Rodrigo Rato, este lunes al salir de la Audiencia Nacional

Rodrigo Rato, este lunes al salir de la Audiencia Nacional Susana Vera Reuters

Tribunales

Los acusados de las 'tarjetas black' se unen contra Bankia por actuar con “intención incriminatoria”

Las defensas de los 65 acusados piden al tribunal la nulidad de las actuaciones por vulneración de derechos fundamentales.

26 septiembre, 2016 16:01

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Todos los acusados por las 'tarjetas black' se han unido contra un mismo frente común, Bankia. La entidad que preside actualmente Ignacio Goirigolzarri es la culpable -según sus abogados- de que ellos estén sentados en el banquillo de la Audiencia Nacional enfrentándose a penas de cárcel por un delito de apropiación indebida. Las defensas han planteado al tribunal, presidido por Angela Murillo, que Bankia tuvo una “intención incriminatoria” cuando decidió entregar los datos de las tarjetas empleadas por los antiguos consejeros y directivos de Caja Madrid y por eso el juicio debe ser anulado.

Así lo han expuesto en la primera sesión del juicio dedicada a cuestiones previas, en el que se encuentran sentados como acusados los dos expresidentes de la entidad, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, el ex director financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, así como otros 62 directivos y miembros del Consejo de Administración.

El alegato de la defensas -previo al inicio de los interrogatorios de los acusados, que se prevé para el viernes- versa principalmente en las hojas Excel aportadas por Bankia al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y éste a la Fiscalía Anticorrupción. Según los abogados de los acusados, esas hojas con los gastos de todas las tarjetas desde los años 2003 a 2012 fueron elaboradas por Bankia sin ningún soporte documental que certifique que esos extractos son reales. “Ni conocemos el Excel ni la custodia que ha tenido. Además, está plagado de errores, gastos duplicados y de sitios en los que mi cliente no ha estado jamás, y no hay soporte que acredite la realidad de los gastos”, ha señalado la letrada Dolores Márquez de Prado.

"Datos inveraces"

Según los abogados, son datos inventados, sin contrastar, inveraces, y en caso de que el tribunal continúe el juicio y utilice esa prueba para enjuiciar a los acusados, y en su caso condenarles, se estaría vulnerando un derecho fundamental. La defensa del exsindicalista de Comisiones Obreras (CCOO) y ex miembro del Consejo de Administración de Caja Madrid, Rodolfo Benito, ha señalado que Bankia no ha aportado a la causa el libro diario de contabilidad y, por tanto, esto impide que los gastos reflejados en ese Excel puedan considerarse veraces y exactos. “Bankia ha actuado con una clara intención incriminatoria. No sabemos qué criterio ha utilizado, es arbitrario. Ha aportado al proceso material incriminatorio, y aquel que arroja material exculpatorio dice que no lo tiene”, ha sostenido.

Los letrados de los exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid también han intentado que el tribunal expulse tanto a Bankia como al FROB como acusaciones particulares, al entender que no pueden ser perjudicadas, tal y como alegan, dado que cuando se realizaron los gastos, la caja no había entrado en el plan de fusión por el que luego se creó Bankia ni el FROB había entrado para rescatar a la entidad.

Otro de los aspectos que han sostenido de manera reiterada las defensas es que el uso de las tarjetas ahora puestas en cuestión son la continuación de una costumbre iniciada en el año 1988 con Jaime Terceiro como presidente, y siempre fueron contabilizadas en una cuenta oficial y no en una opaca, tal y como sostiene Bankia y ha hecho suyo la Fiscalía Anticorrupción.

Díaz Ferrán pide ausentarse

El banquillo de este juicio está representado por todos los estamentos de la sociedad. Un vicepresidente de Gobierno (Rodrigo Rato), un exsecretario de Estado (Estanislao Rodríguez Ponga), un exministro (Virgilio Zapatero), empresarios y directivos de la patronal (Gerardo Díaz Ferrán y Arturo Fernández), un exjefe de la Casa del Rey (Rafael Spottorno), o sindicalistas.

Todos ellos acudían esta mañana a la sede de la Audiencia Nacional en un polígono industrial de San Fernando de Henares (Madrid). Todos ellos se volvían a ver las caras después de haber abandonado Caja Madrid. Mientras esperaban a ser llamados, conversaban en pequeños grupos, con un tono bastante distendido para encontrarse ante un tribunal que puede enviarles a prisión.

El que peor aspecto tiene es que el expresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán. El expresidente de Viajes Marsans lleva dos años en prisión y tuvo que llegar en un furgón policial. Por su condición de preso, debe estar escoltado en todo momento por dos agentes de la Policía Nacional.

Su abogado ha solicitado que pueda librarse de acudir al juicio con la única excepción del día que declare, alegando su delicada salud. La presidenta del tribunal ha resuelto que en la próxima sesión un médico forense le revise y tras el informe se decidirá sobre su presencia en el juicio.

Durante más de una hora, han estado todos los acusados en la entrada del edificio esperando a ser llamados por el funcionario judicial. Tras la espera, llegaba el momento. El funcionario nombrado uno por uno a cada uno de los acusados para que fueran desfilando y accedieran a la sala. Cada uno va a ocupar siempre el mismo asiento durante los meses que va a durar el juicio, previsto hasta el 23 de diciembre.

Del lujo al sándwich de máquina

Lo que dejó de manifiesto el escándalo de las 'tarjetas black' era el lujo en el que vivía alguno de sus usuarios. El expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, era uno de ellos. Facturas en los mejores restaurantes de Madrid, como Zalacaín o Horcher, o noches en el hotel Ritz lo demuestran.

Es más, la mayoría de los 436.000 euros gastados por Blesa se fueron en restaurantes, pero también aprovechó este tiempo para visitar joyerías, centros comerciales, comprar billetes de avión. Pues bien, esa imagen de Blesa en hoteles y restaurantes de lujo queda muy atrás después de que hoy se le viera comer un sándwich de máquina durante el receso del juicio y evitar así salir del edificio de la Audiencia Nacional. Quizá quería evitar a la veintena de preferentistas que a primera hora de la mañana le recibían con insultos. Sin embargo, lo que no sabía es que éstos ya se habían marchado.