Paola Bautista de Alemán, vicepresidenta de formación de Primero de Justicia.
Paola Bautista, asesora de María Corina Machado: "El premio es un golpe moral sin precedentes para el régimen de Maduro"
La mano derecha de la líder opositora venezolana celebra el Nobel de la Paz como una bandera de legitimidad para el presidente electo, Edmundo González Urrutia, que aún espera el reconocimiento oficial de la comunidad internacional.
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"Es un reconocimiento a su entrega y a la de todo el país. Todo el equipo rebosa esperanza. Este premio no es solo para María Corina, es para Venezuela". Con voz firme, pero emocionada, Paola Bautista de Alemán, una figura cercana a María Corina Machado, celebra el Premio Nobel de la Paz 2025, concedido a la líder opositora venezolana.
La vicepresidenta de formación y programas de Primero Justicia nos habla desde fuera del país, ya que tiene una orden de captura y se vio obligada a abandonar Venezuela hace meses. Bautista conversa con EL ESPAÑOL desde Estados Unidos con la serenidad de quien ha aprendido a resistir incluso en la oscuridad.
"Este Nobel es un golpe moral sin precedentes para el régimen de Maduro", asegura. "Después de años de persecución, cárcel y exilio, el mundo finalmente reconoce la verdad: que la lucha de María Corina es la lucha de todo un pueblo por la libertad".
"El país vuelve a levantar la cabeza"
Para Bautista, el galardón tiene un impacto que trasciende la política. "Es un empoderamiento moral de nuestra causa", afirma. "Por primera vez en mucho tiempo, el país vuelve a levantar la cabeza. La gente siente que no está sola, que lo que ha sufrido ha valido la pena".
El Nobel de la Paz se convierte así en una bandera de legitimidad para la oposición venezolana y para Edmundo González Urrutia, el presidente electo, que aún espera el reconocimiento oficial de la comunidad internacional. "El mensaje es claro: el mundo no cree al régimen. Y Venezuela, por fin, vuelve a ser escuchada".
Fe, símbolos y señales: los santos venezolanos
El reconocimiento llega en un momento profundamente simbólico: la canonización de los dos primeros santos venezolanos, prevista para la próxima semana.
"Venezuela es un país profundamente católico", recuerda Bautista. "La coincidencia no puede ser más poderosa. Justo ahora que el Nobel ilumina nuestra causa, la Iglesia canoniza a San José Gregorio Hernández y a Santa Carmen Rendiles. Son señales de esperanza".
San José Gregorio Hernández, conocido como el médico de los pobres, es una figura de devoción nacional desde hace más de un siglo. Médico, científico y profesor universitario, dedicó su vida a atender gratuitamente a los más necesitados, y murió trágicamente en 1919 cuando llevaba medicinas a un enfermo.
Su beatificación en 2021 fue celebrada como una fiesta popular en todo el país, y su canonización, esperada durante décadas, representa la culminación de una fe colectiva que ha sobrevivido al dolor, la escasez y la represión.
Santa Carmen Rendiles, religiosa caraqueña nacida en 1903, fundó la congregación de las Siervas de Jesús, dedicada al servicio social y la educación. Su vida silenciosa y su entrega total al prójimo simbolizan la fuerza de las mujeres venezolanas: discretas, perseverantes y profundamente solidarias.
"La fe del pueblo no se puede apagar", asegura. "Por eso el régimen no sabe cómo reaccionar ante esta coincidencia", explica. "Habrá una misa multitudinaria para más de 40.000 personas. Ni la censura ni el miedo pueden impedir que el país celebre este momento".
"Cuando la fe se une a la libertad, ningún régimen sobrevive"
"La coincidencia del Nobel de la Paz y la canonización es más que una casualidad: es una señal. "María Corina representa la voz cívica, y nuestros santos representan la voz espiritual del pueblo. Juntos simbolizan algo que trasciende la política: la dignidad de una nación que se niega a rendirse".
Mientras el régimen guarda silencio, en los pueblos de Venezuela las campanas suenan y la gente reza. "El país está cambiando", asegura. "Puede que no se vea aún en las instituciones, pero se siente en la calle, en la fe, en la mirada de la gente, y cuando la fe se une a la libertad, ningún régimen puede durar para siempre", concluye.