Los fundadores de Paraty Tech, Gina y Franz Matheis.

Los fundadores de Paraty Tech, Gina y Franz Matheis. Cedida

Tecnología

Estos dos hermanos malagueños han creado una de las empresas tecnológicas que más rápido crece en Europa

Paraty Tech, una compañía fundada en una comida familiar, hoy compite globalmente desde Málaga en el sector hotelero.

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Las claves

Gina y Franz Matheis fundaron Paraty Tech en Málaga, sin rondas de inversión ni inversores externos, priorizando la tecnología y el ahorro.

Paraty Tech es una de las pocas empresas españolas incluidas en el EMEA Technology Fast 500 de Deloitte, creciendo un 30-35% anual durante 13 años.

El grupo incluye Paraty Tech, Data Seekers y Ring2Travel, y se centra en resolver problemas reales del sector hotelero y turístico, usando inteligencia artificial.

Actualmente, la empresa apuesta por la expansión internacional, con la entrada en Estados Unidos y el objetivo de convertirse en un actor global.

Cuando Gina Matheis recuerda el origen de Paraty Tech, no habla de rondas de inversión, incubadoras ni aceleradoras. Habla de albóndigas. Las de su madre, servidas en una comida familiar donde, entre broma y desahogo, lanzó a su hermano Franz —“Paco” en casa— una frase que cambiaría sus vidas: “Si este motor de reservas tuviera lo que necesito, sería un empresón. Podríamos montar un imperio.”

Quince años después, su empresa Paraty Tech es hoy una de las escasas compañías españolas incluidas en el EMEA Technology Fast 500 de Deloitte, y nació sin rondas, sin inversores y con mentalidad austera. “Nosotros no accedimos a rondas porque no teníamos ni idea de lo que era eso, el dinero que teníamos era el que podíamos gastar”, afirma Gina. Franz añade que comenzaron “con mentalidad de pobres, resolviendo todo con tecnología”.

El despegue fue inmediato en el sector hotelero, donde Gina detectó una necesidad real. “Los hoteles querían vender más y no tenían herramientas de venta directa, yo lo tenía claro desde el primer momento”, sostiene. Franz, mientras mantenía su empleo y programaba por las noches “hasta las dos de la mañana”, recuerda que la respuesta del mercado confirmó el acierto: “Fuimos nativos de la nube desde el principio, mientras los demás tenían servidores físicos, lo cual nos dio ventaja competitiva”.

Oficinas de Paraty Tech.

Oficinas de Paraty Tech. Cedida

Los inicios también fueron duros. “Yo era administración, legal, marketing… todo lo que no fuera técnico era yo”, dice Gina, que empezó cobrando “mil euros” cuando la empresa fue rentable en su primer año. Franz aporta la cifra que explica su presencia en el ranking europeo: “Hemos crecido un 30-35% anual durante 13 años, sin multiplicar por diez ningún año, pero con efecto compuesto, como la ley de Moore”.

Ese crecimiento dio pie al grupo tecnológico que hoy integran Paraty Tech, Data Seekers y Ring2Travel. “Son empresas que resuelven problemas reales, no inventamos un iPhone que necesite generar demanda”, afirma Gina al explicar la evolución, del motor de reservas a la monitorización de precios y la gestión de voz. Franz resume el método: “Buscamos continuamente dónde está el cuello de botella y cómo aumentar la eficiencia, ahora con inteligencia artificial y agentes que duplican la productividad”.

Oficinas de Paraty Tech.

Oficinas de Paraty Tech. Cedida

El contexto malagueño fue también determinante. “Málaga no es tierra de emprendimiento, ha sido tierra de funcionarios”, señala Franz, aunque reconoce que la ciudad ofrecía “personal técnico cualificado y salarios razonables” al principio. Gina coincide, pero recuerda la dificultad de captar talento cuando “las empresas que sonaban eran otras” y Paraty pasaba desapercibida pese a su tamaño.

Hoy, el foco está en la expansión internacional. “Este año empezamos Estados Unidos y espero poder decirte en cinco años que tenemos clientes en 70 países”, proyecta Gina. Franz define el reto: “El siguiente paso natural es ser un jugador global, con múltiples zonas horarias y equipos distribuidos, algo que exige más organización y control”.

Ambos coinciden en que el éxito no tiene una fórmula simple. “Hay muchas condiciones necesarias pero no suficientes, y si fallas una, mueres”, afirma Franz, que lo ejemplifica con los Beatles: tienen que alinearse los astros y que cuatro amigos de una misma ciudad y una misma época tengan tanto talento y se compenetren tan bien. Claro que, en este caso, siendo hermanos y con las albóndigas de su madre de por medio.