Pedro Sánchez y Charles Michel, durante una rueda de prensa conjunta

Pedro Sánchez y Charles Michel, durante una rueda de prensa conjunta Unión Europea

Europa

Sánchez gana 6 meses para optar al Consejo Europeo al anunciar Charles Michel que no irá a la Eurocámara

La retractación de Michel llevará a otoño el proceso de elección, menguando las posibilidades de Sánchez, pero dándole tiempo para aprobar los PGE y la amnistía.

27 enero, 2024 02:03

Charles Michel daba la sorpresa en la tarde del viernes. El presidente del Consejo Europeo anunciaba que no se presentará a las elecciones europeas de junio, retractándose de sus palabras de inicios de mes. Tras las críticas y "ataques personales" recibidos en las últimas semanas, ha decidido agotar el mandato y aguantar hasta el 30 de noviembre como representante de los líderes nacionales de la Unión.

Por tanto, uno de los asientos europeos más jugosos que estaba en disputa en el futuro inmediato seguirá ocupado en el corto plazo. Y Pedro Sánchez, uno de los nombres que habitualmente se mencionan para el puesto, puede beneficiarse del retraso en lo que respecta a sus planes en la política interna. Sin embargo, el presidente español tendrá más complicada la elección en noviembre que si se hubiera producido en junio debido al juego de equilibrios de la política europea.

"Si él lo quiere, sale", aseguraban a este periódico altos cargos europeos hace apenas unos días, antes del anuncio de Michel de aguantar hasta noviembre. Todo apuntaba a que los astros se habían alineado para Pedro Sánchez: toca un presidente de los países sureños tras el líder belga, uno más cercano a la izquierda después del liberal, uno de alguno de los grandes estados de la Unión que no esté al mando de ninguna gran institución. Pero el cambio de fecha lo ha modificado todo.

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Si Michel se iba en julio, como había anunciado, y el Consejo Europeo no hubiese anunciado un sucesor previamente, el cargo recaería en Víktor Orban al ostentar Hungría la presidencia de turno del Consejo durante el segundo semestre de este año. Parecía imposible que los líderes nacionales estuviesen dispuestos a que asumiese un puesto tan relevante el mismo que ha sido cuestionado reiteradamente por las instituciones comunitarias por saltarse el Estado de derecho.

Para evitar una presidencia de Orban, el Consejo Europeo debía designar a un nuevo líder antes de finales de junio. Para entonces, el asiento se convertiría en una pieza de una partida de ajedrez más amplia: las elecciones a la Eurocámara estarían a punto de celebrarse o incluso ya celebradas, por lo que comenzarían las negociaciones sobre quién ostenta puestos tan relevantes como la presidencia del propio Parlamento, el puesto de Alto Representante, la dirección del BCE y, sobre todo, la presidencia de la Comisión Europea.

La máxima mandataria del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, está decidida a repetir en el puesto otros cinco años, pese a un lustro en el que su liderazgo ha recibido numerosas críticas y en el que ha tenido que lidiar con la gestión de una pandemia y de los efectos de una guerra en el continente. Independientemente de su voluntad, sí parece claro que será el Partido Popular Europeo (PPE), del que ella forma parte, quien gane los comicios de junio.

El previsible triunfo del PPE y el reparto de los principales puestos de poder de la Unión Europea a partir de junio hará que se llegue a noviembre sin que los socialistas europeos (PSE) tengan verdaderas bazas negociadoras para hacerse con el asiento que dejará vacante Charles Michel. De haber concurrido el belga a los comicios, cabía esperar un veto cruzado entre socialistas y populares que daría como resultado la continuidad de Von der Leyen en la Comisión y el posible ascenso de un socialista -Pedro Sánchez, en esta hipótesis- al Consejo Europeo.

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En noviembre, sin las urgencias derivadas de que Orban asuma el cargo, a los populares les será más sencillo vetar otras candidaturas. Actualmente, sólo seis gobiernos europeos son de izquierda o centro-izquierda, con otros tres con una gran coalición al frente. Cabe recordar que la presidencia del Consejo Europeo se elige por los jefes de Estado o de Gobierno de cada uno de los 27 miembros de la UE. Se precisa una mayoría cualificada que represente al 55% de los Estados y al 65% de la población.

Las claves en política interna

Pero no pintan sólo bastos para Sánchez por el 'arrepentimiento' de Michel. Si quiere postularse al cargo, el retraso de la elección le vendrá bien a nivel de política interna, para dejar cerrados o enfocados los principales proyectos de su tercer mandato.

Para entonces, desde Moncloa esperan tener aprobados los Presupuestos Generales para 2024, que no se elaboraron en otoño, como es habitual, por la celebración de las elecciones generales en verano y la tardanza en la formación de Gobierno. El Ejecutivo anunció, de hecho, el inicio de la elaboración de las Cuentas a finales de noviembre.

A ello se suma la aprobación de la ley de amnistía, que se votará en el Congreso de los Diputados el próximo martes. Si logra la mayoría absoluta en la Cámara Baja, necesaria por tratarse de una ley orgánica, será remitida al Senado. Aunque el PP tiene previsto posponer lo más posible la votación en la cámara territorial, donde cuenta con mayoría, no podrá dilatarse más de dos meses. Tras la previsible negativa de la Cámara Baja, la proposición de ley volverá al Congreso para buscar su aprobación definitiva. Los plazos invitan a pensar que en abril podrá estar la ley publicada en el BOE.

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Esta concesión al independentismo catalán, junto al resto de puntos acordados con Junts, ERC, PNV, Bildu y los demás partidos que apoyan al actual Ejecutivo en las Cortes, debería servir al PSOE para asegurarse unos meses sin demasiados sobresaltos. Aunque todos los citados hayan dado buena muestra en el pasado de que un pacto puntual no asegura nada a futuro cuando se han embolsado el botín. Rajoy lo sabe bien.

Así, Sánchez llegaría al verano con una cierta tranquilidad numérica en el Congreso, con dos elecciones autonómicas de resultado aún por descubrir y unas terceras, las de Cataluña, acercándose en el calendario cada vez más. Esto incentivará las disputas entre Junts y ERC, que procurarán alzarse con el título de ser quienes más han hecho claudicar a Sánchez.

Para entonces, el jefe del Ejecutivo podría tener la cabeza más puesta en Bruselas que en Madrid. Pilar Alegría, María Jesús Montero o incluso Salvador Illa son algunos de los nombres que más suenan para suceder a Sánchez en Moncloa si este logra ser el 'presidente de los presidentes europeos'. Cómo el PSOE pague entonces en las urnas la aprobación de la amnistía sería algo que Sánchez se libraría de gestionar.