Salvador Illa conversa con el ministro Óscar López, este domingo, durante el desfile del 12 de octubre en Madrid.

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Política

Illa preocupa en Moncloa: su falta de Presupuestos aleja los de Sánchez y borra la imagen de 'estabilidad política' en Cataluña

Las cuentas catalanas y las del Estado dependen de un difícil acuerdo a tres bandas entre los independentistas, el Gobierno y la Generalitat sobre la "financiación singular".

Más información: El Gobierno ya da por hecho que prorrogará el 1 de enero los Presupuestos: dice que negocia con sus socios y ellos lo niegan

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"Pedro Sánchez puede permitirse estar sin Presupuestos, pero Salvador Illa no", explica un destacado dirigente de uno de los partidos que sostiene al Gobierno. En eso coincide con la impresión de los socialistas y con la de otros socios del Ejecutivo.

Unos y otros ven con preocupación las dificultades del presidente de la Generalitat para sacar adelante las cuentas catalanas; es decir, para cumplir su propósito y el de Pedro Sánchez de dar "estabilidad política" a Cataluña.

Esa falta de acuerdo en Cataluña afecta además negativamente a la legislatura en el Congreso y a la hipótesis lejana de que puedan aprobarse los Presupuestos Generales del Estado para 2026.

No se lo puede permitir Illa porque gran parte de su hoja de ruta y la de Sánchez, y el propio sentido de la legislatura, se basan en lograr lo que han llamado la "normalización", el "reencuentro" o la "reconciliación" en Cataluña.

Ese propósito les servía para justificar políticamente decisiones controvertidas, como la de los indultos o la amnistía.

En coordinación con esa estrategia, Illa ha practicado una política basada en un acercamiento a los partidos independentistas, que se inscribe en una maniobra de transversalidad que busca desactivarlos con acuerdos y concesiones.

La finalidad es poner fin a años de agitación e inestabilidad en Cataluña con los gobiernos independentistas. Y por eso Illa no puede permitirse políticamente que el primer presidente no independentista tras el procés se estrelle y no pueda sacar adelante siquiera las cuentas de la Comunidad.

Illa fue investido president en agosto de 2024 con los votos de ERC y los Comunes, pero ha sido incapaz de aprobar unos Presupuestos en 14 meses.

Este martes, en el Debate de Política General en el Parlament, Illa instó a sus socios de investidura a aprobar las cuentas, pero aún no ha tenido respuesta. Y desde Moncloa y el PSOE se ve con inquietud esa falta de acuerdo.

Sobre todo, porque el escollo principal es la "financiación singular", un asunto que depende de un difícil acuerdo a tres bandas entre Gobierno central, Generalitat y partidos independentistas.

La reivindicación de máximos de ERC es la de lograr una especie de "concierto fiscal" en el que la Generalitat recaude todos los impuestos que se pagan en Cataluña y luego asuma una cuota de solidaridad con el Estado.

Eso estaba en el pacto entre PSC y ERC para la investidura de Illa. Luego el presidente de la Generalitat firmó un acuerdo más inconcreto con el Gobierno de Pedro Sánchez que rebajaba esa exigencia de ERC, porque el Ejecutivo rechaza el “concierto fiscal”. Así es hasta hoy.

Pero es habitual que Moncloa rechace o descarte algo con insistencia que le piden sus socios parlamentarios y luego termine por aprobarlo.

Los independentistas, a su vez, se niegan a sentarse a negociar los Presupuestos Generales del Estado hasta que no se avance en este "concierto fiscal" para Cataluña.

Condicionan también su apoyo a unos Presupuestos catalanes a que se avance en la financiación singular.

En ese triángulo está el futuro de los Presupuestos del Estado y los de Cataluña, es decir, la estabilidad del Gobierno central y, sobre todo, de la Generalitat de Salvador Illa. Se supone que el presidente de la Generalitat presentará en breve una propuesta.

Por su parte, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, ha anunciado una iniciativa de financiación autonómica para todas las comunidades, en la que tiene que encajar las exigencias de singularidad para Cataluña que mantienen los independentistas.

A ese escenario complicado hay que sumar que la encargada de negociar el asunto es María Jesús Montero quien, a su vez, está limitada por ser candidata en Andalucía. Tan constreñida que ERC lo ve un escollo insalvable y se plantea que esa negociación y la de los Presupuestos del Estado se retrasen hasta que Montero salga del Gobierno rumbo a Sevilla.

Otro factor de distorsión es el de la irrupción de Aliança Catalana. Tanto, que si se suman los votos de Vox, el catalán puede ser el Parlamento español con más presencia de la ultraderecha, según apuntan las encuestas.

Esa situación puede condicionar a Junts en su relación con el Gobierno de Sánchez y puede anticipar un Parlament ingobernable, si hubiera unas nuevas elecciones autonómicas.