Olivier Bernoux, diseñador de abanicos.

Olivier Bernoux, diseñador de abanicos.

Moda

Los abanicos españoles que sedujeron a Madonna: así es su fabricante Olivier Bernoux

"Me interesa mucho el lenguaje de los abanicos. Durante mucho tiempo, fue el chat del siglo XVIII para seducir", asegura el diseñador. 

25 febrero, 2022 01:07

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Olivier Bernoux, es el diseñador francés de origen español, que ha decidido "colgarse el mundo por montera" y conquistarlo a golpe de abanico. Los que él crea y envía a celebrities de todo el mundo.

Plenamente convencido de que este “complemento tan español” no está hoy valorado, ni explotado por las actuales generaciones, asegura que es el accesorio de moda, que no debe faltar en ningún look que se precie.

Junto con el bolso, es el complemento perfecto que le queda bien a cualquier mujer. Ya sea alta o más baja, de piel clara u oscura. El abanico por sí mismo, realza la belleza y es un arma de seducción. El hecho de abrir y cerrarlo, embellece y es una muestra de personalidad. Mucho más que un zapato, porque asumir que vas a utilizar un abanico, te otorga carácter”, afirma Bernoux.

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PREGUNTA: Su fama aumentó a raíz de fabricar abanicos para Madonna

RESPUESTA: Me contactaron los managers de Madonna, a través de las redes sociales, y me comentaron que "la reina del pop" no conocía personalmente mis creaciones, pero que le iban a encantar. A raíz de aquello, cree cuatro abanicos y alguno más después. Le hicimos uno que dice Bitch; en otro, Fuck; en el tercero, Queen, y el cuarto, está inspirado en la corona de la Virgen de la Macarena.

Madonna nos encargó abanicos con toques picarescos y otros más clásicos, más españoles, con maderas de ébano, y algún otro que es probable que muestre en los próximos meses…. La cantante ha realizado varios videoclips y les ha dado difusión. Por ejemplo, cual fue mi sorpresa, cuando en el día del orgullo americano, en Times Square apareció Madonna en todas las pantallas con el abanico. Fue impresionante.

También los lucen muchas otras celebrities como Rosalía… 

Rosalía es maravillosa. Le hemos hecho un abanico rojo con flecos largos. Pero también a Rossy de Palma, que lleva el nombre de España por todos los lados. Ella es la musa de los grandes diseñadores como Gaultier o Valentino, que abre y cierra el abanico con una belleza espectacular. Con ella estamos preparando una colección cápsula de abanicos, que verá la luz en los próximos meses. No puedo comentar mucho más, porque depende de su agenda… Me hace muy feliz, que haya confiado en mí para el proyecto. El concepto será España y el mundo español.

¿Cómo comenzó en el mundo de la moda, y en concreto en el de los abanicos?

Soy medio español, medio francés. Mi madre es de origen español, de Córdoba, y mi padre del lado francés. Nací en Francia, en Saint-Tropez. Trabajé con Louis Vuitton, pero el gran descubrimiento de mi vida, fue el abanico...

Una noche, vi a una señora estupenda en la Ópera, que iba vestida de forma maravillosa, pero sacó un abanico de dos euros, y me causó un gran efecto…

Modelo de noche cerrado.

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Por otro lado, es un saber hacer tan español, y al que no le hemos dedicado la atención necesaria. Y se ha ido muriendo poco a poco. 

Cuando me metí en esto, ya sabía que era un mundo complicado, y nadie creía en este proyecto. He ido luchando y ganando paso a paso, creando nuevos talleres, nuevas técnicas…

Y mira ahora, Madonna los luce, pero también Beyoncé… Estamos llevando este "productito" made in Spain fuera de nuestras fronteras, y esto me produce mucha ilusión. Me encanta la idea de que una industria que apenas está sobreviviendo, vayamos a darle vida. No sólo a mi marca, sino a todo el tejido de artesanos que hay detrás, a todo un sector.

¿Conoce el lenguaje del abanico?

Me interesa mucho este lenguaje y lo he estudiado. Era una forma de seducir, como el chat del siglo XVIII. Las señoritas bien conocían a los caballeros en los bailes, y estaba mal visto que hablaran entre ellos, y claro, se producía un juego de seducción con el abanico. Los gestos me fascinan. Cuando pones el abanico cerrado, pegado a los labios significa: Deseo que me beses. Y cuando lo pones cerrado al lado del ojo, quiere decir: Cuando quedamos. Contando las varillas significa: Dime la hora a la que nos vemos… Pero nosotros, le hemos dado una vuelta a este lenguaje. Lo hemos incluido en nuestros abanicos, en forma de texto, para darle un punto mas divertido, un poco más picaresco…

¿A qué celebrities españolas le gustaría ver con sus abanicos?

A Victoria Federica de Marichalar, que pertenece a nueva generación y le pega muchísimo un abanico diferente. También a la reina Letizia me encantaría. Ella ya tiene una colección maravillosa de la familia real, pero le aconsejaría algunos más ligeros. Y por ejemplo, también a Isabel Díaz Ayuso, porque le pega mucho manejar abanico.

Cuando ve un abanico, ¿en qué se fija como experto?

Hemos dado una vuelta absoluta a los códigos del abanico. Se entendía que el abanico tiene que ser pequeño para los hombres, y mediano para las mujeres. Pero yo fabrico pequeños, en algunas ocasiones, para mujeres y grandes para caballeros.

Como hemos creado nuevos criterios para este complemento, cuando veo un abanico me fijo en que pese lo justo. Ni muy poco, porque directamente adivinamos poca calidad, ni mucho.

También me parece interesante la apertura y el cierre. Al final, es como un zapato, que a veces utilizas un tacón de doce centímetros y otras veces, llevas un zapato plano, más cómodo.

Estos nuevos criterios, entre la elegancia y la utilidad, me permiten prestar atención a cosas, tales como la transparencia o las varillas, que tienen que ser largas y finas, etc.

El abanico es un objeto fetiche. El gesto de abrir y cerrarlo es entrar en un mundo distinto.

En sus creaciones marca estacionalidad

Sí, los hay estacionales como en las colecciones de moda: Primavera, verano, invierno y otoño. Porque en invierno, cuando estás en un sitio cerrado, por ejemplo, un restaurante, el calor es igual o peor que en verano. Los modelos de invierno, quizás sean más pequeños, con tonos oscuros… Tengo una colección muy especial en la que cerrados, los abanicos tienen pelo, que simula al de zorro. Son muy elegantes y procuran un toque muy chic al look. Se utilizan todo el año.

¿Ha abierto en Sevilla su última tienda?

Sí, tenemos abierto en el Hotel Palace, nuestra tienda-taller en la Calle Fernando VI de Madrid, que es el único sitio donde puedes ver cómo se realiza un abanico de Alta Costura, parecido a la tradición japonesa. También tenemos tienda en Ibiza, y la última en Sevilla. Nuestros planes pasan por abrir a corto plazo, en París y Miami.

Además de abanicos, ha diversificado mucho 

Sí. Un complemento que va muy bien con el abanico es sin duda, el clutch porque ambos realzan la silueta y conceden personalidad a quienes lo llevan. El bolso lo dejas en el suelo, o en la silla, pero el clutch lo tienes que dejar encima de la mesa y marcas territorio. Se ve qué tipo de mujer eres.

Además, también estamos revisando los guantes y el mundo de la mantilla. Pero no vamos a hacer mantillas, sino utilizar su técnica, siguiendo la misma filosofía que he hecho con los abanicos. Una cosa divertida.

¿Dónde y cuándo se puede utilizar un abanico?

El abanico demuestra quién eres en cualquier momento. Es elegante, aunque también provocativo. Yo siempre lo utilizo llevándolo en el bolsillo de la chaqueta, en lugar del antiguo pañuelo. Y lo acabo prestando o regalando.

¿Los abanicos también son para ellos? 

Antiguamente tenían que ser pequeñitos, ahora yo tengo pequeños realizados con tejidos de camisas, pero también tengo tamaño “pericón”, porque cuando hace calor, lo hace para todos… Tenemos una colección muy variada con pinchos estilo rockero, o con lino…

¿Qué materiales utilizan?

Trabajamos con los mejores materiales, y tenemos como 60 referencias distintas. Todos artesanales y made in Spain. En maderas, innovamos mucho y tenemos de ébano, palo violeta, de olivo, palo santo… y en tejidos las sedas, los linos, bordados, encajes, plumas, flecos, lentejuelas, cristales de Swarovsky e incluso diamantes. Es un objeto fetiche. El gesto de abrir y cerrar un abanico es entrar en un mundo distinto.