La educadora Ana Jiménez con dos perros.

La educadora Ana Jiménez con dos perros. Ana Jiménez

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La educadora Ana Jiménez revela el sentido que guía a los perros: "Nosotros vemos el mundo, ellos lo huelen"

El olfato es su manera de ver el mundo, entender las emociones de los otros seres vivientes y relajar su sistema nervioso. 

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"El olfato es la ventana con la que tu perro entiende el mundo: dedicarle 15 minutos al día puede cambiar su bienestar para siempre", afirma Ana Jiménez Luengo, educadora canina y fundadora de Miperrobusca.

Una de las preguntas más comunes en el mundo de los animales es cómo ven el mundo los perros y la respuesta sorprende a muchos tutores. Su sentido principal no es la vista, sino el olfato.

"Mientras nosotros vemos el mundo, ellos lo huelen". El olfato es su manera de leer lo que ocurre a su alrededor, de identificar a otros perros, de saber quién pasó antes por la calle o incluso cómo nos sentimos.

Por esta razón, huelen pises de otros animales en los paseos o se entretienen minutos olfateando el mismo árbol. Para nosotros no tiene sentido, pero para ellos es un lugar lleno de información: quién pasó por ahí, si estaba nervioso o tranquilo.

De ahí, surge la importancia de dejarlos explorar a través de su olfato, sin cohibirles, sin prisas. La educadora explica que para empatizar aún más con ellos, es necesario saber que la vista es el tercer sentido para un can. Primero el olfato, luego el oído y después la vista.

Ana Jiménez con sus compañeras trabajando.

Ana Jiménez con sus compañeras trabajando. Ana Jiménez

Un mundo de diferencias

Para entender la magnitud de este superpoder, nada como comparar cifras.

Un perro tiene entre 200 y 300 millones de receptores olfativos, mientras que los humanos nos quedamos en unos cinco millones. Además, distinguen alrededor de un millón de aromas distintos; nosotros apenas llegamos a los 4.000.

"Lo que para ti es 'huele a cocido de la abuela', tu can lo desgrana en patatas, zanahorias, garbanzos, carne y huesos... Todo por separado". Pueden detectar olores a kilómetros, rastrear bajo la nieve, el agua o la tierra.

"Nosotros nunca llegaremos a comprender con exactitud lo que significa oler como ellos", afirma Jiménez. De hecho, el 40% de su cerebro está dedicado al sistema olfativo y al análisis de olores, frente a solo un 5% en los humanos.

Casi la mitad de su capacidad cerebral se centra en analizar y procesar olores.

¿Por qué no lo estimulamos más?

Muchos tutores piensan en la actividad física como la clave para que su can esté feliz y desgaste energía: correr, jugar a la pelota, dar largos paseos. Algunas de estas actividades son necesarias, pero no lo es todo. 15 minutos de olfato satisfacen, equilibran y canalizan más que una hora de ejercicio físico.

Quizá te haya pasado: le lanzas una pelota durante una hora en el parque, pero cuando volvéis a casa está todavía más revolucionado que antes. Esto ocurre porque la pelota activa, acelera y sobreestimula, pero no calma.

Ana Jiménez con su perro.

Ana Jiménez con su perro. Ana Jiménez

En cambio, los juegos de olfato activan la parte del cerebro que le ayuda a relajarse y a encontrar equilibrio emocional. No se trata de dejar de jugar a la pelota, sino de entender que el olfato cumple un papel que nada más puede sustituir.

Beneficios de estimular el olfato

Incorporar actividades olfativas en la rutina diaria de tu can tiene un impacto enorme en su bienestar. Entre los beneficios más destacados están:

  • Satisfacer una necesidad básica de su especie.
  • Reducir el estrés y la ansiedad, ayudándole a gestionar mejor las emociones.
  • Mejorar la concentración y favorecer que baje revoluciones después de un día intenso.
  • Incrementar la confianza y la seguridad en sí mismo, algo vital en los inseguros o con miedos.
  • Fomentar la calma y devolverle a un estado emocional más equilibrado.
  • Aumentar la autoestima y la independencia, lo que repercute en un perro más estable.
  • Ayudar en terapias de conducta como la reactividad, la agresividad o la ansiedad por separación.

"Y, por si fuera poco, fortalece el vínculo contigo: los juegos de olfato no solo entretienen, también crean momentos compartidos de conexión, confianza y disfrute".

Además, estos entretenimientos son sencillos y seguros. Son una oportunidad maravillosa de incluir a los más peques de la casa en el entretenimiento y educación de sus canes.

Una manera de ver el mundo 

El olfato no es solo un sentido más para ellos: es su manera principal de ver el mundo. Estimularlo no solo lo entretiene, sino que lo calma, lo equilibra y lo ayuda en su bienestar.

"La próxima vez que salgas a pasear, no tengas prisa. Deja que huela, que investigue, que se tome su tiempo. Y en casa, dedica un tiempo a prepararle un juego de olfato. Deja que sean perros y verás cómo cambia su actitud", concluye la educadora. 

Recuerda: 15 minutos de olfato al día pueden transformar el bienestar de tu can. Y lo mejor de todo es que, mientras él disfruta de su superpoder, tú disfrutas viéndolo ser plenamente perro.