Pedro Sánchez en su visita de este viernes a Tabuyo del Monte, una de las zonas de León más afectadas por los incendios.

Pedro Sánchez en su visita de este viernes a Tabuyo del Monte, una de las zonas de León más afectadas por los incendios. Efe

Política

Moncloa intentará que Podemos acepte separar sus 'líneas rojas' políticas de la negociación de Presupuestos

Sánchez intenta rebajar expectativas sobre las cuentas del Estado para mitigar el coste político de un posible rechazo en el Congreso.

Más información: Moncloa cree que la foto de Illa con Puigdemont allana los Presupuestos y no descarta otra con Sánchez para cerrarlos

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"Vamos a presentar los Presupuestos, vamos a pelear para aprobar esos Presupuestos en las Cortes Generales y si no salen seguiremos con los Presupuestos que tenemos"

"Tengo unos Presupuestos que me permiten cumplir con los dos principales objetivos que antes le he dicho el hacer frente a mi agenda social, a la agenda social del gobierno de coalición progresista y también el poder vehicular todos los fondos europeos que tenemos de aquí al año 2026".

"Si la Cámara nos tumba o considera que no son apropiados, eso no significa que el Gobierno no vaya a seguir manteniendo su hoja de ruta, que lo va a hacer".

De esta forma, Pedro Sánchez respondió a Pepa Bueno en TVE para dejar claro que, pase lo que pase con el proyecto de Presupuestos, su intención es seguir adelante con la legislatura, porque puede hacerlo con las cuentas aprobadas en 2022 por un Parlamento que tenía otra composición.

Fuentes de la Moncloa explican que era el mensaje que precisamente quería lanzar Sánchez para "bajar el suflé", es decir, para rebajar las expectativas, sacudirse la presión y empezar a desdramatizar la posibilidad de que los Presupuestos sean rechazados.

Se trata de evitar por parte del presidente una especie de "línea roja" que dejaría "herido de muerte" al Gobierno en caso de derrota si se fija la idea de que "se juega la vida" en la negociación y votación de los Presupuestos.

También preserva la posición de su vicepresidenta primera, María Jesús Montero, que llevará el peso de las negociaciones y el coste de un hipotético fracaso, teniendo en cuenta que antes del verano será cabeza de lista del PSOE en las vitales elecciones andaluzas.

Por cierto, que Montero se mantendrá previsiblemente en su cargo hasta que se convoquen las elecciones andaluzas, aproximadamente en marzo o abril, lo que retrasa una hipotética remodelación de Gobierno que inquietaba a algunos ministros.

Este mensaje de Sánchez tiene dos contraindicaciones que asume Moncloa. Primero, quita incentivos a sus socios para aprobar las cuentas tras meses en los que han negociado con el Gobierno con la amenaza, más o menos expresa, de tener que asumir el coste político de abrir la puerta a la ultraderecha si no se apoyaba al Ejecutivo.

Y en segundo lugar, deja en el aire la idea de que el Gobierno contempla la posibilidad de fracasar en el empeño de sacar adelante las cuentas, que quedan como una especie de programa electoral futuro, con cuentas expansivas en gasto social e inversión.

Coincide con el pesimismo que expresan destacados ministros, que ven muy difícil la posibilidad de aprobarlos.

Pesimismo interno

Ese pesimismo no se ha disuelto con la reunión de esta semana entre Salvador Illa y Carles Puigdemont en Bruselas, de donde no salió ningún mensaje que de idea de que las cuentas puedan aprobarse.

La foto es un regalo político para el líder de Junts y si no se hubiera producido sería difícil el acuerdo, pero haber concedido la "amnistía política" no garantiza nada, según análisis de los socialistas.

De hecho, Moncloa explica que Illa llevaba el encargo de Sánchez de no hablar de asuntos de política nacional para no parecer un enviado o embajador del presidente del Gobierno. Eso redujo el contenido a una primera toma de contacto y conocimiento de dos personas que nunca habían hablado ni coincidido.

Por ello, para pactar con Junts los Presupuestos aún deben despejarse algunos asuntos pendientes que proceden de compromisos no cumplidos. Es el caso de la delegación de las competencias a Cataluña que duermen en el Congreso, entre otras cosas, porque Podemos se niega a apoyarla. Y, obviamente, la concesión total de la amnistía a Puigdemont.

Con PNV, Bildu y ERC hay contacto permanente y el Gobierno da por hecho que podrá contar con ellos, aunque hay escollos importantes como la del "concierto fiscal catalán".

El problema, según admite el Gobierno, sigue siendo Podemos, mucho más que Junts. Porque lo de Podemos es una decisión estratégica, según Moncloa.

Hace un año el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, sondearon al partido de Ione Belarra sobre la posibilidad de aprobar Presupuestos para 2025. Vieron que no sería posible y no volvió a haber contacto sobre este tema.

Bolaños mantiene contacto con Belarra para algunas votaciones, pero no ha habido negociaciones formales, ni se ha hablado aún de sentarse a hablar de las cuentas para 2026.

Las cuatro condiciones

Podemos se mantiene firme en sus cuatro condiciones: ruptura total con Israel, bajada de un 40% de los alquileres, medidas contra la corrupción y no aumento del gasto militar.

Y el empeño de Moncloa será intentar separar negociaciones, es decir, que sólo se hable de Presupuesto y al margen se hable de esas condiciones.

Aseguran que Sánchez estudia ir más lejos en las medidas de ruptura con Israel, quiere negociar medidas contra la corrupción y explican que el gasto militar se queda en el 2%, incluyendo inversiones contra el cambio climático, tras rechazar el 5%. Y no ven posible satisfacer la condición de la reducción rápida y radical del alquiler de viviendas.

Podemos insiste en que todo es una operación de Sánchez para tener excusa para anticipar elecciones y explican que es normal que lo rechace ahora porque ningún presidente admite con meses que vaya a convocar elecciones.

Sobre el calendario, Moncloa asegura que será imposible cumplir la exigencia constitucional de presentar el proyecto de Presupuestos en el Congreso antes de final de septiembre, pero sí que el trámite parlamentario pueda terminar antes del 1 de enero, si es que arranca tras el debate de totalidad.

En ese calendario, prevén que el Debate sobre el estado de la Nación, cuya convocatoria ya le es ineludible, tenga lugar en diciembre.

En paralelo, Moncloa tiene previsto dar eco e impulso a la propuesta de Pacto de Estado contra el Cambio Climático, con el impulso del impacto por los incendios forestales y la perspectiva de un otoño para el que se prevén danas y posibles inundaciones.