Lula da Silva y el que será su vicepresidente, Geraldo Alckmin.

Lula da Silva y el que será su vicepresidente, Geraldo Alckmin. Reuters

América

De enemigos a aliados y de izquierda a derecha: el frente amplio de Lula para ganar a Bolsonaro

Lula da Silva ha juntado a su alrededor a figuras de todo el espectro político que piden el voto para él en nombre de la democracia. 

28 octubre, 2022 03:07

Al iniciarse la campaña para las elecciones presidenciales de Brasil, la victoria de Lula da Silva parecía fácil y asegurada. Los sondeos llegaron a pronosticar una ventaja de casi 12 puntos y, a las puertas de las elecciones, el pasado 2 de octubre, los datos señalaban incluso una victoria del líder del Partido de los Trabajadores ya en primera vuelta.

Pero el conteo tiró por tierra todos los pronósticos e hizo trizas los sondeos: Bolsonaro no sólo consiguió llevar la decisión a la segunda vuelta, sino que se hizo con un 6% más de los votos, contrariando todos los estudios de opinión y haciendo tambalear el optimismo de los petistas. En ese momento, el partido de izquierdas tuvo que enfrentarse a una realidad que parecía no entrar en sus planes: Bolsonaro tenía posibilidades reales de ser elegido de nuevo.

La maquinaria se centró entonces en alargar el plan ya establecido cuando Lula decidió presentarse: conseguir un frente amplio, transformar antiguos adversarios en aliados, conquistar apoyos improbables para la candidatura de Lula que le acercaran a todos los sectores del electorado, en especial los más reacios a votar en el PT.

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La estrategia ya había empezado cuando Lula juntó en su papeleta a Geraldo Alckmin como su vicepresidente en caso de ser elegido. La apuesta por el político de centro derecha pretendía cortar la visión de Lula como extremista, como un político de izquierda radical y suavizar los ataques que podría recibir por parte de sus adversarios. Fue el nacimiento de "Lula paz y amor".

Alckmin, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), tenía las características adecuadas para atraer y tranquilizar al poder económico y a la clase media que había votado a Bolsonaro en las elecciones de 2018.

Pero Geraldo Alckmin no sólo es un político de centro derecha, cuya visión de la política y la economía dista bastante de la de Lula. El candidato a vicepresidente fue adversario directo del petista en las elecciones presidenciales de 2006 y uno de los principales azotes de Lula en los casos de corrupción en los que el PT se vio envuelto.

El líder del PSDB no llegó nunca a la presidencia de Brasil, pero sí gobernó el Estado de São Paulo, forjando un perfil neoliberal en lo económico, y conservador en lo que respeta a los derechos individuales. Su inclusión en la papeleta de Lula era un guiño a los mercados, una forma de tranquilizar los poderes económicos y allanar el camino de un perfil más moderado de Lula, pero significaba mucho más.

Defensa de la democracia

Este fue el primer paso de Lula en la creación de un frente amplio en nombre de la defensa de la democracia, el bien mayor que una posible victoria de Bolsonaro podría poner en jaque. Cuando el resultado de la primera vuelta se reveló tan ajustado, otros nombres, antiguos adversarios políticos, empezaron a sonar y dieron la cara por la candidatura del petista.

De los cuatro adversarios de Lula en las carreras presidenciales que protagonizó, sólo Fernando Collor de Melo se posicionó a favor de Bolsonaro. Los otros tres anunciaron públicamente su apoyo a Lula da Silva.

 "En la segunda vuelta, voto por una historia de lucha por la democracia y la inclusión social. Voto en Luiz Inácio Lula da Silva"

"No me extenderé sobre el tema. Ante las alternativas, votaré en Lula", escribió en Twitter José Serra, candidato que Lula derrotó en las elecciones presidenciales de 2002.

Mucho más expresivo fue Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil entre 1995 y 2002, histórico rival de Lula a quien derrotó por dos veces. Declaró su apoyo a Lula a través de un mensaje en Twitter, lleno de significado, acompañado de fotos de los dos, en la época en la que ambos se enfrentaron en las urnas. "En la segunda vuelta, voto por una historia de lucha por la democracia y la inclusión social. Voto en Luiz Inácio Lula da Silva", escribió.

La primera fotografía es de 1978, en el momento en que Lula, entonces líder metalúrgico, respalda al sociólogo cuando volvía del exilio para presentarse a elecciones al Senado que marcaron el inicio de la fase de apertura parcial de la dictadura militar (1964-1985). La segunda es de 2017, cuando Cardoso acudió a confortar a Lula en el velorio de su segunda esposa, Marisa Leticia Rocco, a pocos meses de que el líder del Partido de los Trabajadores fuera condenado y preso por orden del entonces juez Sérgio Moro.

Ya en el primer turno, Fernando Henrique Cardoso, había defendido la necesidad de "un voto prodemocracia" que, aunque no se hubiese referido a Lula de forma explícita, todos interpretaron como un apoyo al candidato petista.

"Pido a los electores que voten en quien está comprometido con la lucha contra la pobreza y la desigualdad, quien defiende los derechos iguales para todos, independientemente de su raza, género y orientación sexual, quien se enorgullece de la diversidad cultural y la nación brasileña, valora la educación y la ciencia y está empeñado en preservar nuestro patrimonio ambiental, el fortalecimiento de las instituciones que aseguran nuestras libertades y el restablecimiento del papel histórico de Brasil en el contexto internacional", ha dijo el expresidente en un comunicado.

Esta vez, Fernando Henrique Cardoso quiso dejar claro su apoyo a la candidatura de Lula da Silva. "Cuando ellos dos se dejaron ver juntos, hace cosa de un año, en una comida, era ya un gesto de unidad por la democracia. Dije entonces que comían juntos para garantizar que podían cenar por separado y así es... Se unen porque creen que hay algo más importante que las diferencias que les separan y que es la democracia", analiza Humberto Dantas, politólogo e investigador de la Universidad de São Paulo.

Gomes y Tebet

Además, Lula ha conseguido también los apoyos de los candidatos que se han hecho con el tercer y el cuarto puesto en la primera vuelta de las elecciones: Simone Tebet y Ciro Gomes.

El apoyo más deseado era el de Simone Tebet, candidata que, contra todos los pronósticos, se hizo con el tercer puesto y un 4,2% de los votos. Pese a algunas presiones internas para que se mantuviera neutral, el mismo día de las elecciones Tebet ya avisaba de que no iba a adoptar una posición omisa, ante la situación que vivía Brasil, palabras que se interpretaron de inmediato como un apoyo a Lula.

Y, la semana siguiente a las elecciones, Tebet lo confirmó."Daré mi voto a Lula da Silva porque reconozco su compromiso con la Democracia y la Constitución, cosas que no encuentro en el actual presidente", ha dicho Tebet.

La candidata de centro insistió en que "lo que está en juego es mucho más importante que la eventual pérdida de capital político" y que votará apoyada en la "razón de demócrata". "En este momento tan grave de nuestra historia, omitirme sería traicionar mi trayectoria. No anularé mi voto, no votaré en blanco. Hoy no cabe la omisión de la neutralidad", manifestó.

Simone Tebet y Lula da Silva en un acto de campaña.

Simone Tebet y Lula da Silva en un acto de campaña. Reuters

Desde entonces, ha participado de forma activa en la campaña electoral del líder del Partido de los Trabajadores. 

Ciro Gomes fue el primero en apoyar a Lula aunque de forma mucho más discreta. El veterano candidato a la presidencia de Brasil que, en su sexto intento de llegar al Palacio del Planalto, se hizo con un 3% de los votos publicó un vídeo anunciando que, tal y como había decidido su partido, el Partido Democrático Laborista (PDT), apoyará a Lula en la siguiente ronda de votaciones.

Sin embargo, lo hizo de manera tímida, casi a regañadientes, subrayando que la decisión es de su partido y que él la "respeta", y sin nombrar a Lula en ningún momento de su mensaje. Al revés, se lamentó que "queden a los brasileños dos opciones insatisfactorias".

Aún en período de campaña electoral, antes de las votaciones de la primera vuelta, Lula había conseguido otra aliada de peso: Marina Silva, exministra del Medio Ambiente de su propio Gobierno, que dimitió por diferencias sobre los proyectos de represas hidroeléctricas de Lula, anunció su apoyo a la candidatura del líder del PT.

Lula y Marina Silva.

Lula y Marina Silva. Reuters

Lo hizo tras pactar una serie de medidas con el candidato a la presidencia que incluyen la introducción de precios al carbono, la emisión de nuevos incentivos financieros para la agricultura sostenible y la creación de la Autoridad Nacional de Cambio Climático para garantizar que las políticas públicas se adaptan a los objetivos del Acuerdo de París.

Frente amplio

Otro de los apoyos de Lula, y uno de los más sorprendentes, fue João Amoedo, exlíder del partido liberal Novo. "Hemos llegado a un punto en el que la discusión ya no es ni siquiera sobre la corrupción, sino sobre el derecho a ser la oposición, a estar en un estado democrático de facto. En este punto de vista, Bolsonaro me preocupa mucho por todas las declaraciones, incluso, sobre el Supremo Tribunal Federal. Creo que es una persona que demostró no sólo ser un mal administrador, sino muy autocrático", explicó en un vídeo.

"Es un compromiso en nombre de la democracia... garantizando que en este país seguirá habiendo elecciones"

"Yo seré oposición desde el primer día, con cualquiera de los dos que sea elegido, pero mi derecho de oposición tiene más posibilidades de ser preservado con Lula que con Bolsonaro", zanjó.

Pese a que Amoedo ya no tiene un papel activo en el partido, que se presentó a estas elecciones con otro candidato, Felipe D'Avila, es una figura importante en el escenario político brasileño. Y su apoyo a Lula refleja bien la construcción de este frente en nombre de la democracia.

"No es que movilice a muchos votos ahora mismo, pero es que Amoedo está en las antípodas ideológicas de Lula, el Novo nació en una lógica antipetista y Amoedo tiene un discurso muy en contra del PT. Su apoyo refleja bien el sentir de esta aglomeración que se está haciendo en torno a Lula", dice Dantas. "Están firmando un compromiso en nombre de la democracia, de la protección de instituciones como el Supremo Tribunal Federal... garantizando que en este país seguirá habiendo elecciones".