Pedro J. pide en 'El Hormiguero' una acción cívica para acotar el tiempo en Moncloa: "Prohibido perpetuarse en el poder"

"Hoy ha venido a divertirse a El Hormiguero… Pedro J. Ramírez". Por primera vez en casi 15 años de programa en Antena 3, el director de EL ESPAÑOL ha pisado el plató de Pablo Motos.

Y lo ha hecho con un mensaje a la sociedad: "Prohibido perpetuarse en el poder".

Porque limitar los mandatos ha de ser un "deber cívico".

"Aunque Sánchez fuera el mejor gobernante, aunque no hubiera escándalos de corrupción, aunque todo funcionara bien, habría que poner límites temporales".

Su visita al programa coincide con la publicación de su nuevo libro, Por decir la verdad. El precio de un periodismo insobornable (Planeta), que sale a la venta este miércoles 24 de septiembre.

En él repasa las tensiones políticas, los desafíos al poder y los enfrentamientos con presidentes en una de las etapas más convulsas de la democracia española.

"Tener fecha de caducidad" ha sido el eje principal de la entrevista. Y Pedro J. ha criticado que Pedro Sánchez aspire a gobernar 13 años tras decir este domingo que su proyecto no la tenía.

Ha recordado que José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se marcharon tras dos mandatos. 

La propuesta, ha subrayado, debe ser "transversal". "Cuando se acerquen las elecciones tendría que haber un movimiento ciudadano más allá de lo que cada uno piense de los programas", ha planteado.

"Los políticos nos prohíben fumar, pisar el césped o pactar el alquiler. Pues pongámosles nosotros una prohibición: prohibido perpetuarse en el poder".

El riesgo, según ha explicado, está en el propio sistema actual: "Los diputados dependen de quien les pone en las listas. Así, el presidente sólo depende de los que dependen de él".

Aunque la Constitución prevé un sistema de equilibrio de poderes, "muchas veces el que gobierna se lo salta". Por eso, a su juicio, las próximas elecciones serán "las más importantes de la historia de la democracia en España".

¿Y cuándo se convocarán? Según su análisis, Sánchez ya piensa en 2026 como horizonte electoral.

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A ello se suma su "miedo a lo que pueda ocurrir en Andalucía", donde María Jesús Montero tendrá que defender concesiones a los nacionalistas "muy difíciles de vender".

"Caudillismo"

"Sin fecha de caducidad", ha advertido, existe el peligro de caer en el "caudillismo".

El propio Pedro J. ha admitido que esa palabra podía sonar como "una comparación exagerada". Pero ha insistido en que se trata de un fenómeno "consagrado por las urnas que vemos cómo florece en muchos países".

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Por eso, le ha pedido al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que en caso de que llegue a La Moncloa, se comprometa a no estar más de dos mandatos, como hizo Aznar.

Pedro J. también ha reclamado un cambio de formas en la política española. Echa de menos "la época en la que los grandes partidos primero se respetaban y luego llegaban a grandes acuerdos, grandes asuntos de Estado".

Ahí ha introducido la idea de los "políticos remolacha", una expresión que ha tomado prestada de Cristian Campos, jefe de Opinión de este periódico. 

Con esa categoría se refiere a dirigentes que "no crispan, no ofenden y se dedican a que las cosas funcionen".

En ese momento, Pablo Motos le ha interrumpido para preguntarle si Feijóo era uno de ellos. Y el director de EL ESPAÑOL no ha dudado: "Sí, y para bien".

Porque el dirigente popular, a su juicio, "intenta hacer políticas de consenso" y, de llegar a ser presidente, trataría de gobernar "no sólo para los suyos, sino para la mayoría social".

Eso sí, ha advertido de la amenaza que pesa sobre Feijóo, "el descontento que está calando tanto en la sociedad, y muy especialmente entre los jóvenes, les lleva a buscar un extremo". Una situación que, en su opinión, explica el auge de Vox.

"Por decir la verdad"

Durante la entrevista, Pedro J. ha contado también cómo fue destituido dos veces por publicar informaciones que incomodaban al poder.

Primero bajo el Gobierno de Felipe González, tras destapar los GAL y la corrupción desde Diario 16, y luego con Mariano Rajoy, tras revelar la financiación irregular del PP y su SMS de apoyo a Bárcenas —"Luis, sé fuerte"— al frente de El Mundo.

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Después fundó EL ESPAÑOL, periódico del que "no me van a poder echar". Un proyecto que nació gracias a la indemnización recibida tras 25 años en El Mundo.

El objetivo, en cualquier caso, sigue siendo el mismo que cuando empezó hace 45 años, ha dicho: publicar informaciones veraces, aunque resulten incómodas.

"A veces pierdes amigos, anunciantes o te ganas problemas con gente cercana. Pero si tienes una noticia relevante y verdadera, eres prisionero de la obligación de publicarla".

Publicidad institucional

Otro de los temas a tratar ha sido la publicidad institucional. Pablo Motos ha querido saber si EL ESPAÑOL recibe este tipo de campañas.

Pedro J. ha señalado que, desde que este diario destapó casos como el "mal llamado caso Koldo, Ábalos o Cerdán, que hay que bautizar como caso Pedro Sánchez", la inversión en publicidad institucional ha caído un 80%.

En este sentido, ha recordado que EL ESPAÑOL ya ha denunciado este "reparto arbitrario" ante el comisario europeo para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Michael O’Flaherty, y ante la relatora especial de Naciones Unidas sobre libertad de expresión, Irene Khan.

"Somos el periódico líder durante 25 meses consecutivos según GfK, con más audiencia que los demás, pero desde entonces la publicidad institucional prácticamente ha desaparecido".

No se trata, ha añadido, de "un privilegio" para los medios, sino de "un derecho de los ciudadanos a informarse de las campañas públicas".

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Además, ha denunciado que Moncloa ahora centraliza la gestión y evita dar explicaciones. "Antes cada ministerio decidía. Ahora, ni siquiera conseguimos información clara. En un criterio oficial han llegado a poner: medios afines. Además de abusones, son necios, porque han dejado ese rastro escrito".

En este punto, ha cargado contra la estrategia de Sánchez hacia los medios críticos. "Si un periódico publica algo que no te gusta, te aguantas. Y si no es cierto, vas a los tribunales".

Lo que no se puede, añadió, es responder con etiquetas como "pseudomedios", "máquina del fango" o "bulos".

"¿Qué diferencias hay entre Sánchez y Trump en lo que se refiere a la prensa? No veo ninguna", se ha preguntado.

Colaboración con Trancas

El tono de la entrevista ha cambiado ligeramente con la aparición de Trancas. Como toda la charla había girado en torno a la "fecha de caducidad", la hormiga ha aprovechado su entrada en escena para lanzar un dardo.

Trancas le ha reprochado a Motos que lleva ya 20 años al frente del programa . "¿Y tú no crees que deberías dejarlo?".

Aunque la pregunta iba dirigida al presentador, Pedro J. ha recogido el guante: "Tú llevas 20, yo 45… La diferencia (con los políticos) es que aquí se puede cambiar de canal".

"Pero no cambiéis ahora, cabrones", ha añadido Trancas entre risas.

En ese momento, Pedro J. ha intentado fichar a Trancas en pleno directo para esta casa. "Siempre ando en busca de talento joven", ha bromeado, mientras definía qué cualidades necesita un buen reportero: "Ojos abiertos, antenas desplegadas y un poco de colmillo".

La hormiga no se ha dejado convencer tan fácilmente. "Soy fiel… a no ser que tengas muchísimo dinero", ha replicado, entre risas.

Lejos de rendirse, el periodista ha lanzado una idea, una colaboración. "¿Qué pasaría si cuando Dani Ramírez o Lorena G. Maldonado, los grandes entrevistadores de EL ESPAÑOL, entrevistan a alguien importante, al final entraran las hormigas a hacer una pregunta?". 

"Melón con sal"

Ya en la parte final, ha relatado varias anécdotas con expresidentes. Un día después del atentado de ETA contra Aznar en 1995, ha contado que ambos jugaron un partido de pádel.

"Ya tengo carisma", bromeó el entonces presidente. "No, lo que tienes... es que has sobrevivido", le contestó el periodista.

De Zapatero ha recordado una comida en Moncloa. "De postre pidió melón con sal. Era una tradición familiar humilde, de cuando no podían comprar jamón".

Escenas como estas "permiten entender no sólo al político, sino también a la persona que se esconde detrás del cargo".