El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla sosteniendo la Espada del Perú. Efe
EEUU acumula en el Caribe más misiles contra la Venezuela de Maduro de los que utilizó para derrocar el régimen de Gadafi
En 2011, durante la campaña de bombardeos que derrocó al dictador libio, Estados Unidos empleó 150 misiles Tomahawk. Varias decenas menos de los que ya acumula en las aguas del Caribe.
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¿Atacará o no atacará Estados Unidos a Venezuela? Esa es la pregunta que lleva todo el fin de semana rondando la mente de los expertos en cuestiones geopolíticas. A falta de una confirmación o del pertinente desmentido, lo que se puede hacer para intentar aventurar en qué dirección soplará el viento durante los próximos días, o semanas, es asomarse al despliegue que ha ido efectuando desde agosto Estados Unidos en el Caribe y compararlo con otros despliegues anteriores que sí desembocaron en ofensivas militares.
Hoy por hoy Washington cuenta en esas aguas con un portaaviones –el USS Gerald R. Ford–, un buque de asalto anfibio –el USS Iwo Jima–, seis destructores, dos cruceros, un submarino nuclear y varios buques de apoyo. Además, el Pentágono ha enviado una quincena de cazas F-35 a sus bases en Puerto Rico, bombarderos B-52, un sinfín de drones y 186 misiles de crucero de la clase Tomahawk; 36 más de los que utilizó durante la campaña militar que llevó a cabo en 2011 para derrocar al líder libio Muamar el Gadafi, según datos obtenidos por Semafor.
Es decir: ahora mismo lo que hay frente a Venezuela se parece más a lo que se empleó durante la Guerra del Golfo de 1991 que a lo que se utilizó durante la campaña de hace unos años contra el ISIS.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, besa una bandera durante una movilización este lunes, en Caracas. Efe
Además de todo lo anterior, Estados Unidos también ha desplegado a unos 20.000 militares en el Caribe, incluyendo grupos de operaciones especiales. Una pequeña parte de todo el personal que tiene en activo la primera potencia del mundo (1,3 millones de personas sin contar reservistas o Guardia Nacional).
Enfrente, según un académico del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos llamado Evan Ellis, las fuerzas armadas venezolanas apenas rozarían los 100.000 soldados profesionales. No superarían esa cifra ni sumando los efectivos que componen la Guardia Nacional –23.000 uniformados– ni, tampoco, los 15.000 infantes de marina.
"El desequilibrio en la potencia de fuego militar es innegable", explica Ellis. "La escasa cantidad de armas antiaéreas portátiles Igla-S con las que cuenta Maduro podría destruir un puñado de helicópteros estadounidenses, pero es probable que pocos estén en condiciones de funcionar, e incluso estos podrían no estar en manos de quienes sepan cómo utilizarlos".
"Semejante fuerza militar tiene la capacidad de enfrentarse a casi cualquier país del mundo", señala por su parte el analista geopolítico Michael Shurkin en alusión a lo que ha desplegado Estados Unidos en el Caribe. "Y mucho más si lo que hay delante es una potencia militar de tercera categoría como Venezuela".
La llamada
Las tensiones entre Washington y Caracas alcanzaron un nuevo nivel hace pocos días. Fue tras una llamada telefónica a tres bandas –Donald Trump, su secretario de Estado Marco Rubio y el propio Nicolás Maduro– organizada por Brasil, Catar y Turquía con el fin de acercar posturas. Ocurrió todo lo contrario.
Según el Miami Herald, uno de los principales periódicos de Florida y el medio que ha aireado los detalles de la conversación, durante la misma Maduro quiso negociar su salida del poder.
Primero exigiendo "una amnistía global por cualquier delito que él y su grupo pudieran haber cometido" y después, al ver que Trump y Rubio decían que no, accediendo a celebrar elecciones libres con la condición de que, independientemente del resultado, las fuerzas armadas venezolanas quedaran bajo su control.
Trump y Rubio volvieron a negarse, pero sí ofrecieron garantizar "un traslado seguro para él, su esposa Cilia Flores y su hijo" si aceptaba renunciar de inmediato al poder y abandonar el país latinoamericano. Entonces fue Maduro quien contestó que no.
Pocos días después de aquella llamada, que terminó de forma brusca, Trump salió públicamente a decir que el espacio aéreo venezolano debía considerarse "totalmente cerrado". Tras leer eso, Maduro intentó hablar con él, pero el presidente norteamericano, explica el Herald, rechazó ponerse al teléfono.
La agencia Reuters ha ofrecido algún detalle más sobre la llamada, que duró unos 15 minutos. Maduro habría reclamado la retirada de las sanciones estadounidenses que pesan sobre él, su familia y un centenar de miembros del Gobierno venezolano, la mayoría acusados de incumplir los derechos humanos, tráfico de drogas o corrupción.
Según la citada agencia, la decisión de Trump de cerrar el espacio aéreo venezolano respondería al fin de un ultimátum que dio a Maduro para renunciar al poder. Dos fuentes conocedoras del contenido de la reunión aseguran que el líder chavista propuso a su homólogo un Gobierno interino liderado por Delcy Rodríguez previo paso a la convocatoria de unas nuevas elecciones.
El Cartel de los Soles
Llegados a este punto cabe recordar que oficialmente, según la Casa Blanca, el despliegue militar estadounidense en el Caribe tiene un solo fin: combatir el narcotráfico. Es decir: eliminar a las organizaciones criminales que envían droga a Estados Unidos a través de Venezuela.
Sin embargo, según la Casa Blanca el entramado criminal venezolano cuenta con un protagonista principal: el Cartel de los Soles. Una denominación bastante abstracta que abarcaría, supuestamente, a toda una serie de altos mandos de las fuerzas armadas venezolanas dedicados a mover grandes cantidades de droga y vinculados, según Washington, al círculo de Maduro. De hecho, el Departamento de Estado ofrece 50 millones de dólares por la captura del líder venezolano y Trump le ha llamado recientemente "el mayor narcotraficante del mundo".
Resumiendo: según la lógica presentada por la Casa Blanca luchar contra el narcotráfico y guerrear contra el régimen de Nicolás Maduro es lo mismo.
"Maduro es un dictador despiadado y el pueblo venezolano votó decisivamente en su contra", comentaba este mismo lunes otro analista geopolítico de prestigio: Ian Bremmer. "Nada de eso está en duda, pero si Trump decide unilateralmente un cambio de régimen Estados Unidos será el responsable del resultado".
De momento, la campaña militar estadounidense se ha centrado en 'interceptar' –ergo volar por los aires– lanchas que estarían transportando droga desde la costa venezolana a otros territorios caribeños para, desde ahí, proceder a su distribución. Dichos ataques se han cobrado ya unos 80 muertos mientras los especialistas en derecho internacional claman contra semejante modus operandi.
Y ahora… ¿cuáles son los próximos pasos a seguir? Por lo pronto Trump se ha reunido este lunes con Rubio y con Pete Hegseth, el jefe del Pentágono, para discutir la hoja de ruta. Habrá noticias pronto, pues.