La baza del PSOE: “Ningún grupo se va a atrever a votar en contra de subir penas a violadores”

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Política LEY 'SÓLO SÍ ES SÍ'

La sombra del 'sí es sí' perseguirá al PSOE hasta las puertas del 28-M con 800 rebajas de condena

Los socialistas prevén que la reforma se vote en el Congreso el 20 de abril, que sería ratificada por el Senado la siguiente semana, en precampaña.

6 abril, 2023 02:30

La semana que viene, el Congreso de los Diputados decidirá si continúa con la tramitación de la reforma de la Ley del sólo sí es sí o si se prorroga una semana más. En el primero de los casos –que es el más probable, el más rápido y, por ende, el preferido por los socialistas–, la reforma no se aprobaría como mínimo hasta la última semana de abril.

Esta situación, generada por los trámites parlamentarios, llevará la polémica y el enfrentamiento entre los dos socios del Gobierno a las puertas de la precampaña de las elecciones autonómicas y municipales. Y lo hace habiendo provocado ya 721 rebajas de penas a condenados por delitos sexuales confirmadas a principios de marzo, lo que para finales de abril podría rondar las 800.

La reforma, impulsada por el PSOE sin el apoyo de Unidas Podemos, se encuentra ahora atascada en el periodo de enmiendas al articulado. El pasado 28 de marzo los socialistas accedieron a prorrogar ese plazo hasta la semana que viene, a petición de ERC, para intentar que los independentistas participen en la reforma y evitar sacarla adelante sólo con el bloque de la derecha.

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Según confirman desde el PSOE, su intención es que el plazo de enmiendas al articulado termine la semana que viene y que de ahí pase a la Comisión correspondiente. Los trámites se acelerarían al máximo para que la norma se debata en el pleno de la semana del 17 de abril y se apruebe en la votación del jueves 20.

A partir de esa votación, la reforma pasará al Senado para que la Cámara Alta la ratifique. Esta es la vía más rápida, aunque en el camino puede haber modificaciones que alarguen el proceso todavía más. Por ejemplo, la Ley Trans tuvo que volver al Congreso una semana después de haber sido aprobada por el Senado ya que se habían introducido algunas correcciones técnicas.

Los debates que se van a suceder estas semanas no van a hacer sino añadir más leña a la complicada relación que están manteniendo los socios del Ejecutivo. Desde Podemos no quieren reformar la norma, consideran que la propuesta del PSOE toca el consentimiento explícito como base de la ley y se niegan a apoyarla.

De hecho, desde la formación morada consideran que la vigencia de la Ley del sólo sí es sí tal y como quedó aprobada, sin reforma, no les perjudica electoralmente. En sus encuestas internas, aseguran, su voto no cae por ello y sus partidarios se alinean con la postura mantenida por Irene Montero e Ione Belarra.

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Este desgaste es más acusado en el PSOE, según diversas encuestas. No en vano la ministra de Justicia, Pilar Llop asumió la responsabilidad de "lo que pueda pasar" y se arrogó la bandera de cambiarlo.

Otro asunto que perjudica a los socialistas es la foto finish. Si no logran el apoyo de algunos de los socios de investidura, el 20 de abril el PSOE sacará adelante la reforma con el voto a favor del PP y Vox, entre otros partidos, tal y como sucedió con el inicio de su tramitación el pasado 7 de marzo. Esto, a las puertas de la campaña electoral del 28-M, podría acarrear consecuencias negativas para el partido de Pedro Sánchez.

Por eso los socialistas esperan que ERC y EH Bildu aporten sus propias enmiendas. Los dos partidos han mostrado cierto interés en hacerlo y están estudiando presentarlas de manera conjunta. La complicación es si dan con la fórmula antes de la semana que viene, cuando el PSOE seguirá adelante con la tramitación sí o sí.

Con esas enmiendas presentadas, se dibujaría un nuevo escenario en el que Unidas Podemos tendría que elegir entre sumarse a la reforma o quedarse solo en el inmovilismo. Aun así sería un círculo vicioso, porque ERC ya ha avisado de que no tendría sentido reformarla sin la impulsora de la norma, Irene Montero. Las consecuencias del debate están a punto de desatarse y en el peor de los momentos: en una precampaña, cuando la tensión está a flor de piel.