Imagen del traslado del Cautivo.

Imagen del traslado del Cautivo.

Cofradías

El alma imperecedera de la Trinidad renace para el encuentro con Jesús Cautivo

La cofradía del Lunes Santo ha celebrado la misa del Alba y el tradicional traslado de los titulares a la casa hermandad tras visitar a los enfermos del Hospital Civil.

1 abril, 2023 14:33

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Dice el refrán que las mejores galas de estreno han de quedar reservadas para el Domingo de Ramos. Este dicho, instaurado en la cultura popular bajo amenaza de amputación, es incapaz todavía de calar en algunos puntos de la ciudad, como el caso del barrio de la Trinidad, que adelanta la costumbre al Sábado de Pasión para recibir a Jesús Cautivo y a la Virgen de la Trinidad.

El señor trajeado que vive en calle Sevilla, el muchachillo del clavel, la joven precedida. Todos han sacado del armario sus conjuntos nuevos, ya sean en forma de corbata malva, zapatillas deportivas o una bandolera cruzada. Aquí no hay distinción porque todo queda igualado en la fuerza de la creencia. Tal es la devoción que arrastra que ni siquiera atiende a algo tan esencial como la salud y la enfermedad.

Entre el tumulto, pasarela de calle Regente, avanzan pequeños grupos ataviados con ropa blanca. No son nazarenos (para eso habrá que esperar un poco), sino batas de médico que en este día ceden su protagonismo curador a la fe. Durante unos minutos, la religión y la ciencia se han convertido en un balance que se sostiene en perfecto equilibrio.

Los hombres de trono llevan las andas de traslado.

Los hombres de trono llevan las andas de traslado.

En el hospital Civil de Málaga ha habido oraciones, llantos, miradas de esperanza y la búsqueda de una mano, que sueña con ser inmortal, a la que agarrarse. Ese torrente ha llegado desde la plaza de San Pablo, donde la misa del Alba ha marcado el inicio del día aun cuando la luz era todavía una utopía. 

Pero cuando la procesión arranca, el cielo de la ciudad deja de ser azul porque lo cubren claveles rojos que sobrevuelan a los devotos y hombres de trono hasta llegar a los pies del Cristo y la Virgen. La Trinidad se vuelve un hervidero de foráneos y autóctonos que recorren las esquinas sin perderse, guiándose por los sonidos imperecederos que sentencian la historia. 

Ya viene. Dentro de dos días, los versos de Manuel Alcántara volverán a ser realidad: "Con el mismo vaivén del puente de la Aurora siempre te quiero ver. Con el mismo vaivén del puente de la Aurora, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén".