Manuel Escudero, director del nuevo laboratorio de ideas de Pedro Sánchez.

Manuel Escudero, director del nuevo laboratorio de ideas de Pedro Sánchez. Europa Press

Política ENTREVISTA

Manuel Escudero, ideólogo de Sánchez: 'La amnistía se pacta con los perjudicados por la hostilidad del PP al Estatuto catalán'

"La meta es una España realmente federal que respete la diversidad. Al final de todo esto hay un final feliz" // "El reposicionamiento político del PSOE para frenar a la ultraderecha le ha llevado del 20% al 30% de los votos" // "Esta legislatura durará cuatro años, pero Sánchez durará más en la presidencia"

29 enero, 2024 02:30

–Pero, ¿no se puede estar en contra de la amnistía sin ser de derechas?

Esa pregunta va a convertir la entrevista en otra cosa. En un combate de boxeo. La conversación estará a punto de descarrilar. Aunque habrá risas porque el entrevistado tiene cintura. Dice que no quiere bajar al barro, pero se lanza él mismo. "¡Que no, que me lleva usted!". No, ha sido usted. Y así todo el rato.

A Manuel Escudero no le gusta que le llamen "gurú" del presidente, pero como diría el propio Pedro Sánchez... "La única verdad es la realidad". Si nos atenemos a la segunda acepción del diccionario, convendremos que este hombre que nos saluda en plena mudanza desde París es, sin duda, alguien a quien Sánchez considera "maestro" y le "reconoce autoridad intelectual".

Vasco, de San Sebastián y de la Real, tiene 77 años. Fue el autor de los papeles que alzó el presidente del Gobierno para recuperar el control del PSOE tras ser purgado por el aparato. Con la receta de Escudero, ganó de nuevo las primarias. Nuestro entrevistado es, por tanto, el inventor de lo que en Ferraz ya se llama "nueva socialdemocracia". El hacedor del giro que convirtió la política española en otra cosa.

De entre todos los pensadores que redactaron aquello, Escudero y Tezanos eran los que dirigían el proceso. Ahora, este embajador de España ante la OCDE va a dejar de serlo para ponerse al frente de "Avanza", el laboratorio de ideas recién anunciado por Sánchez.

El otro día, en un mitin, el presidente anunció que su propósito pasa por darle la vuelta al concepto de "sanchismo". Ya no lo considera un insulto, sino la única corriente ideológica "capaz de frenar a la ultraderecha". Escudero acaba de fichar para rellenar de ideas ese objetivo. Él habla de "sustrato". Escudero va a aportar las ideas a un hombre principalmente criticado por no tenerlas.

En resumen: el PSOE pacta con quien tiene que pactar. La amnistía es un acto de gracia, no un privilegio. Se da a quienes, en alguna medida, fueron perjudicados. Lo de Cataluña empezó por culpa del PP. El presidente acabará la legislatura y estará todavía más tiempo. Sánchez quiere ser el referente "mundial" de la lucha contra la "ultraderecha". Sánchez durará más de cuatro años.

¿Cómo conoció a Pedro Sánchez?

Siempre he tenido mucha relación con mi partido, el PSOE. Pero, durante su primera etapa como secretario general, no lo traté demasiado. El 29 de diciembre de 2016 mantuvimos una conversación. Le dije que era el momento adecuado para un reposicionamiento político del Partido Socialista. Me preguntó: “¿Qué ideas tienes?” [esto ocurría justo cuando Sánchez decidía volver a presentarse a las primarias].

¿Y qué ideas tenía usted?

Escribí un documento y se lo envié días después, el 12 de enero de 2017. Estuvo estudiándolo una semana. Me dijo: “Estamos absolutamente alineados, vamos a por ello”. Trabajé con él desde entonces, tanto en el manifiesto de las primarias que ganó por segunda vez como en la orientación política que dio al partido. Entre 2017 y 2021 fui secretario de Economía y Empleo del PSOE. Luego seguí ligado al proyecto. Y ahora, el think tank.

Explíqueme la circunstancia de este laboratorio de ideas: ¿con cuánta gente va a contar? ¿Cuánto dinero le van a pagar? ¿Va a reportar directamente al presidente?

Con respecto a la gente, todavía no lo sé. Estamos poniéndolo en marcha. Sobre mi sueldo, no me va a sacar de pobre. No habrá grandes emolumentos. El think tank va a intentar lanzar debates útiles, elaborar informes que ayuden a mirar el presente político con luces largas; dar elementos de apoyo al partido con solvencia intelectual e ideológica. También internacionalmente: queremos convertirnos en un referente para impulsar la nueva socialdemocracia a nivel mundial.

Le escucho y pienso que esta es otra de las acciones de Sánchez encaminadas a intentar su permanencia: no quiere que este mandato sea el último. Es muy ambicioso lo que usted describe.

Sí, pero a la ambición hay que ponerle una sordina. En las aventuras reales de la vida, un 5% es inspiración y un 95% perspiración. Es decir: vamos a tener que sudar mucho la camiseta.

Como ciudadano, me tranquiliza que el que llaman “gurú de Sánchez” diga: “Hay que ponerle una sordina a la ambición”.

La sordina de la realidad, del esfuerzo diario y de hacer las cosas con calidad. Hay demasiado ruido, demasiado frenesí, por culpa de unas derechas que no solo quieren deslegitimar a la izquierda socialdemócrata, sino que se inventan un insulto cada mañana. Queremos que el think tank sea apreciado por su solvencia y que ayude a combatir los bulos, las mentiras y las medias verdades.

Convendrá conmigo en que el insulto del que usted habla es transversal, y no exclusivo de la derecha. Sería absurdo que nos pusiéramos ahora a hacer un ejercicio de hemeroteca.

La polarización es asimétrica. Son muchos más los ataques y los insultos de unos a otros que los de otros a unos. ¿Qué quiere que le diga? Yo lo veo así y pienso que es una evidencia. ¿De qué partido político son las sedes sistemáticamente sitiadas? No precisamente de Vox ni del PP.

Si mira usted a Cataluña, no son del PSOE.

Quien quiera verlo, que lo vea. Insisto: la polarización no es simétrica. Unos están a la ofensiva y otros estamos a la defensiva.

Le cuento el análisis que me traslada un miembro del entorno del presidente: la función de este think tank que usted dirige es nutrir de sustrato ideológico a un político cuya principal debilidad es ser percibido como un hombre sin ideas, capaz de todo por el poder.

Conozco bien a Sánchez. No es un hombre sin ideas. Otra cosa es la imagen que algunos han querido dar de él interesadamente. La fundación no trabajará solo para el presidente, ya le digo, sino para todos los cuadros del PSOE. Estamos convencidos de que resulta necesario dedicar esfuerzos intelectuales a clarificar esta realidad tan nueva y tan compleja.

Sánchez, en su último mitin, intentó darle la vuelta al concepto de “sanchismo”. Hace seis meses lo definía como un “insulto”. Ahora quiere convertirlo en esa corriente ideológica capaz de “frenar a la ultraderecha”. Ahí entra en juego el think tank, supongo.

Sin duda. Ese es un elemento fundamental. También a escala internacional. Ese auge de la ultraderecha está ocurriendo y hay que frenarlo. Me gusta hablar de la socialdemocracia del siglo XXI como herramienta para ello. El reposicionamiento político del PSOE dirigido por Sánchez le ha llevado del 20% al 30% de los votos.

Me decía que Sánchez no es un hombre sin ideas. Usted que le conoce bien: ¿cuál es la verdadera ideología de Sánchez? Lo hemos visto diciendo que no había que gobernar con Podemos, que no había que pactar con el independentismo. Ahora hace todo lo contrario.

Sánchez es un genuino socialdemócrata. Un genuino defensor de la Constitución española. Un socialdemócrata adaptado a las condiciones del siglo XXI, que son absolutamente nuevas. Tiene el corazón a la izquierda, donde lo tiene que tener.

No renuncia a una visión más amplia de la política progresista. Concibe el PSOE como el fermento de esa socialdemocracia que debe actuar como catalizador de un proyecto necesario internacionalmente.

Vuelvo al asunto de la ambición. Le escucho y pienso que lo que ustedes pretenden es muy, muy ambicioso.

Pedro Sánchez también es el presidente de la Internacional Socialista. Habrá que hacerlo despacio y con buena letra.

La misma fuente que le comentaba antes me hacía este otro análisis: “El think tank va a tener que diseñar propuestas que afecten a la vida diaria de los ciudadanos y que sean lo suficientemente rompedoras como para intentar apartar del primer plano las cesiones al independentismo”. Eso es como pedirle a usted que gane La Liga la Real Sociedad.

¡Cosa que podría ocurrir! –bromea–. No coincido con ese análisis que usted hace. El trabajo de la fundación irá en paralelo al de la política. No será lo mismo. Debatiremos temas más profundos. Le pongo un ejemplo: afrontamos una crisis del humanismo. ¿Cómo debe responder la socialdemocracia? El ciudadano siente miedo e inseguridad respecto al futuro.

Son realidades que vivimos, pero que no conceptualizamos. Tenemos que ir a elementos centrales que preocupan en la vida diaria de la gente. Eso es mucho más importante que los accidentes de recorrido, como la amnistía. ¿Es una onda escapista lo que le digo? No. Otro ejemplo: la inteligencia artificial. ¿Qué transformaciones sociales vamos a introducir para una formación continuada de por vida para una parte importante de la población?

En 2017, junto a Tezanos, fue usted uno de los principales redactores del documento con el que Sánchez ganó las primarias y regresó al mando del PSOE. Se dijo en prensa que usted había escrito ese giro a la izquierda del socialismo y, en algunas entrevistas, rompió el hielo pidiendo “un entendimiento con Podemos”. ¿Ha sido bueno para España y para el PSOE haber gobernado con Podemos?

La matemática parlamentaria daba para lo que daba. Lo fundamental era ponerse de acuerdo en un programa básico. Para mí, el saldo final es abrumadoramente positivo. Sobre todo desde el punto de vista de las condiciones materiales de existencia y de trabajo. También quiero mencionar el récord de funcionamiento de la economía y el posicionamiento internacional de España.

Usted es amigo de Tezanos. ¿Cree que daría más credibilidad al instituto público que se dedica a hacer encuestas políticas y estudios sociológicos el hecho de que estuviera presidido por una persona que no tuviese el carné del partido que está al frente del Gobierno?

Hay temas sobre los que no me compete opinar. Pero, ¿y si se trata de analizar las encuestas del CIS en comparación con los resultados finales? No han sido desatinados. Lo que debe imperar es la meritocracia. Tezanos no es un señor que pasaba por ahí, es una auténtica eminencia en lo suyo.

No soy especialista en demoscopia, pero si Tezanos no hubiera sido miembro de la ejecutiva del PSOE, no habría presidido el CIS.

No tengo ni idea de eso… y usted tampoco.

En aquellos papeles que escribió para Sánchez en 2017 se habló por primera vez de “plurinacionalidad”, de nación de naciones. ¿España es un Estado plurinacional? ¿Una nación de naciones?

El elemento de la plurinacionalidad no estaba en aquel planteamiento. Se lo digo porque lo sé clarísimamente. En este momento, estamos en otra cosa: una batalla por la convivencia sobre la base del reconocimiento de la diversidad. Nos queda camino por recorrer. Lo terminaremos cuando España sea un verdadero Estado federal donde colaboremos todos.

Sí estaba lo de la plurinacionalidad.

No, no. Niego la mayor.

Sí estaba.

No.

[La conversación se atasca en este punto, pero la literalidad del documento de Sánchez en 2017 habla del “carácter plurinacional del Estado”]

Vayamos entonces a la cuestión: ¿España es, a su juicio, un Estado plurinacional?

Lo es clarísimamente. En este momento, estamos en una batalla por la convivencia y el reconocimiento de la diversidad. Nos queda camino por recorrer.

¿Cuál es la meta?

Que España sea un Estado realmente federal en el cual colaboremos todos y se respete esa diversidad. Eso es lo fundamental. Al final de todo esto que estamos viviendo hay un final feliz.

¿Cuál?

España no se va a romper. Va a ser un país admirado, engrasado y donde todo funcione. Su pluralidad será motivo de orgullo.

¿También será una “nación de naciones”?

España es un país en el cual hay nacionalidades históricas y no históricas. Estoy muy de acuerdo con la Constitución.

El PSOE se dice federal, pero el federalismo siempre se ha concebido para armonizar territorios que ya estaban separados, no para mantener unido a uno que se está resquebrajando.

Lo que ha habido en España ha sido una gran generosidad por parte de todos a la hora de establecerse el empoderamiento político de las Comunidades autónomas. Esa generosidad no se ha consolidado desde el punto de vista de la necesaria cooperación entre los distintos niveles de la Administración. La federalización no es darles más autonomía, sino que cooperen mejor a partir de la que ya tienen.

En los papeles firmados por el PSOE con las distintas formaciones independentistas sí hay una cesión de competencias. No se está consiguiendo que las Comunidades colaboren, sino lo contrario.

La federalización es un recorrido que acabará ocurriendo. Debería entenderlo también la derecha. La vida no se acaba en lo que pasa hoy y lo que pasará mañana. España tiene otros problemas, como por ejemplo la transición digital: ¿qué respuesta estamos dando al monopolio de las grandes tecnológicas? ¿Es posible que Europa pueda ser una potencia tecnológica que compita con Asia y Estados Unidos?

O la transición ecológica: ¿de dónde van a salir los millones necesarios para la descarbonización? ¿Qué hay de la transición demográfica? Esos son los debates que quiere afrontar la fundación.

En 2015, usted publicó una tribuna en 'El País' donde pedía una “ley de claridad” para España que permitiera una consulta sobre la independencia en Cataluña. Después, ocurrieron los hechos de 2017. ¿Le hicieron cambiar de opinión o sigue pidiendo esa consulta?

Con la experiencia que hemos tenido, pienso que aquello fue un error por mi parte. Por decirlo con toda claridad: el nacionalismo catalán radical tiene una visión y un proyecto a largo plazo totalmente distinto al del PSOE.

No hay hoy ningún tipo de condición para un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Además, nunca sería avalado por la ONU. En la situación en que está Cataluña, no tiene sentido. No es momento para los experimentos extraños ni de soluciones irreales. Es momento de hablar de cómo nos entendemos.

Desde la caída del Muro de Berlín, la izquierda europea se ha caracterizado por la lucha de la “igualdad” y la derecha por la de la “libertad”. ¿Es posible decirse progresista y perseguir la igualdad en continua concesión de privilegios al independentismo?

No estoy de acuerdo con la filosofía de su pregunta. ¡En absoluto! Si hablamos de la quita de la deuda, usted sabe perfectamente, tan bien como yo, que ese mismo trato se va a dar a todas las Comunidades. Que nadie venga diciendo que eso es una amenaza a la igualdad de los españoles.

Señor Escudero, no es sólo eso: también está el pacto con el PNV, la cesión de la competencia de inmigración. Son muchas cosas.

En la competencia de inmigración no hay más que una formulación general. El presidente Sánchez ha sido taxativo. Sólo el Estado puede decidir sobre la expulsión, la integración y el reconocimiento. Estamos ante un enunciado que tendrá que sustanciarse.

Qué manía tiene la derecha de convertir todo lo nuevo en una amenaza para la unidad de España. Lo único que hacen es crispar. La realidad es que no hay ninguna política concreta en ese sentido.

Oiga, pero se puede estar en contra de la amnistía y de las cesiones al independentismo sin ser de derechas, ¿no?

Mire, la verdad es que no es parte de mi mandato discutir los temas de la política diaria y usted me está llevando a ese terreno. No me voy a prestar a eso. Ya le he dicho la onda en la que se va a mover la fundación.

Le estoy hablando de los temas más importantes del presente desde un punto de vista general, no concreto: la igualdad.

Ya, ya.

El otro día explicaba el profesor Andrés de Francisco en una entrevista como esta que “privilegio” viene del latín y significa “ley privada”. Eso es, a grandes rasgos, la amnistía. Una “autoamnistía” escrita a medias con quienes van a beneficiarse de ella. ¿No es un privilegio feudal conceder la amnistía a un grupo de políticos que han cometido graves delitos por el mero hecho de ser políticos y necesitarse sus votos?

Toda amnistía es un acto de gracia que se concede dentro de los límites de la Constitución. Eso ha sido así en España como en el resto de países europeos. A partir de ahí, que se diga lo que sea.

No entro en el debate sobre su constitucionalidad, pero esta amnistía es muy particular. La ley se escribe a medias con los amnistiados.

Le vuelvo a decir: la amnistía no es un privilegio, sino un acto de gracia.

No hay precedente de esto, de una “autoamnistía”. Insisto: escrita a medias con los beneficiados.

No hay precedente porque no ha habido una ruptura tan violenta como la que hemos tenido en España, en concreto en Cataluña. Por cierto, esa ruptura se derivó directamente de las posiciones de negación del PP con respecto al Estatuto de Cataluña de 2006.

Ahora, esta situación especial se está resolviendo como debe ser, pactando con aquellos con los que hay que pactar: aquellos que, en alguna medida, fueron perjudicados. El acto de gracia tiene una gran significación: pone el contador a cero para intentar la convivencia, que fue rota por la hostilidad del PP al Estatuto refrendado por el 74% de los catalanes.

Zapatero celebró la sentencia del Tribunal Constitucional que cepillaba el Estatut. José Luis Rodríguez Zapatero siendo presidente del Gobierno, no sólo la derecha.

Está conversación no la está llevando usted a terrenos abstractos, sino al de la política de la batalla diaria.

¡Pero si es usted! Le he preguntado por los privilegios y me ha hablado del PP.

Se lo vuelvo a repetir: creo que he respondido suficientemente sobre los elementos básicos que usted plantea. No es mi mandato entrar en los temas de la política diaria. Para eso están mis compañeros del Parlamento.

¿No quiere que le haga el resto de preguntas?

Usted verá.

Se las hago entonces. La última cesión del Gobierno a Puigdemont ha consistido en aceptar la amnistía para delitos de terrorismo cometidos “sin intención directa” y que no supongan “graves violaciones de derechos humanos”. ¿Podría explicarme qué significa?

Me remito a las palabras de Félix Bolaños.

A lo largo de la entrevista, ha hablado de la importancia de la “socialdemocracia y el progresismo” como método para “frenar a la ultraderecha”. ¿El partido de Puigdemont le parece “progresista”?

Depende de lo que apoye o no apoye. Es un partido en formación que viene de CiU. No me atrevo a pontificar sobre su naturaleza. Lo que sí sé es que se trata de un partido nacionalista radical.

Conocemos de sobra las posiciones de Junts en Economía o inmigración para saber si están en la derecha o en la izquierda.

No me dedico al análisis de otros partidos, a no ser que sea relevante. Lo que sí haremos es un análisis pormenorizado de las transformaciones de la derecha. Insisto: la derecha. Es un tema de primera importancia.

La derecha era democrática y se está transformando en algo que no sabemos qué va a ser. Hablo de la utilización sistemática de la mentira, de la polarización, del debilitamiento sistemático de las instituciones democráticas. ¿Sabe a quién me refiero?

Al PP y a Vox, seguro, ¿pero también a Junts o al PNV? Lo digo por lo de las derechas.

Yo hablaba de Trump y del asalto al Capitolio, pero ese fenómeno no se circunscribe a Estados Unidos. Ahora estamos viendo en España cómo intentan debilitar el poder judicial, cómo intentan colocar al Senado por encima del Congreso, cómo intentan deslegitimar a Sánchez…

La polarización no es simétrica. Los bulos y las mentiras vienen de un lado. Una sociedad donde no importa la realidad es una sociedad que no puede tener debates democráticos. Eso sí es un cáncer para la democracia. ¿Cómo podemos evitarlo ahora que las redes sociales facilitan esas situaciones? Es un problema de primera magnitud. Eso queremos estudiar en la fundación.

Usted es vasco, de San Sebastián: ¿qué le pareció la entrega de la alcaldía de Pamplona a Bildu. ¿Bildu ha hecho un “recorrido ético” suficiente como para que el PSOE lo homologue como socio?

Es una pregunta genérica. Mis compañeros en Navarra dijeron que era una respuesta a nivel local. Le vuelvo a insistir: no voy a entrar en cuestiones que se refieren al día a día.

Hablemos de economía: está siendo compleja la relación del Gobierno con las empresas. No se está logrando el “diálogo social”, por ejemplo, en relación al Salario Mínimo o la reducción de la jornada laboral. ¿Cómo debe actuar Moncloa?

Vuelvo a insistir: no estoy en la política diaria, querido Daniel.

Querido Manuel: usted es economista y va a dirigir una fundación de ideas, entiendo que Sánchez sí le pedirá consejo sobre esto.

Hay accidentes de recorrido en esas negociaciones, sí. Pero ha pasado toda la vida. Se resuelve con más y más diálogo. Estamos en eso. En España, tenemos un desempeño de primer nivel en lo que se refiere a la economía y usted lo sabe.

¿Qué piensa del impuesto a las grandes fortunas y a los bancos?

En la OCDE hemos establecido dos impuestos a nivel global para las grandes empresas. Hemos establecido un 15% universal del impuesto de sociedades. Claro que hay que plantearse actualizaciones desde el punto de vista de aumentar la progresividad. Las clases trabajadoras no pueden permanecer en una situación estanca como venía ocurriendo desde 2008. ¿Cuánto tiempo va a durar esto? [sonríe].

Ya casi hemos acabado. ¿España es un país donde se pagan pocos o muchos impuestos?

Pocos y muchos es una cuestión indeterminada. Todo depende del nivel establecido y aceptado en la sociedad desde el punto de vista del gasto.

Una vez, usted dijo: “La joya de la corona es la educación”. ¿Tiene alguna medida pensada para este ámbito?

Es un tema crucial, naturalmente. Antes le mencionaba uno: ¿cómo vamos a dar nuevos atributos y competencias a una parte de la población que puede quedarse desposeída frente al auge de la inteligencia artificial? Lo que está ocurriendo es una auténtica revolución.

Otro gran capítulo en la educación tiene que ver con la infancia e internet. No hablo solo de la pornografía, sino de cómo podemos equilibrar durante los primeros años de la vida cuestiones como esa capacidad de creatividad que no se aprende con las pantallas. Hablo de cómo compensar los efectos no deseados de la digitalización.

Tengo una sensación: las últimas decisiones del Gobierno van encaminadas a relajar sobremanera la exigencia y a impulsar una tiranía del alumno donde los profesores tienen que andar con pies de plomo para no generar ansiedad a los chavales ni cabrear a los padres. ¿Comparte esa percepción?

Le voy a ser totalmente sincero: es un tema que todavía no me he planteado, pero debemos analizarlo en el futuro. Es importante.

¿Se atreve a poner cifra a los años que durará esta legislatura?

Cuatro, ¿no?

¿Y cuánto durará Sánchez en la presidencia?

Cuatro y probablemente más.

Le agradezco su tiempo.

Usted me ha desconcertado. Me ha intentado tirar a tierra todo el rato.

No. Ha sido usted.

No.