
El presidente ruso, Vladimir Putin, y y su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, en la ceremonia para firmar el Acuerdo de Asociación Estratégica Integral entre ambos países, este viernes en el Kremlin. Reuters
Putin estrecha su alianza con Irán ante la llegada de Trump y las sanciones de Occidente con un acuerdo estratégico integral
El tratado incluye cooperación en materia de defensa y seguridad, aunque ambos niegan que implique una alianza militar o asistencia mutua en caso de agresión.
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Rusia e Irán estrechan aún más su alianza y mandan a Occidente un claro mensaje de respaldo mutuo en un contexto de creciente aislamiento internacional para ambos. En una histórica visita a Moscú, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, firmó este viernes con su homólogo ruso, Vladimir Putin, un Acuerdo de Asociación Estratégica Integral que regirá sus relaciones bilaterales durante las próximas dos décadas.
Con sus economías bajo la presión de fuertes sanciones de Occidente, el tratado suscrito por ambos mandatarios, tras tres años gestándose y casi una treintena de rondas de negociaciones, asienta las bases para el desarrollo de los lazos comerciales y económicos. Abarca en sus 47 artículos una amplia gama de áreas de colaboración bilateral, desde la tecnológica y de seguridad cibernética hasta la energía nuclear pacífica, el medioambiente o la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
El acuerdo, calificado por Putin como "innovador", está también muy centrado en la cooperación en materia de defensa y seguridad. Y es que la fecha de su firma no parece casual, apenas tres días antes de que Donald Trump llegue a la Casa Blanca. El magnate ya ha desvelado que prepara una estrategia de sanciones de amplio alcance para obligar a Rusia y Ucrania a sentarse en la mesa de negociación para poner fin a la guerra, al tiempo que reactivará la máxima presión contra Teherán que llevó a cabo en su primer mandato.
A la 'amenaza' estadounidense se unen los duros reveses que ambos países han sufrido en Oriente Próximo. La de este viernes fue la primera reunión en persona de Pezeshkian y Putin tras el terremoto geopolítico en la región que ha supuesto la caída de Bachar Al Asad en Siria a principios de diciembre, a lo que se suman los demoledores golpes asestados por Israel a las 'milicias proxy' de Teherán como Hezbolá o Hamás.
Pese a comprometerse a una cooperación en materia de defensa y seguridad "para hacer frente a las amenazas militares comunes", tanto Moscú como Teherán han negado que este acuerdo implique cualquier tipo de alianza militar. Además, subrayan que no incluye una cláusula de asistencia mutua en caso de agresión como el firmado entre Rusia y Corea del Norte el año pasado.
Si bien el pacto de asistencia militar con Pionyang se ha traducido, hasta ahora, en el envío a Kursk de más de 10.000 soldados por parte del régimen de Kim Jong-un, lo cierto es que la alianza militar entre Rusia e Irán se ha estrechado desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
Occidente acusa a Teherán de haber suministrado miles de drones explosivos Shahed con los que Moscú ha realizado masivos ataques contra la infraestructura energética ucraniana, además de ayudar a poner en marcha su producción en Rusia y de venderle misiles de corto alcance. Acusaciones que Irán siempre ha negado.

Un depósito de drones en un sitio subterráneo en un lugar no revelado de Irán. Reuters
Por su parte, Rusia ha suministrado a Irán sistemas de misiles de defensa aérea S-300 en el pasado y el régimen de los ayatolás ha mostrado recientemente su interés en comprar sistemas más avanzados como el S-400 y en adquirir aviones de combate rusos avanzados.
Refuerzo de lazos comerciales ante las sanciones
Más allá de una posible protección militar, el acercamiento de Irán a Rusia busca también protección financiera. La economía iraní continúa en caída libre desde el fallido pacto nuclear de 2015 junto a la inestabilidad regional y el efecto de las sanciones internacionales. Por su parte, Rusia busca diversificar sus flujos de gas y petroleo tras la drástica caída en las exportaciones a Europa por las sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania.
En este contexto, Teherán y Moscú ya conectaron el pasado noviembre sus sistemas bancarios para impulsar su comercio y las transacciones financieras, paso indispensable para hacer frente a las sanciones económicas de Estados Unidos y los países europeos. Ahora, ambas partes se comprometen a trabajar juntas para crear un sistema de pagos moderno, independiente de terceros países y con liquidación en monedas nacionales.

El presidente ruso, Vladimir Putin, estrecha la mano de su homólogo iraní, Masud Pezeshkian, en el Kremlin. Efe
Por otro lado, Putin desea desarrollar un proyecto de corredor logístico, ferroviario y marítimo, entre Moscú, Bakú -la capital de Azerbaiyán-, y Teherán que le permita eludir las sanciones occidentales y redirigir sus exportaciones a Asia. Irán, por su parte, se beneficiará al posicionarse como un centro logístico clave para el comercio regional e internacional.
En cuanto a la cooperación energética, Rusia prevé suministrar hasta 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año a Irán, una cifra similar a la suministrada por los gasoductos submarinos Nord Stream hacia Europa dañados por explosiones hace dos años. Y es que a pesar de poseer la segunda mayor reserva de gas del mundo después de Rusia, Irán importa gas, incluso de Turkmenistán, debido a la grave falta de inversión causada en parte por las sanciones estadounidenses.
En una rueda de prensa conjunta, Putin describió este acuerdo como un "verdadero avance" mientras que Pezeshkian lo elogió como un "nuevo capítulo de relaciones estratégicas".
Sin embargo, pese a la retórica oficial, muchos iraníes desconfían del acercamiento de Moscú por los esfuerzos del Kremlin de buscar un equilibrio entre el cortejo a Teherán y el mantenimiento de buenas relaciones con su principal enemigo, Israel.