El rey emérito, Juan Carlos, saluda a Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

El rey emérito, Juan Carlos, saluda a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. EFE

Tribunales

La AN cita como imputada a Corinna Larsen por sus relaciones económicas con el rey Juan Carlos I

Declarará el 8 de septiembre. Se reabre la 'pieza Carol', en la que se investiga la grabación que José Manuel Villarejo le hizo a la exprincesa alemana.

27 julio, 2020 13:23

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El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha imputado a la amiga de Juan Carlos I Corinna Larsen y la ha citado a declarar el 8 de septiembre en la pieza donde investiga las grabaciones de las conversaciones que mantuvo con el excomisario José Villarejo en las que ésta hablaba de las cuentas del Rey emérito en Suiza. 

El magistrado de la Audiencia Nacional ha acordado la reapertura de esta pieza, denominada Carol y que es la número 5 del caso Villarejo, donde investiga esas supuestas grabaciones y también ha llamado a declarar como imputados al excomisario José Villarejo, a su socio Rafael Redondo y al expresidente de Telefónica Juan Villalonga.

Además de esta investigación, la Fiscalía del Tribunal Supremo ha asumido la que dirigía Anticorrupción sobre el presunto cobro de comisiones para la adjudicación en 2011 del AVE a La Meca (Arabia Saudí) al comprobar que podría estar involucrado el rey emérito, que es aforado y cuya inviolabilidad hasta que dejó de ser rey en 2014 impide que se le pueda investigar. 

Las cintas de Corinna

Juan Carlos I utilizó a Corinna zu Sayn-Wittgenstein como testaferro para ocultar patrimonio y propiedades en el extranjero. Así lo reconoció, al menos, la empresaria afincada en Mónaco al comisario José Manuel Villarejo en una reunión celebrada en Londres en 2015, según la grabación del encuentro a la que tuvo acceso EL ESPAÑOL en julio de 2018. 

Según Corinna, la motivación del ahora Rey emérito no habría sido de carácter personal sino fiscal: "No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco".

En esta cita con el comisario Villarejo, hoy en prisión preventiva, habrían quedado desvelados algunos de los secretos mejor guardados de la que se definió, en una entrevista publicada en 2013, como “amiga entrañable” del rey Juan Carlos.

La empresaria y asesora de Alberto de Mónaco mantuvo una larga relación sentimental con el monarca que adquirió carácter público a raíz del accidente que Juan Carlos I sufrió en Botswana, en abril de 2012, cuando se encontraba con ella en una cacería.

Juan Villalonga y Villarejo 

El encuentro entre Corinna y el comisario Villarejo fue propiciado por el empresario Juan Villalonga, que asistió a la reunión en calidad de amigo personal de ambos. Villalonga está casado con la fotógrafa alemana Vanessa von Zitzewitz, considerada como parte del círculo íntimo de Corinna.

Durante la conversación con el policía y el empresario, de forma claramente audible, la princesa Corinna explica que está viviendo "una pesadilla enorme" ya que, a sus espaldas y "con su gente", el rey Juan Carlos habría colocado parte de su patrimonio a nombre de ella. Se refiere a diversas propiedades en Marruecos y otros lugares fuera de España que, tras su ruptura sentimental, Juan Carlos I le estaría reclamando.

Corinna explica, alternando un español con leves defectos expresivos con frases en inglés y francés, que acceder a sus pretensiones supondría cometer un delito: "Lo han hecho con dos o tres cosas y están poniendo muchísima presión. Por ejemplo: mandarle dinero o darle cosas... eso es blanqueo".

En la grabación, peritada por EL ESPAÑOL para confirmar que no ha sufrido cortes ni ediciones, Sayn-Wittgenstein explica que Juan Carlos I no colocó las propiedades a su nombre por la relación que ambos mantenían, sino porque ella tiene residencia fiscal en Mónaco, donde no existe obligación de hacer una declaración pública de patrimonio. Así, por muchas propiedades que aparezcan a su nombre, nunca llamarían la atención de las autoridades monegascas.

65 millones "por amor"

De forma paralela, el fiscal suizo Yves Bertossa mantiene abierto desde agosto de 2018 un procedimiento penal donde se investiga a los supuestos testaferros del rey emérito Juan Carlos I señalados en las grabaciones que Corinna Larsen realizó ante el excomisario Villarejo y que fueron publicadas en exclusiva por EL ESPAÑOL y de las que se hace eco el periódico Tribune de Genève.

Dicho diario suizo publicó el pasado mes de marzo la existencia de una nueva cuenta bancaria, hasta ahora desconocida, en la banca privada Mirabaud de Ginebra y en la que el rey emérito habría recibido, el 8 de agosto de 2008, unos 100 millones de dólares del entonces rey de Arabia Saudí, Abdallah bin Abdulaziz, a través del Ministerio de Finanzas de ese país árabe.

Durante los años siguientes a este ingreso, el entonces Rey de España habría ido disponiendo de cantidades de dinero desde dicha cuenta, hasta llegar a 2012 cuando retiró la cantidad mayor de todas: unos 65 millones de euros que habría entregado a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, tal y como adelantó EL ESPAÑOL, y que después fueron transferidos a Bahamas.

La declaración de Corinna Larsen ante el fiscal suizo Yves Bertossa, en calidad de investigada, fue realizada el pasado 19 diciembre de 2018 y en ella aseguró que recibió 65 millones del rey emérito "por amor" porque quería "recuperarme".

Bertossa mantiene abierta la investigación ya que sospecha que tanto el pago como el reparto de unas cantidades de dinero tan importes, podrían responder a algún tipo de delito de corrupción, tipificado por el Código Penal suizo como “sospechas de lavado de dinero agravado” (blanqueo de capitales).

"Estructura" para ocultar dinero

Otra de las revelaciones sobre el emérito llegó a principios de julio, cuando EL ESPAÑOL publicó que  Juan Carlos I pidió en su despacho del Palacio de la Zarzuela al gestor de fortunas Arturo Fasana y al abogado suizo Dante Canonica que le crearan "una estructura" en el país helvético para guardar allí, lejos del fisco español, una "importante donación" que iba a recibir del rey de Arabia Saudí.

Así lo reveló Dante Canonica en la declaración que prestó ante el fiscal de Ginebra Yves Bertossa, a la que tuvo acceso este periódico. Bertossa sospecha que el rey emérito "ocultó cerca de 100 millones de dólares en Suiza" con la ayuda del abogado, de Fasana y de la banca Mirabaud, según la lectura de cargos que se refleja en el acta de la comparecencia del primero. Esos 100 millones podrían proceder del pago de comisiones por la adjudicación del AVE a la Meca (Arabia Saudí) en 2011.

Canónica aseguró que la Fundación Lucum, con la que se canalizó esa donación, se creó en la residencia oficial del rey Juan Carlos y relató asimismo los viajes que el gestor de cuentas en Suiza Arturo Fasana, también investigado por estos hechos, hizo a Washington y a Basilea después de que el monarca les facilitara "las coordenadas" del entonces embajador saudí en Estados Unidos, Adel Al-Jubeir, que iba a intermediar en la transferencia de los 100 millones de dólares. 

El abogado dijo que conoció a Juan Carlos I a finales de 2007 o principios de 2008 "con Arturo Fasana en el Palacio de la Zarzuela", y que después se reunió varias veces más con él.  En esa primera ocasión, según su relato, les explicó a Fasana y a a él que su amigo, el rey Abdalá de Arabia Saudí, fallecido en 2015), quería hacerle una importante donación.

"Le pregunté cuánto dinero. Me respondió que no lo sabía", expuso el abogado, quien señaló que le dijo al rey que era importante saber la cantidad y que también era importante crear una estructura totalmente transparente, "es decir, que Juan Carlos I apareciera como beneficiario efectivo". También advirtieron de que no abrirían una cuenta bancaria hasta tener la confirmación del embajador Al-Jubeir de que "era realmente una donación".

Este finalmente confirmó que se trataba de "un pure gift (puro regalo) que ascendería a varias decenas de millones" y unos días después llegaron los fondos. "Fue entonces cuando descubrimos la cantidad exacta de la donación. Llamamos a Juan Carlos I, que se quedó atónito al saber la cantidad que se había pagado. Pronunció una frase como '¡Oh Dios mío! Han sido muy generosos'".

En 2012, el rey emérito decidió cerrar la cuenta de la fundación y transferir los fondos a su amiga Corinna Larsen porque, según Canónica, "no se sentía cómodo con la cuenta en un banco suizo". "Era una bomba de relojería" y a esto añadió que la banca Mirabaud "nos hizo entender que la cuenta de Juan Carlos l presentaba un "riesgo reputacional" para la entidad.