona todo el tiempo", apostilla.

Sasha no era militar antes de la invasión, como cientos de miles de ucranianos que ahora están luchando en el frente. Él era maquinista del ferrocarril. Cuando empezó la guerra, llevó a su familia hasta la frontera y se alistó. Hoy su mujer y su hijo viven en España, en la localidad de Cerceda (Madrid).

"En todas las posiciones tenemos ahora hombres que no habían estado en el Ejército antes de 2022, que no han pasado por las academias militares y que sólo conocían la vida civil –interviene el comandante Bastión–, pero si una persona realmente quiere, se pueden adquirir habilidades militares rápidamente. Estos hombres -señala a los cuatro tripulantes del cañón- hoy son artilleros profesionales".

"Estamos protegiendo a nuestras familias, eso es lo que nos motiva", prosigue Sasha. "Sabemos que si levantamos las manos y nos rendimos, el Ejército ruso no se detendrá: lo que pasó en Bucha o en Irpin se repetirá en más ciudades. Después de dos años estamos cansados, nos gustaría descansar, pero todos entendemos por qué estamos luchando. Por nuestras familias".

Objetivo Kramatorsk

Con el avance del frente de combate desde Bakhmut, Chasiv Yar se ha convertido en la nueva línea de contacto entre ambos ejércitos y la ciudad de Kostiantinivka pasa a ser el último dique que contención antes de llegar al eje Kramatorsk-Slovianks. Son las dos ciudades más importantes que quedan en el trozo de Donetsk que aún controla el Gobierno de Kiev.

Esta parte del frente es, además, la que está concentrando ahora las ofensivas rusas más intensas, junto con los alrededores de Avdiivka –que cayó hace dos semanas–. Entre ambos puntos –Avdiivka y Chasiv Yar– quedan un puñado de ciudades donde cada vez es más difícil vivir debido al incremento de los bombardeos.

Los tripulantes de un cañón autopropulsado ucraniano 2S1 desplegado en el frente de Bakhmut preparan la pieza para entrar en combate.

Los tripulantes de un cañón autopropulsado ucraniano 2S1 desplegado en el frente de Bakhmut preparan la pieza para entrar en combate. María Senovilla Bakhmut

Sólo en Kostiantinivka, el Kremlin ha bombardeado la estación de tren –que ardió entera hasta los cimientos–, un hospital, una comisaría de Policía y parte de la zona industrial en menos de una semana. El ritmo al que avanza ahora la ofensiva rusa, la manera de "ablandar" las ciudades de la retaguardia y la acumulación de tropas y armamento pesado hacen pensar que, si toman Chasiv Yar, no se van a detener en su avance hacia Kramatorsk y Sloviansk.

En estas ciudades viven actualmente muchos ucranianos que huyeron de los territorios que fueron ocupados más al sur, y que pueden verse avocados a volver a huir hacia el centro o el oeste del país. Y aunque el Ejército ucraniano está haciendo un esfuerzo para adaptar la estrategia a la escasez de recursos que sufre, la superioridad numérica y armamentística rusa es imposible de vencer sin la ayuda militar de Occidente.

Si esta ayuda llega tarde y Rusia ocupa el resto del Donbás, además de darle un bocado más al territorio ucraniano –del que ya han ocupado casi una quinta parte, que casualmente es la que acumula más riquezas naturales e industria, así como la central nuclear más grande de Europa–, provocaría una nueva remesa de refugiados y desplazados internos que dependen cada vez más de la ayuda humanitaria para sobrevivir.