El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, conversa con las diputadas de Junts Laura Borrás y Miriam Nogueras en una foto de archivo.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, conversa con las diputadas de Junts Laura Borrás y Miriam Nogueras en una foto de archivo. EFE

Política 23-J

"No somos 7, sino 14": ERC y Junts, camino de aliarse para aprovechar "el Gordo" que les tocó el 23-J

Las dos organizaciones dan pasos para la reconciliación. En sus primeras reivindicaciones hablan de "referéndum y amnistía".

1 agosto, 2023 02:45
Daniel Ramírez Luis Casal

El independentismo catalán se descalabró en las últimas elecciones generales. Buena parte de su voto fue absorbido por el PSC, que se convirtió en el suelo sobre el que Pedro Sánchez afianzó la dulce derrota que lo coloca con opciones de gobernar.

Sin embargo, paradójicamente, tanto Junts como ERC se hallan en una posición de vigorosa fuerza. Ambos partidos, en plena pérdida de escaños, decidirán la gobernabilidad del país.

Tal y como informó este diario, Carles Puigdemont ideó una suerte de frente común con ERC y la CUP para presionar unidos a Sánchez en favor de la "amnistía y el referéndum de autodeterminación". Ese camino, que se antojaba difícil por la división del independentismo, ha empezado a recorrerse con resultados satisfactorios para el expresident de Cataluña y líder de Junts.

"No somos siete, somos catorce", repiten algunos dirigentes cercanos a Puigdemont tras conocer la carta que les ha enviado ERC a través del diario Ara. Esa es la suma de escaños separatistas catalanes en el Congreso.

La CUP no logró representación. Joan Tardà, exportavoz republicano en la Cámara, escribió en El Periódico que era como si al independentismo le hubiera tocado "el Gordo" de la lotería. En plena caída, más fuerza que nunca. ERC se dejó seis diputados el 23-J; Junts perdió uno. "Y hay que aprovechar el Gordo".

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El PSOE ha decidido no mover ficha hasta que Alberto Núñez Feijóo fracase en una investidura fallida. O por lo menos hasta que el Rey mantenga su tradicional ronda de consultas con los candidatos y le pida a uno de ellos que lo intente.

El independentismo catalán aprovecha este compás de espera para fraguar su reconciliación. Hablamos de dos partidos que, hace un telediario, rompieron la coalición que formaban en el Gobierno de la Generalitat.

A tenor de las fuentes de Junts consultadas por este periódico, a Puigdemont le ha sorprendido la rápida reacción de ERC, que ha endurecido su discurso y ha llamado a lograr la "amnistía y el referéndum". En realidad, nunca habían dejado de hacerlo. Pero sí habían condicionado esas reivindicaciones al marco constitucional en su diálogo con Sánchez. Ahora vuelven a utilizar proclamas más típicas de 2017: "Para gobernar su país, tendrán que respetar el nuestro".

Esquerra, en su misiva a Junts, llama a aprovechar la negociación con el PSOE para lograr una reducción de "la capacidad represiva [del Estado de Derecho] en el momento en que lo volvamos a hacer".

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Y ya se utiliza, indistintamente en las dos marcas, la expresión "palanca de fuerza". Una palanca de catorce diputados que Sánchez necesita sí o sí para volver a ser investido presidente del Gobierno.

"Todos nuestros movimientos y los suyos van en la línea de explorar el frente común. Es mucho más óptimo e inteligente hablar de 14 escaños en lugar de 7. Ahora toca ver si somos capaces de acordar aquello que vamos a pedir en la negociación", reseña un portavoz de Junts en charla con este periódico.

En realidad, lo más importante no va a ser lo que se va a pedir, ya que la postura de inicio es la mencionada de "amnistía y referéndum". La clave residirá en aquello que se estará dispuesto a aceptar. Y ahí podrían resucitar las diferencias entre los de Puigdemont y los de Junqueras. Porque el primero no quiso la "Mesa de Diálogo" con Moncloa y el segundo sí.

Dicho de otra manera: en ERC concibieron que el camino a la independencia debía intentarse a través de una vía de negociación con el Gobierno. En Junts, conscientes de que eso era imposible, lo rechazaron y se encastillaron en una vía rupturista.

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ERC trabaja a contrarreloj –es la formación más dañada electoralmente– para intentar hacer ver al nacionalismo catalán que no ha cambiado de opinión. En Junts "celebran" que los de Junqueras, empujados por su batacazo electoral, "hayan virado" hacia las posiciones de Puigdemont.

El expresidente de la Generalitat Artur Mas argumentó este lunes en una entrevista en Catalunya Radio que una repetición electoral puede ser un peligro para el independentismo. "No hay que temer la repetición electoral, porque entonces pierdes fuerza en la negociación, pero tampoco debes hacer la temeridad de ir a unas nuevas elecciones", afirmó Mas, que también le pidió a Puigdemont ser "más exigente que intransigente". 

"Saben que eso que llamaban 'Mesa del diálogo' les ha empujado a ser absorbidos por el PSC. Por eso regresan a posturas más puramente catalanas", reseña el mencionado portavoz de Junts.

Grupo parlamentario

Si el PSOE consigue el apoyo de los independentistas catalanes para la composición de la Mesa del Congreso –es previsible que esto sea un prólogo a la investidura–, los socialistas podrían intervenir para que los dos grupos independentistas tengan cada uno un grupo parlamentario, a pesar de que ninguno de los dos reúne, a priori, los requisitos necesarios. El PSOE podría concederlo mediante una interpretación flexible de la normativa.

El grupo propio es fundamental para el funcionamiento económico de los partidos. Para lograrlo, hay que contar con, al menos, 15 escaños o superar los cinco diputados y obtener el 5% de los votos en todo el país, o bien el 15% en todas las circunscripciones en las que se concurre. ERC y Junts han logrado siete escaños cada uno, pero en ambos casos hay dos circunscripciones en las que no superan ese 15% de los votos.

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Fuentes parlamentarias detallan que, en un principio, la dupla independentista barajó no depender de las promesas del PSOE y unirse al diputado del BNG para, entre las tres, sumar 15 escaños y no depender del porcentaje del voto. Pero eso les acarrearía una ostensible pérdida de su actual financiación (en esta legislatura, existen los dos grupos por separado).

No obstante, una vez sacada la calculadora de las alianzas, tanto ERC como Junts se ven con opciones de seguir separados para no tener que compartir espacio, intervenciones, cupos para las iniciativas, ni recursos económicos. Aunque negocien juntos.

La pregunta que cabe hacerse es: si no reúnen los requisitos, ¿cómo puede el PSOE garantizar que ERC y Junts tengan cada uno su propio grupo? A cambio de su apoyo en una posible investidura, la Mesa del Congreso regida por los socialistas y Sumar podría perdonar esa falta de porcentaje o prestar a los partidos algunos de sus diputados (sólo durante la constitución de las Cortes) para hacerles llegar a los 15.