Imagen de una planta con corchos creada con Gemini.

Imagen de una planta con corchos creada con Gemini.

Estilo de vida

No los tires: el remedio casero conocido como 'oro marrón' para revivir tus plantas y hacer que crezcan

Una experta en jardinería ha recomendado este truco que consigue oxigenar la tierra y mantener la humedad justa en las plantas.

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En España, son emblemáticos los patios cordobeses llenos de macetas con geranios, los grandes jardines y parques en las ciudades. De hecho, es uno de los países del mundo donde existen más plantas por hogar.

Más allá de un elemento decorativo, las plantas tienen un sinfín de beneficios, tanto para el hogar como para las personas. Purifican el aire y generan oxígeno, pero también, mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.

Sin embargo, para conseguir todo ello es fundamental cuidarlas como es debido y prestar atención a sus necesidades. No siempre es necesario recurrir a productos químicos, sino que en ocasiones es tan sencillo como usar corchos de vino, explican los expertos.

¿Por qué poner corchos en las plantas?

Según explica María Ferrarotto, conocida como la “doctora de las plantas” y recoge el medio TN, "colocar corchos de vino en el fondo de la maceta permite la aireación y buen drenaje dentro del sustrato".

La explicación, según los jardineros, es que el corcho cuenta con una textura que permite que el aire circule de manera más efectiva entre las partículas de tierra, generando una micro ventilación que favorece la oxigenación de las raíces.

Esta oxigenación es esencial para las plantas, ya que las raíces no solo necesitan agua y nutrientes, sino que también requieren respirar, y cuando el suelo está demasiado compactado o carece de aireación, puede asfixiarse y debilitarse.

Además de favorecer esta circulación de oxígeno, los corchos actúan como reguladores de la humedad. Debido a su capacidad de absorber y liberar agua lentamente, ayudan a mantener un equilibrio en el sustrato.

Esto evita tanto el exceso de humedad que favorece la aparición de hongos o la pudrición radicular, como la sequedad extrema que debilita a la planta.

En otras palabras, los corchos funcionan como una especie de esponja natural que contribuye a que la tierra conserve la humedad justa por más tiempo.

Imagen de unos corchos.

Imagen de unos corchos.

Otro aspecto importante es que los corchos, al no descomponerse rápidamente, sirven como un material duradero que mejora la estructura del suelo.

Mezclados con la tierra o colocados como una capa superficial, ayudan a que el sustrato no se compacte con facilidad, manteniendo su ligereza y facilitando el desarrollo radicular.

Esta cualidad es especialmente útil en macetas pequeñas, donde el espacio es limitado y la compactación del sustrato suele ocurrir con mayor rapidez.

El uso es muy sencillo y Ferrarotto recomienda sacar la planta de su maceta vieja y pasarla a una nueva, que tenga orificios en los costados y en la base, para que la planta “esté lo más libre posible”.

La experta aconseja poner varios corchos de botellas de vino en el fondo de la maceta, tanto en la exterior de cerámica como en la interior; sin embargo, como ya hemos comentado, también se pueden colocar como una capa superficial.