Imagen de los disturbios producidos en Sudáfrica en 2021 en los que murieron decenas de personas.

Imagen de los disturbios producidos en Sudáfrica en 2021 en los que murieron decenas de personas.

África SUDÁFRICA

La realidad en Sudáfrica que desmiente el 'genocidio blanco' de Trump: miles de personas negras asesinadas cada año

El relato de un "genocidio" blanco impulsado por la extrema derecha estadounidense invisibiliza una epidemia de violencia que afecta sobre todo a hombres negros y pobres en barrios olvidados del país.

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En una bulliciosa tarde de diciembre, Reason Khumalo hacía compras navideñas de última hora en el centro de Johannesburgo cuando dos hombres ebrios comenzaron a caminar hacia él.

No sospechó nada. Era festivo y las calles del barrio de Hillbrow estaban repletas de gente. Pero uno de ellos sacó un arma y la multitud se dispersó.

“Lo siguiente que recuerdo es que salí corriendo y mi camisa estaba empapada en sangre”, recuerda Khumalo, conductor de Uber de 45 años, quien había recibido un disparo, como recoge Financial Times.

Khumalo sobrevivió tras despertar días después de un coma inducido. No corrió la misma suerte que los casi 27.000 sudafricanos asesinados el año pasado, víctimas de una violencia que ha sumido al país en una crisis nacional.

En lugar de abordar el problema con seriedad, Sudáfrica ha sido blanco de una campaña de desinformación internacional: el presidente estadounidense Donald Trump ha promovido la idea -ya desacreditada- de que existe un “genocidio” contra los granjeros blancos del país.

Lejos de esa narrativa, las estadísticas demuestran una realidad mucho más cruda. Sudáfrica tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo -45 asesinatos por cada 100.000 habitantes-, y tres de cada cuatro víctimas son hombres negros o mestizos de origen humilde, como Khumalo.

El país también se enfrenta a una de las tasas más elevadas de feminicidios a nivel mundial.

Desde que Cyril Ramaphosa asumió la presidencia en 2019, prometió reducir drásticamente los niveles de violencia.

Pero, en lugar de disminuir, los asesinatos han aumentado. La frustración ciudadana con la incapacidad del Congreso Nacional Africano (ANC) para frenar la violencia ha sido tal que el partido perdió su mayoría parlamentaria por primera vez desde el fin del apartheid en las elecciones de 2024.

Según Guy Lamb, criminólogo de la Universidad de Stellenbosch, el enfoque del gobierno sudafricano en responder a las acusaciones infundadas sobre ataques a blancos ha desviado recursos y atención de la verdadera crisis: los asesinatos de mujeres y hombres negros en zonas marginadas.

Se dedican recursos políticos y financieros a responder al ruido mediático, en vez de proteger a quienes realmente están en peligro”, lamenta.

El fantasma del apartheid

Las raíces del problema se hunden en el pasado. Durante el apartheid, el Estado utilizó la violencia para reprimir a la mayoría no blanca, alcanzando una tasa de asesinatos de 70 por cada 100.000 personas.

Tras el inicio de la democracia en 1994, los homicidios cayeron, pero volvieron a repuntar en 2011 con la desaceleración económica y el deterioro de las instituciones.

Hoy, apenas uno de cada diez criminales violentos es arrestado o condenado.

El mandato de Ramaphosa ha estado marcado por la debilidad institucional heredada del mandato de Jacob Zuma, expresidente acusado de saquear el Estado.

Imagen de las tensiones sociales originadas por los graves disturbios de 2021.

Imagen de las tensiones sociales originadas por los graves disturbios de 2021.

Durante esa etapa, se desmanteló la unidad élite anticorrupción conocida como los Scorpions, y los cuerpos policiales quedaron infiltrados y debilitados.

Aunque en 2022 se diseñó un plan nacional de prevención del crimen, según Lamb, ni el presupuesto ni la voluntad política han acompañado su implementación.

La policía mantiene prácticas heredadas del apartheid, agresivas y centradas en barrios pobres con fuerte sesgo racial”, añade el criminólogo.

Un relato que no cuadra

Mientras tanto, la proliferación de armas ilegales y la ausencia de reformas estructurales agravan la situación.

El nuevo gobierno de unidad nacional ha prometido priorizar la lucha contra la criminalidad, la corrupción y la violencia de género.

La Alianza Democrática, uno de los partidos del ejecutivo, ha propuesto la creación de una comisión anticorrupción con capacidad para procesar delitos graves y crimen organizado.

En 2023 se registraron 32 asesinatos en granjas -de víctimas blancas y negras-, lo que representa menos del 0,1 % del total de homicidios del país.

Granjeros sudafricanos blancos protestando.

Granjeros sudafricanos blancos protestando. Groundup.org

Según el sindicato agrícola Transvaal, la mayoría de los muertos en estas zonas rurales eran trabajadores negros o guardias de seguridad.

Sin embargo, la extrema derecha estadounidense ha amplificado estos casos aislados para sostener una narrativa de persecución contra los blancos.

Ziyanda Stuurman, consultora de seguridad, explica que este discurso manipula la desconfianza generalizada hacia el Estado: “Nos sentimos inseguros. Y cuando alguien valida esa vulnerabilidad, buscamos identificarnos con él, aunque sus motivos sean falsos”, sostiene.