Nathaniel Raymond, investigador estadounidense de derechos humanos.
Nathaniel Raymond, el hombre que busca a 35.000 niños secuestrados por Putin para traerlos de vuelta a Ucrania
Este investigador de Yale capitanea el programa más exitoso que existe para localizar a los niños ucranianos robados por Rusia. Ahora busca fondos a contrarreloj para seguir haciéndolo. La Casa Blanca ordenó retirárselos.
"Lidiamos con el mayor secuestro de niños desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora mismo somos la punta de lanza y nuestro futuro es incierto".
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Lo primero que tienes que saber es que la invasión rusa de Ucrania no consiste sólo en el bombardeo de escuelas de primaria y de estaciones de tren. De plazas de juego y de bloques residenciales. De presas de agua y de maternidades. No todo el mundo lo sabe. Pero la Federación Rusa secuestra niños. Niños y niñas entre los dos y los 17 años. A miles. Los sacan de los orfanatos. Los roban a sus familias. Utilizan aviones de la Fuerza Aérea para deportarlos. Los reparten aquí y allá por toda Rusia.
Les dicen: "Tu papá no te quiere".
Les dicen: "Tu mamá te ha abandonado".
Los rusos separan a los hermanos. Por sistema. Los dan en adopción por separado y sus nuevos padres los registran con nacionalidad rusa. Pocos aparecen en sus bases de datos. A la mayoría los ocultan. Les enseñan un nuevo himno. Les enseñan a plantarse ante una nueva bandera. Los adoctrinan para que amen a su nueva patria. Y a los más mayores los instruyen militarmente hablando para que luchen por Rusia en los pueblos ucranianos de los que fueron arrancados.
No todo el mundo lo recuerda. Pero la gran cuenta pendiente que tienen Vladímir Putin —y su comisionada para los Derechos Infantiles, Maria Lvova-Belova— con la Corte Penal Internacional es por el secuestro de niños.
Lo segundo que tienes que saber es que Nathaniel Raymond (Estados Unidos, 1977) es el director ejecutivo del Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale. Capitanea un equipo que rastrea a los niños deportados con los medios más sofisticados que puedas imaginar. Documenta los crímenes de guerra de los invasores rusos para el día en que los secuestradores sean juzgados. Colabora con las autoridades y las organizaciones especializadas de Ucrania para facilitar información que, en tantas ocasiones, es el comienzo de una operación de rescate particularmente complicada y arriesgada.
692 niños secuestrados de al menos 35.000 han vuelto a casa. Ninguno a voluntad de Rusia.
Svitlana Riabtseva abraza a sus hijos Angelina, de 10 años, y Oleksandr, de 9, tras su regreso. Reuters
Lo tercero que tienes que saber es que el presidente Donald Trump retiró los fondos al programa de Yale. Unos cinco millones de dólares al año.
Raymond y su equipo cuentan con dinero para operar hasta el lunes. Puede que unas semanas más con lo que han recaudado por su cuenta —puedes donar aquí—. Raymond bromea con que parece un poli de película. "Puedes escribir esto en tu artículo". Cada mañana sale adelante con un café y un donut. Pero Raymond no necesita de su instinto de poli de película para comprender las razones del presidente de su país para tapar las huellas de los crímenes de Putin. Ni de los europeos para no soltar los billetes tras abrir la cartera.
¿Qué ocurre si la cuenta se queda a cero?
Las consecuencias son bastante simples. Si dejamos de operar, o si nuestra capacidad se reduce significativamente, Ucrania no tendrá el apoyo de inteligencia necesario para identificar dónde están los niños, sus nombres [en Rusia], y traerlos de vuelta. Lidiamos con el mayor secuestro de niños desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora mismo somos la punta de lanza y nuestro futuro es incierto. Nadie tiene las capacidades para reemplazar lo que hacemos.
¿Cómo es posible?
Porque no hay dinero para reemplazarlo. La Unión Europea emitió una resolución diciendo que Europa debería financiarnos, pero ese dinero no llega. Europa es lenta y todo el mundo allí está de vacaciones de verano, mientras nosotros intentamos, con apenas unas pocas docenas de personas, rastrear a 35.000 niños robados con casi ningún apoyo.
¿Qué hace que su trabajo sea indispensable?
Hay cuatro cosas que hacemos que son únicas. Primero, somos capaces de utilizar satélites y realizar detección remota, identificando rutas logísticas y ubicaciones de los PAMP [Puntos de Acogida de Menores Perdidos]. Segundo, hemos accedido con éxito a las bases de datos nacionales de adopción rusas sin ser detectados. Ningún otro equipo ha logrado identificar tantos niños ocultos como si fueran huérfanos rusos dentro de esa base de datos. Tercero, recogemos otros tipos de datos únicos relacionados con la cadena de mando, la logística y los lugares donde están retenidos. Cuarto, podemos movernos más rápido que cualquier otro grupo.
"Han detenido cualquier flujo de dinero que pueda percibirse como una forma de responsabilizar a Putin"
¿Incluso dentro de la sociedad civil ucraniana?
Sí, y hasta ahora no se ha demostrado que exista nadie como reemplazo. Y el hecho es que el tiempo es esencial porque están moviendo a los niños constantemente. Y necesitamos proporcionar esos datos a los ucranianos para que los tengan a su disposición en las negociaciones para la recuperación de los niños.
¿Le importa esto a alguien en Washington?
¡Los congresistas republicanos están indignados! Hay una carta bipartidista, firmada por demócratas y republicanos, y hay un esfuerzo republicano para aprobar una resolución en el Senado, liderada por los senadores Grassley, Wicker y Ernst, para hacer que la devolución de los niños sea un requisito en cualquier negociación para el fin de la guerra. Por no hablar de la comunidad evangélica nacional en Estados Unidos, incluido el Consejo Nacional de Evangélicos. Nos están apoyando. Y tienen muy claro que este trabajo debe continuar y que los niños deben volver a casa. Así que, para los republicanos en el Congreso y para la base republicana, es una cuestión urgente.
No así para la Casa Blanca.
La conclusión lógica es que han detenido cualquier flujo de dinero que pueda percibirse como una forma de responsabilizar a Putin por los crímenes presuntamente cometidos. Y esa es una decisión de la Casa Blanca, no del Congreso. El Congreso nos apoya plenamente, de forma bipartidista, para que sigamos adelante.
De acuerdo, pero no ejerce suficiente presión sobre la Casa Blanca como para cambiar el rumbo de las cosas.
Todavía no, pero el punto es que están desalineados con su propio partido en este tema.
Y esto le frustra.
Es doloroso, pero el pánico no es una estrategia. Tenemos que seguir adelante porque los niños nos necesitan.
¿Cómo funciona la coordinación con los ucranianos?
La coordinación es muy, muy sólida. Estamos trabajando con ellos tanto a nivel gubernamental como no gubernamental. La demanda de nuestra ayuda nunca ha sido más clara. Y personalmente el estado de ánimo del equipo es que debemos continuar. Yo suelo citar una frase de la película El día más largo, sobre la invasión de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Cuando están atrapados en la playa, Robert Mitchum dice: "Hay dos tipos de personas en esta playa: los que están muertos y los que van a morir". Tenemos que salir de la playa.
Fracasar no es una opción.
Fracasar no es una opción.
Bien. ¿Y qué les dicen los ucranianos?
Los ucranianos tienen un mensaje para nosotros: mantened la línea.
¿Mantened la línea?
Mantened la línea. Así que nosotros les hemos dicho que mantendremos la línea hasta que no quede nadie para hacerlo.
Y los europeos, afirma, están de vacaciones.
Es lo que parece. No hemos visto el dinero. No hemos visto el liderazgo. Y estamos buscando ambas cosas. Pero lo digo con cariño hacia nuestros aliados en la comunidad europea. Ahora es el momento de la determinación, la organización, la coordinación y la rapidez. Puede resultar incómodo lo que voy a decirle...
Dígalo.
Nosotros estamos saliendo de la playa. Pero los europeos también tienen que salir de la playa y volver al trabajo. Somos estadounidenses. Nosotros no nos tomamos vacaciones en verano, seguimos trabajando duro. Tienen que seguir nuestro ejemplo. Cuando tu casa está en llamas, no esperas a que venga otro a apagarlas. Coges un cubo y buscas agua.
"Si vamos a escribir comunicados de prensa y a organizar conferencias, estupendo. Pero eso no sustituye a la acción"
Es una buena imagen.
Ahora mismo somos un cuerpo de bomberos que ha tenido que dejar atrás su camión. Estamos intentando conseguir otro para volver al incendio mientras los europeos envían notas de prensa deseándonos suerte. Pero no vemos que nos estén buscando un camión.
¿Lo ha notado? El secuestro de niños no es el tema más comentado en la prensa de España, Francia o Italia.
Lo he notado, y le diré algo más. Donde he notado lo contrario es en los países bálticos. Están completamente centrados en esta historia porque para ellos no es algo hipotético. A ellos ya les pasó: sus hijos fueron secuestrados en los años cuarenta, y temen que vuelva a pasar. Así que en Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia no es una cuestión teórica. Creo que en Italia, Francia y España se ve como una cosa más dentro de una guerra en curso. No lo ven como lo ven los bálticos o los escandinavos, que lo entienden como un anticipo de lo que puede venir. Me recuerda mucho a la película Casablanca, cuando Laszlo dice: "Tocad La Marsellesa". Es el momento de tocar La Marsellesa. Si vamos a escribir comunicados de prensa, a organizar conferencias y a decir lo que es correcto, estupendo. Pero eso no sustituye a la acción.
¿Qué mensajes le gustaría que nuestros lectores recibieran?
Uno: Frederick Douglass dijo, en referencia a la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, una frase muy famosa: "El poder no concede nada si no se le exige". Es hora de que la gente haga oír su voz y exija. Dos: la única forma de entender este problema es preguntarse: ¿y si fueran mis hijos? Si fueran tus hijos, y el FBI o la policía estuviera suplicando dinero para poder rescatarlos, ¿qué estarías haciendo tú ahora mismo? Estarías moviendo cielo y tierra para traerlos de vuelta. Pues para las familias en Ucrania esto no es una hipótesis, son sus hijos. Quieren que vuelvan a casa, y quieren que el FBI —en este caso, el departamento de epidemiología de Yale— vuelva al trabajo para encontrarlos. Eso es todo lo que sus lectores necesitan saber. ¿Y si fueran tus hijos?