Sánchez, este lunes en un acto a favor de la cultura.

Sánchez, este lunes en un acto a favor de la cultura. EFE

Política

Sánchez, cada vez más aislado en Europa: la izquierda también endurece la política migratoria en Reino Unido y Dinamarca

Moncloa critica la propuesta de Feijóo pero sus socios en Reino Unido y Dinamarca van más allá proponiendo deportaciones o aliándose con Meloni para crear centros en terceros países.

Más información: Feijóo propone ligar el Ingreso Mínimo Vital a la búsqueda de empleo e imponer la visa por puntos a los migrantes

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El Gobierno no comparte las propuestas en materia de inmigración de Alberto Núñez Feijóo para crear, por ejemplo, "un visado por puntos" emulando el modelo canadiense y australiano.

"En España no existe un problema de inmigración", defendía este lunes el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que acusaba al PP de "blanquear" y "hacer suyo" el discurso de "la extrema derecha autoritaria".

Lo cierto es que España es casi una excepción en Europa. Tanto Gobiernos de derecha como socialdemócratas están virando hacia políticas más restrictivas en esta cuestión.

El país que más distancia marca con Sánchez es Dinamarca, que, desde julio, asume la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.

Su primera ministra, Mette Frederiksen, con la que Sánchez ha viajado a Ucrania, es la antítesis del español en materia migratoria, llegando incluso a crear alianzas que en Moncloa resultarían contra natura.

Pedro Sánchez y Mette Frederiksen en Copenhague en marzo de 2023.

Pedro Sánchez y Mette Frederiksen en Copenhague en marzo de 2023.

Durante los últimos años, el Gobierno danés ha endurecido notablemente la política migratoria: ha restringido las condiciones para solicitar asilo, ha impulsado programas para acelerar deportaciones y ha recortado el tiempo de protección otorgado a los refugiados.

Además de aplicar una línea marcadamente restrictiva, Dinamarca puede presumir de un hecho llamativo en el contexto europeo: la extrema derecha es prácticamente marginal. Los dos principales partidos ultras apenas alcanzan el 6% y el 7,6% de los votos, respectivamente.

Pero lo que más llama la atención es el alineamiento geopolítico que ha tejido Frederiksen con Giorgia Meloni, hasta el punto de convertirse en una de las aliadas más cercanas de la líder de Fratelli d'Italia dentro de los Veintisiete.

La primera ministra danesa respalda la propuesta de Meloni de establecer centros de detención para inmigrantes en terceros países, fuera del territorio de la UE —como Albania— para tramitar solicitudes de asilo.

Una idea que ha recibido el respaldo entusiasta del primer ministro albanés, Edi Rama, líder del Partido Socialista de Albania y actual vicepresidente de la Internacional Socialista, organización presidida por el propio Pedro Sánchez.

Cabe recordar que la propuesta de Meloni no es nueva: incluso antes de su llegada al Palazzo Chigi, Frederiksen ya planteaba enviar solicitantes de asilo a Ruanda.

Sin embargo, ambas dirigentes se han topado con obstáculos judiciales. En Italia, los tribunales han bloqueado varias detenciones, y muchos de los inmigrantes destinados a Albania han tenido que ser devueltos a Italia por orden judicial.

Ante estas dificultades, Frederiksen y Meloni enviaron una carta conjunta a la Comisión Europea solicitando "abrir un debate público" sobre la vigencia de la Convención Europea de Derechos Humanos.

"Queremos abrir el debate público sobre algunas convenciones europeas y sobre su capacidad real, tras décadas desde su firma, para afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo, comenzando por la inmigración", afirman en la misiva.

La carta fue respaldada por líderes conservadores y liberales de Austria, Chequia, Letonia, Polonia, Bélgica, Estonia y Lituania.

La idea de crear centros para solicitantes de asilo fuera de las fronteras comunitarias también ha sido apoyada por el Partido Laborista de Noruega, país que no forma parte de la UE, pero que mantiene una estrecha relación con Bruselas como socio privilegiado.

Otros países, sin adherirse plenamente al modelo Meloni, han optado por fórmulas similares de cooperación migratoria.

Es el caso de Eslovenia, gobernada desde 2022 por el primer ministro centroizquierdista Robert Golob, que ha endurecido su política migratoria exigiendo, por ejemplo, conocimientos básicos de esloveno (nivel A2) para quienes soliciten residencia permanente por trabajo o reagrupación familiar.

Según datos de Frontex, las patrullas conjuntas entre Eslovenia, Italia y Croacia han logrado reducir en un 78 % las entradas irregulares por esa ruta.

En Alemania, donde los socialdemócratas forman parte de una gran coalición liderada por la CDU de Friedrich Merz, también se ha producido un giro hacia posiciones más duras.

En 2023, el entonces canciller y líder del SPD Olaf Scholz apareció en la portada de Der Spiegel con una declaración contundente: "Debemos deportar a gran escala".

A partir de entonces, el gobierno alemán de socialdemócratas y conservadores defendió agilizar las devoluciones de solicitantes de asilo —en especial afganos y sirios— a los países europeos por los que ingresaron inicialmente.

Aunque hay una diferencia fundamental que explica las diferencias entre estos Gobiernos europeos y Sánchez: sus aliados.

En España, el Ejecutivo está condicionado por sus pactos a la izquierda (Sumar, Bildu, ERC y Podemos) que tienen la inmigración como línea roja.

En cambio, estos gobiernos tienden a pactar con partidos más centristas, liberales o conservadores. Así pasa con Frederiksen o pasó con Scholz. 

La última bala laborista

Fuera del bloque comunitario, el caso del Reino Unido bajo el nuevo primer ministro laborista Keir Starmer también marca un viraje significativo pese a su mayoría absoluta con la que gobierna en la Cámara de los Comunes.

Nada más llegar al cargo, Starmer impulsó reformas para duplicar el tiempo necesario para obtener la residencia legal, elevándolo a 10 años.

También ha impuesto requisitos más estrictos, como titulación universitaria, pruebas reforzadas de inglés para visados cualificados, y ha restringido permisos en sectores sensibles como la sanidad y la asistencia social.

Además, ha acelerado las deportaciones y ha declarado haber "recuperado el control de las fronteras".

Esto no ha impedido que Reform UK, el partido del ultra Nigel Farage, suba en las encuestas. En las últimas de YouGov obtendría mayoría absoluta, desbancando un siglo de alternancia entre conservadores y laboristas.