Pedro Sánchez y Xi Jinping, en Moncloa, durante la visita de Estado del presidente chino, en 2018.

Pedro Sánchez y Xi Jinping, en Moncloa, durante la visita de Estado del presidente chino, en 2018. Efe

Política GOBIERNO

Sánchez pedirá a Xi que llame a Zelenski y más facilidades en China para las empresas españolas

Moncloa prepara un viaje oficial para "reequlibrar" las relaciones comerciales y aprovechar el papel que da Pekín al presidente como interlocutor de la UE.

29 marzo, 2023 02:48

El presidente del Gobierno español llegará a la isla de Hainan el jueves 30 de madrugada, hora española, para inaugurar el Foro Económico de Boao pocas horas después. Pedro Sánchez será uno de los invitados principales de esta edición del llamado Davos chino, junto a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

Pero la atención estará en su reunión bilateral, al día siguiente, ya en Pekín, con el presidente, Xi Jinping, en el Gran Salón del Pueblo. Y más concretamente, en lo que se digan ambos dirigentes respecto a la guerra en Ucrania. Según fuentes de Moncloa, Sánchez le reclamará a Xi que llame a Volodímir Zelenski, si de verdad va a ejercer su papel de actor global.

"Serán los ucranianos los que decidan cómo y en qué circunstancias" se podrá hablar de negociaciones de paz, ha insistido el presidente, antes de viajar a Pekín. El jefe del Ejecutivo coordinó su posición con los líderes europeos en el reciente Consejo, en Bruselas, y ha informado a la Casa Blanca.

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Moncloa recuerda que Sánchez está comprometido con el decálogo de Zelesnki y que, el "papel" de Pekín no puede considerarse siquiera como una propuesta. Es más bien, un "resumen de posición" que ni siquiera hace distingos entre agresor y agredido, para no dejar solo a Vladímir Putin ante la Carta de Naciones Unidas

Satisfacción en Moncloa

El jefe del Ejecutivo español está satisfecho por varias cosas alrededor de esta visita oficial a China. Primero, por ser el primer dirigente occidental que se entreviste con Xi después de su visita a Putin, la semana pasada en Moscú. Que el Gobierno chino ofreciera, precisamente, estas fechas para el viaje "es significativo del papel que cree que puede jugar España", según fuentes de Moncloa, más aún a pocos meses de asumir la presidencia de turno del Consejo de la UE.

Hay que recordar que ya el año pasado, en noviembre, ambos presidentes se reunieron en Bali, en el marco de la cumbre del G20. Y que en esa reunión bilateral, Sánchez ya le pidió a Xi que ejerciera su capacidad de influencia sobre Putin, para detener la agresión rusa sobre Ucrania. Ése es otro de los motivos de satisfacción en Moncloa, que Pekín haya dado "un paso adelante" para "implicarse" en este desafío global.

Una tercera causa de contento es que Sánchez tendrá, también, la oportunidad de entrevistarse con el flamante primer ministro, Li Qiang. Será el estreno internacional del nuevo número dos de Pekín, ascendido al puesto, tras la reciente Asamblea Nacional Popular. Con Li, el presidente español discutirá más en detalle los asuntos bilaterales, en el marco de la celebración de los 50 años de las relaciones diplomáticas entre los dos países.

España quiere mayores facilidades para las empresas españolas en China. Y para ello, hace falta reactivar los instrumentos bilaterales que quedaron establecidos hace ahora cuatro años y medio, en la visita de Estado que realizó Xi a España en noviembre de 2018. Aquel viaje del presidente chino, organizado todavía por el Gobierno de Mariano Rajoy, ya fue con Sánchez en Moncloa.

Entonces, ambos países quisieron profundizar sus relaciones, con una declaración conjunta que estableció un nuevo marco comercial, político y económico. Sin embargo, todo aquello no pudo nunca desarrollarse a causa, primero, del año perdido en España -las dos citas electorales de 2019-, y después, por mor de la pandemia. 

Suspicacias y desequilibrio

Ante las suspicacias que ya levantaba el despertar del gigante asiático en Occidente, nuestro país nunca se ha querido incorporar el proyecto estrella de Xi, que lanzó la Belt and Road Iniciative -la llamada "nueva ruta de la seda"-, a su llegada al poder, en 2013. Pero sigue habiendo "sectores menos sensibles", según fuentes de Moncloa, en los que el Gobierno quiere incidir para que la relación "sea más recíproca".

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China es hoy en día el mayor proveedor de España, muy por encima de cualquier socio comercial, incluso los de la Unión Europea. En el año 2022, nuestro país importó 49.653 millones de euros en bienes y servicios procedentes del país de extremo oriente, pero sólo exportó allí por valor de 8.013 millones de euros.

A nivel global, no hay intercambio comercial más desequilibrado y, aunque Pekín ofrece insistentemente sus inversiones en nuevas tecnologías, España en concreto y Europa en general, han aprendido lecciones geoestratégicas en los últimos años. Esos campos "menos sensibles" son el agroalimentario, el sector servicios y, sobre todo, Sánchez pretende llamar a la puerta de las licitaciones públicas chinas.

El Gobierno quiere impulsar la entrada de las grandes multinacionales españolas en el campo de la energía, la gestión del agua y las infraestructuras en la cadena de contratos públicos de un país cuya economía, dirigida por el Estado, presenta el mayor crecimiento mundial acumulado: el "bache" económico chino de 2022 significó un crecimiento del 3% en su PIB.

El dato, que sería magnífico en cualquier otro país, se queda cortísimo respecto a su potencial: desde la llegada de Xi en 2013, la media ha sido de un 7% anual.

Autonomía estratégica

En todo caso, la "autonomía estratégica abierta" de la UE prevé que la reindustrialización de nuestra economía sustituya parte de los suministros que hoy llegan de China. "No podemos generar nuevas dependencias", explican las fuentes citadas, ni mantener algunas de las que ya han demostrado ser críticas. Durante la pandemia y a la vista de los "cuellos de botella" generados al reactivarse la economía global, tras la Covid.

Además, esta apuesta española y europea por ser más autosuficientes supone, no sólo una "defensa de intereses" ante la IRA estadounidense -la llamada ley Biden-, sino también frente a la expansión desmesurada de China. Así, la brújula europea no dejará que el big data sobre el que se desarrollará la economía en las próximas décadas pase por redes de un país que es socio comercial, pero a la vez "competidor estratégico y rival sistémico".

Pero el presidente sí sacará en sus conversaciones con los dirigentes chinos la oportunidad de participar en los desarrollos del PERTE Chip, a cambio del acceso español a los mercados de tierras raras de Pekín. Además, tendrá una reunión con cerca de una decena de turoperadores locales para impulsar el regreso del turismo chino a España.

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Tras acabar la política de Covid cero, la reapertura de las fronteras debe reactivarse, ya que el mercado turístico procedente del gigante asiático es "voluminoso, de calidad y de alto poder adquisitivo". España, según país del mundo en este sector antes de la pandemia, prevé alcanzar los niveles récord de 2019 ya en 2023... antes incluso de recuperar el mercado chino. 

Se trata, en definitiva, de que Madrid aproveche las "buenas relaciones" con Pekín para hacer entender a Xi que "hay mucho margen" para reequilibrar las balanzas. Moncloa reconoce que "no estamos satisfechos" con la actual situación de los intercambios económicos, pero que hay una "gran oportunidad" dado el marco político bilateral.

Y en ese sentido, que España pueda jugar un papel de generador de puentes con el resto de Europa, en un momento en el que China está queriendo "participar de la conversación global". Y en el que Xi, "amigo especial" de Putin y "aliado sin límites" de Rusia, puede ayudar a cambiar el escenario inmediato de crisis energética y alimentaria mundial, haciendo que Moscú regrese a la Carta de Naciones Unidas.

Pocos días después que Sánchez, visitará Pekín Emmanuel Macron, junto a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también está invitada. Y se prevé un viaje del Alto representante, Josep Borrell.

En un mundo cada vez más caracterizado por el enfrentamiento entre China y Estados Unidos, nuestro aliado es evidente, pero la "autonomía estratégica" europea es, también, que la UE encuentre su propio lugar y sea un actor con capacidad de influencia. Y ahora que Xi está dispuesto a escuchar, el primero que abrirá la puerta en Pekín será, este jueves, Pedro Sánchez.