Un modelo de bomba petrolera y barriles frente a las banderas de Rusia e India.

Un modelo de bomba petrolera y barriles frente a las banderas de Rusia e India. Dado Ruvic Reuters

Asia

China aprovecha el castigo de Trump a las importaciones de petróleo de la India y se queda con el crudo ruso más barato

En medio de su ofensiva diplomática para forzar un fin negociado de la guerra en Ucrania, el presidente estadounidense ha decidido duplicar los gravámenes a las importaciones indias como castigo por sus compras de crudo ruso.

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Las refinerías chinas han intensificado en agosto sus compras de petróleo ruso, aprovechando los cargamentos con descuento que India ha dejado de adquirir tras el endurecimiento de los aranceles de EEUU.

La jugada revela la forma en que la política exterior de Donald Trump está reconfigurando las rutas globales de energía y generando tensiones entre las dos mayores economías emergentes de Asia.

Hasta ahora, China solía abastecerse sobre todo de crudo ruso procedente del Extremo Oriente, pero en las últimas semanas ha duplicado su apetito por el Urals, la referencia que se carga en los puertos del Báltico y el mar Negro, según cuenta Bloomberg.

Según datos de Kpler, Pekín ha recibido cerca de 75.000 barriles diarios de esta variedad en agosto, casi el doble de la media anual.

En contraste, las importaciones indias se han desplomado hasta los 400.000 barriles al día, frente a los 1,18 millones habituales.

Castigo de Washington

El giro responde directamente a la estrategia de Trump. En medio de su ofensiva diplomática para forzar un fin negociado de la guerra en Ucrania, el presidente estadounidense ha decidido duplicar los gravámenes a las importaciones indias como castigo por sus compras de crudo ruso.

Sin embargo, en el caso de China, Washington ha optado por la contención: la Casa Blanca mantiene una tregua comercial con Pekín y ha suspendido nuevas sanciones para no dañar su propia economía.

La diferencia de trato ha creado una ventana de oportunidad para las refinerías chinas. El propio Trump admitió el pasado viernes que no incrementará las tarifas a China por sus compras de crudo ruso, citando “avances” en su interlocución con Vladímir Putin.

Mientras tanto, su asesor comercial, Peter Navarro, acusaba a India de actuar de manera “oportunista y corrosiva” para el esfuerzo occidental en Ucrania.

“Trump no hace movimientos que sabe que no puede sostener”, resumió Mukesh Sahdev, responsable de mercados de materias primas en Rystad Energy. Y añadió: “Con India ha logrado presionar y obtener un impacto. Con China, probablemente no pueda”.

Refinerías chinas

Según los analistas, las compañías chinas han cerrado ya entre 10 y 15 cargamentos del Urals para entrega en octubre y noviembre, mucho más de lo habitual.

“Si los precios se mantienen atractivos, no sería extraño ver más compras para noviembre”, señaló Muyu Xu, experta de Kpler.

El interés chino ha hecho que el Urals ya no se ofrezca con fuertes descuentos: actualmente cotiza incluso con una prima de un dólar sobre el Brent, reflejo del apetito de Pekín.

De hecho, al menos dos superpetroleros -el Georgy Maslov y el Zenith- con un millón de barriles cada uno están a la espera frente a la costa china, cerca del complejo industrial de Zhejiang y de depósitos estratégicos de crudo.

Mientras tanto, las refinerías indias permanecen expectantes. Han recibido ofertas, pero no se han decidido a comprar en un contexto de mayor presión arancelaria y riesgo político.

El excedente de barriles rusos solo puede absorberlo China mediante almacenamiento”, advirtió Sahdev.

Si China dejara de comprar, Moscú tendría que volver a rebajar precios para encontrar nuevos clientes”.

Geopolítica del crudo

El reacomodo de los flujos de petróleo ruso muestra cómo la Casa Blanca de Trump está usando la política comercial como un arma en su pulso internacional.

Castiga a India, hasta ahora uno de los principales compradores del Urals, mientras concede aire a China, cuya cooperación resulta imprescindible en cualquier negociación con Moscú.

La consecuencia inmediata es que Pekín fortalece su papel como cliente indispensable para Rusia, asegurando suministros energéticos a precios ventajosos en un contexto de incertidumbre global.

Para Nueva Delhi, en cambio, la estrategia trumpista supone una presión añadida sobre su economía y un recordatorio de su dependencia de Washington en pleno deterioro de la relación bilateral.

El tablero energético se convierte así en un reflejo de la pugna por Ucrania: Trump utiliza el petróleo como moneda de cambio, Moscú encuentra refugio en la demanda china y la India se ve forzada a recalibrar su posición en un juego de equilibrios cada vez más complejo.