Kim Jong-un, líder de Corea del Norte.

Kim Jong-un, líder de Corea del Norte. Reuters

Asia

Los vaqueros, las películas y la jerga: Kim Jong-Un, en guerra contra la influencia extranjera

El régimen coreano ha aprobado una polémica ley que incluye penas de cárcel para quienes consuman productos audiovisuales extranjeros.

7 junio, 2021 15:06

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Corea del Norte ha aprobado una polémica ley que busca erradicar cualquier tipo de influencia extranjera, castigando duramente cualquiera que sea sorprendido viendo películas, vistiendo ropa o incluso utilizando jergas extranjeras. 

Cualquiera que esté en posesión de una gran cantidad material audiovisual de Corea del Sur, Estados Unidos o Japón ahora se enfrenta a la pena de muerte. Aquellos que sean sorprendidos asistiendo a películas extranjeras se enfrentan al ingreso en un campo de prisioneros durante 15 años. El objetivo de Kim Jong-Un es evitar que la información externa llegue a la gente de Corea del Norte, a medida que la vida en el país se vuelve cada vez más difícil, y reprimir lo que el régimen describe como "pensamiento reaccionario".

Y no se trata solo de lo que ve la gente. Recientemente, Kim Jong-Un escribió una carta en los medios estatales pidiendo a la Liga Juvenil del país que tome medidas enérgicas contra el "comportamiento desagradable, individualista y antisocialista" de los jóvenes. Quiere acabar con la utilización de expresiones extranjeras, los peinados y la ropa que describió como "venenos peligrosos".

The Daily NK, una publicación online en Seúl, citando fuentes de Corea del Norte, informó de que tres adolescentes habían sido enviados a un campamento de reeducación por cortarse el pelo como ídolos del K-pop y doblarse los pantalones por encima de los tobillos.

Mientras las condiciones de vida en Corea del Norte se endurecen, Kim Jong-Un quiere asegurarse de que sus ciudadanos sigan consumiendo la propaganda cuidadosamente elaborada del estado, sin lugar a otra perspectiva. 

El país ha estado más aislado del mundo exterior que nunca después de sellar su frontera el año pasado en respuesta a la pandemia. Los suministros y el comercio de la vecina China casi se paralizaron. Aunque algunos suministros están comenzando a llegar, las importaciones aún son limitadas.

Este aislamiento autoimpuesto ha exacerbado una economía ya fracasada y en la que el dinero se canaliza hacia las ambiciones nucleares del régimen. A principios de este año, el propio Kim Jong-Un admitió que su pueblo se enfrentaba a "la peor situación que tenemos que superar".

Pese a la voluntad de control por parte del Gobierno, leyes anteriores parecidas demostraron el ingenio de la gente para circular y ver películas extranjeras que generalmente se pasan de contrabando en memorias USB a través de la frontera desde China.