La ministra de Igualdad, Irene Montero, en un acto de campaña para las elecciones del 28 de mayo.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, en un acto de campaña para las elecciones del 28 de mayo. Europa Press

Política 23-J

"Que por mí no sea, me voy a casa": Irene Montero cedió, pero Podemos insiste en que sea diputada

El equipo de Yolanda Díaz pide a Podemos un compromiso de no discutir más por las listas, argumentando que ha sido generosa en la negociación.

10 junio, 2023 03:25

Después de 12 días de negociación en los que cualquier dirigente de Podemos al que se le preguntaba sostenía que "nunca aceptaremos el veto", no fue el partido sino la vetada la que claudicó.

A mediodía de este viernes, Irene Montero transmitió a la Ejecutiva de la formación morada que daba un paso a un lado: "Que por mí no sea, me voy a casa". Así lo relatan a este periódico fuentes del partido.

Eso no significa que Podemos haya arrojado la toalla con la ministra de Igualdad. Al menos, no del todo. Porque en los 10 días que restan para registrar las listas del 23-J, la dirección del partido morado seguirá "negociando para eliminar el veto" que le ha impuesto Yolanda Díaz.

Montero pronunció sus palabras de renuncia para que el Consejo de Coordinación, reunido en la sede, pudiese transmitir el mensaje a Lilith Verstrynge, la secretaria de Organización y negociadora de los morados con Sumar.

Así fue como Verstrynge pudo "garantizar" a Josep Vendrell -el director de Gabinete de Díaz y su negociador con los morados- que "pase lo que pase" en los próximos días, Podemos se presentará junto a Sumar el 23-J.

"Es injusto y seguiremos intentando que no haya vetos", decían anoche dirigentes de Podemos. Pero la sensación de derrota en Podemos saltaba a la vista.

[Sumar y Podemos firman el acuerdo para el 23-J: Belarra será la 5 en Madrid y Montero sigue apartada]

Hace unos meses, EL ESPAÑOL adelantó que Ione Belarra le había comunicado a Yolanda Díaz que jamás integraría a Podemos en Sumar: "Como mucho, una coalición de iguales".

La realidad es otra: según las fuentes consultadas, ni se espera que los morados peleen por poner el nombre de su partido en la papeleta de las elecciones generales. Es más, tampoco habría mucha opción, porque el partido instrumental de Díaz no exhibirá un logo, sino el rostro de la líder... como hizo Pablo Iglesias en las europeas de 2014.

Desde las filas de Sumar, ni confirman ni desmienten. Lo que es tanto como aceptar que los hechos son -como mínimo- muy poco distintos de lo que se ha ido filtrando de las negociaciones.

¿Se ha hablado de programa? Poco, y además en eso no había excesiva beligerancia. Lo cual indica que estos días se ha peleado básicamente por puestos y vetos.

Lo cierto es que en Podemos se sienten "humillados". Primero, porque se les ha rechazado a Irene Montero. Segundo, porque quien lidera Sumar está ahí por la decisión de Pablo Iglesias. Y tercero, porque los puestos ofrecidos finalmente a los morados ni siquiera garantizan que vaya a haber diputados de Podemos en el Congreso.

"Eso, y que desde el lunes 29 de mayo no ha habido más reuniones con Yolanda Díaz, permite hacerse una idea muy clara de cómo ha hecho las cosas, poniéndonos en la dicotomía de suicidar al partido o que nos lo suiciden", explican las fuentes.

Arrepentimiento creciente

Desde que la política gallega ascendió al liderazgo de lo que fue Unidas Podemos en el Gobierno, se instaló cierta insatisfacción entre el grupo parlamentario y, sobre todo, entre las ministras moradas. Hasta el punto de que de la molestia se pasó al arrepentimiento.

De inicio, Pedro Sánchez eliminó las reuniones de maitines, aquéllas en las que Iglesias, Díaz, Montero y hasta Pablo Echenique preparaban la semana en Moncloa con el equipo del presidente. "Se sustituyeron por citas del presidente y Yolanda", como han confirmado varias fuentes del Gobierno. 

Y además, Díaz también "eliminó las reuniones de la mesa confederal". Es decir, los encuentros en que los dirigentes en el Congreso de Podemos, En Comú, IU y Galicia en Común coordinaban mensajes, iniciativas y batallas que plantear al PSOE.  

En estos dos años, Yolanda Díaz ha cultivado el perfil de "trabajar por la coalición". Y muchas veces, eso era sinónimo de no expresar una posición clara respecto a asuntos conflictivos. De ahí las tensiones que llegaron a ser públicas en asuntos como el envío de armas a Ucrania o la Ley de Vivienda.

Incluso, días antes de la votación de la reforma de la ley del sólo sí es sí impulsada por el PSOE, se llegó a dudar de si la vicepresidenta segunda se mantendría fiel a los suyos o se alinearía con las tesis de "eliminar los efectos indeseados" de la norma, defendida por Sánchez. Yolanda Díaz nunca aclaró qué creía ella, ni siquiera el día en que despejó la duda de qué votaría: "Haré lo que haga mi grupo parlamentario", se limitó a expresar.

"Si te fijas, puede ser que todo sea una cuestión de egos", apunta otra fuente cercana a la dirección de Podemos. "Que a Irene la han machacado en el Gobierno y en los medios, es cierto; que Compromís y Más Madrid transmitieron su rechazo a compartir listas con ella es verdad... pero la estrategia de Yolanda ha ido provocando que no quede una sola cara conocida a su alrededor. Todo es ella", añade.

Quedan 10 días para registrar las listas. Anoche, el equipo de Díaz insistía en arrancar un compromiso de Podemos para que no haya más discusiones por los puestos que se les ha asignado. El mensaje que se les transmitía es que ha habido generosidad por parte de Sumar.

Si las cosas se dan bien, aseguran los colaboradores de Yolanda Díaz, en vez de cero, los morados podrían tener hasta siete diputados... y eso es más de los que dicen los sondeos que lograrían en solitario.

Pero el veto a Montero sigue en pie. Y Podemos aún cree que lo puede batallar.