Ilustración: Tomás Serrano.

Ilustración: Tomás Serrano.

Tribunales

Puigdemont teme que Pumpido termine su mandato en el TC sin resolver su recurso de amparo y aplicarle la amnistía

Inquietud en el entorno del expresidente catalán por el proceso de renovación del Constitucional: "Si Cándido no va a seguir, no sabemos quién va a aglutinar los votos para estimar la demanda de amparo"

Cuenta con que el PP bloquee la sustitución parcial del tribunal para que el actual presidente tenga que "rematar" la aplicación de la amnistía

Más información: El TC tramitará sin urgencia el amparo de Puigdemont y ve difícil suspender su detención con una medida cautelarísima

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Más de un año después de que la ley de amnistía haya entrado en vigor, Carles Puigdemont continúa esperando en Waterloo que se le aplique. La actuación del Tribunal Constitucional sigue siendo decisiva para alcanzar ese objetivo: tras haber avalado la ley el pasado junio, ahora tiene que resolver el recurso de amparo interpuesto por el expresidente catalán contra la decisión del Tribunal Supremo de no amnistiar el delito de malversación de fondos públicos.

Esa imputación es el obstáculo. La Sala Penal del Supremo considera que, tal como quedó finalmente redactada la ley de amnistía, no entra en el ámbito de aplicación de la norma la malversación de fondos por la que Puigdemont está procesado y por la que sigue en vigor la orden del juez Llarena de detenerle si pisa suelo español.

Pero la acogida que ha tenido en el TC la demanda de amparo preparada por el abogado Gonzalo Boye no ha gustado en el entorno de Puigdemont. Y la inquietud se ha acrecentado tras la activación del proceso de renovación del TC por parte del presidente, Cándido Conde-Pumpido, noticia de la que Junts se ha enterado por la prensa.

El recurso de amparo, en el que la defensa solicita una medida cautelarísima (sin audiencia a las partes) para que la orden nacional de detención quede en suspenso, se ha metido en un cajón hasta después de las vacaciones veraniegas. "Si hubieran querido, podrían haber visto la medida cautelarísima, como hicieron con el recurso de Juana Rivas", dicen fuentes jurídicas en referencia a la decisión tomada por el TC en 24 horas sobre la demanda de la mujer que pretendía paralizar la entrega de su hijo menor al padre.

Pero Conde-Pumpido decidió desde el principio que el recurso del líder de Junts se tramite sin ninguna urgencia, de modo que la admisión a trámite no se espera hasta septiembre. En el TC, además, enfrían completamente la concesión de la medida cautelar, que sería la vía más rápida para que Puigdemont pudiera regresar a España sin ser detenido.

La puesta en marcha de la renovación parcial del TC ha introducido una preocupación añadida para el entorno del expresidente catalán, en el que se quejan de que el PSOE no haya tenido el "detalle" de informar de que se iba a iniciar ese proceso, lo que han conocido a través de los medios de comunicación.

"Tendrían que habernos avisado de un paso así por parte de Conde-Pumpido", dicen las fuentes consultadas, por mucho que la ley obligue al presidente del TC a solicitar el inicio del proceso de renovación antes de los cuatro meses previos a la fecha de expiración del mandato de los magistrados salientes.

Es una renovación crucial para Puigdemont porque uno de los cuatro miembros del TC que deben ser sustituidos es el propio presidente, Conde-Pumpido, al que se considera una pieza clave para que la operación política de la amnistía llegue a buen puerto.

"Si Cándido no va a seguir, no sabemos quién va a aglutinar los votos para que prospere la demanda de amparo", dicen en el entorno de Puigdemont, en donde no se concede esa capacidad aglutinadora a Ramón Sáez ni, mucho menos, a Inmaculada Montalbán, los dos magistrados del sector progresista del TC que quedarán en el tercio más antiguo una vez que se produzca la renovación iniciada ahora.

Escenarios en el Senado

A la salida de Conde-Pumpido se suma el hecho de que esta renovación corresponde al Senado, donde el PP está a 15 escaños de tener por sí solo los tres quintos (160 votos) que se requieren para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional.

Con 145 senadores de un total de 266, el PP tendría que negociar con el PSOE los nombres de los cuatro nuevos integrantes del TC y así ha sido hasta ahora, normalmente con un 'reparto' de dos magistrados cada uno.

Pero también puede optar por bloquear la renovación si vislumbra la posibilidad de una convocatoria de elecciones generales en 2026 y confía en arañar los 15 escaños que ahora le faltan para poder imponer una renovación en solitario.

En ese escenario, el PP daría la vuelta a la relación de fuerzas existente en el Tribunal Constitucional: de una mayoría progresista actual de 7 votos frente a los 5 conservadores, se pasaría a una mayoría conservadora de 7 magistrados frente a 5 progresistas. Y, en esa hipótesis, las posibilidades de una estimación del amparo de Puigdemont se disiparían.

Si el PP entrase a negociar la renovación del Senado -que debería estar terminada antes del próximo 17 de diciembre-, el 'reparto' a dos magistrados con el PSOE no alteraría la actual mayoría progresista de 7 votos a 5. Sería un buen escenario para el expresidente catalán, siempre y cuando los dos nombres propuestos por el PSOE hicieran suyos los compromisos del Gobierno de Pedro Sánchez con Puigdemont.

Un 'reparto' de 3 magistrados propuestos por el PP y 1 por el PSOE generaría -en la hipótesis de que fuera aceptado por los socialistas- una situación endiablada en el tribunal de garantías: los bloques conservador y progresista quedarían empatados a 6 votos, si bien los progresistas podrían mantener la presidencia con Ramón Sáez por ser el magistrado de mayor edad.

En el entorno de Puigdemont se apuesta por que el PP no va a renovar el Tribunal Constitucional. No ya solo por la eventualidad de estar en una posición más ventajosa si hay elecciones, sino también porque ahora no tiene ninguna posibilidad de cambiar la mayoría progresista del TC y "podría forzar la agonía de Conde-Pumpido en un momento en el que lo que viene va a ser mucho peor que lo pasado", afirman las fuentes consultadas.

Para empezar, Conde-Pumpido "no podría seguir poniéndose de perfil, como está haciendo ahora con la demanda de amparo" de Puigdemont. En el entorno del líder independentista perciben que el presidente del TC "no quiere dejarse más pelos en la gatera" después de haber sacado adelante la ley de amnistía a costa de dejar un tribunal fracturado, de ser vapuleado por las críticas de buena parte de la comunidad jurídica y de enfrentarse al Tribunal Supremo.

Pero, además, "antes o después llegarán al TC casos muy chuscos: Cerdán, Begoña, Leire, el hermano...", señalan estas fuentes.

Para el entorno de Puigdemont, la mejor opción es que, pese a su desgaste, Conde-Pumpido siga al frente del Tribunal Constitucional y remate la aplicación de la amnistía al expresidente catalán, "tal como nos transmiten desde el Gobierno o a través de Rodríguez Zapatero", afirman.