Alberto Núñez Feijóo se dirige a Elías Bendodo, en una reunión de la junta directiva.

Alberto Núñez Feijóo se dirige a Elías Bendodo, en una reunión de la junta directiva. Efe

Política PARTIDO POPULAR-CIUDADANOS

El PP ofrecerá a Ciudadanos integrarse en un "gran proyecto ganador de centro derecha"

El Partido Popular tratará de convencer a Arrimadas de que la integración es una forma de aprovechar el capital político de la dirección naranja.

22 junio, 2022 03:14

Andalucía era la prueba que necesitaba Alberto Núñez Feijóo. Lo sucedido en las elecciones del 19-J ya está siendo utilizado por los estrategas del Partido Popular como una suerte de Ohio sobre el que construir la estrategia que les lleve a Moncloa.

Cada vez que se abren las urnas, Ciudadanos se desmorona. Pero el líder gallego sabe que necesita tanto a ese votante liberal que ha viajado a la abstención como al que se mantiene fiel a los naranjas, pese a que no se traduzca en escaños.

De ahí que la dirección nacional del PP, a tenor de las fuentes consultadas por este periódico, ya trabaje en una propuesta para integrar a los de Inés Arrimadas "en busca de un gran proyecto ganador de centro derecha".

El primer paso consiste en mantener en el gobierno de la Junta a miembros de Ciudadanos que ya formaron parte de la coalición. De hecho, Moreno ofreció a Arrimadas otorgar a los consejeros naranjas puestos de salida en las listas del PP a cambio de que Cs no se presentara.

Pero no será esta una operación similar a la orquestada por Teodoro García Egea en la etapa anterior. Feijóo no busca laminar Ciudadanos mediante el fichaje de cargos territoriales, sino tender la mano e "integrar el proyecto". Dicho de otra manera: no habrá una opa hostil impulsada por Génova a espaldas de Arrimadas.

El objetivo pasa por seducir a los liberales y hacerles ver que, deteriorada sin remedio su marca, podrían protagonizar, desde dentro del PP, la creación de la "gran casa común". Una similar a la que empezó a construir José María Aznar en 1996 y que culminó con la mayoría absoluta del 2000.

Además, la diferencia respecto a hace unos meses anida en la desesperación que reina en el seno de Ciudadanos. Por primera vez desde que alcanzó la presidencia del partido, Arrimadas ha hablado de una marca "quemada" y de un partido incapaz de "reconectar".

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¿Qué ocurre con todos esos votantes que quieren impuestos bajos, pero que están a favor del aborto o la eutanasia? Esa es, en definitiva, la pregunta que inquieta a los de Feijóo. La pregunta sobre la que Albert Rivera cimentó su bolsa de 57 escaños.

Hasta el nacimiento de Ciudadanos y Vox, el Partido Popular venía sufriendo esas disensiones en torno a estos temas sociales. Pero los liberales, encarnados por ejemplo en Cayetana Álvarez de Toledo, pertenecían al PP.

La llegada de Mariano Rajoy voló las siglas por los aires. En 2008, cuando se presentó a la reelección, dijo: "Quien se quiera ir al partido liberal o al partido conservador, que se vaya". Acabarían naciendo Ciudadanos y Vox. Y, efectivamente, muchos se fueron. Millones de votantes y cargos reseñables.

Feijóo acaba de encontrar en Andalucía un modelo que se asemeja, en cierto modo, al que él impulsaba en Galicia. Moreno Bonilla ha absorbido a Ciudadanos y ha hurtado, según datos de SocioMétrica, hasta 115.000 votantes al PSOE. Lo ha hecho tras gobernar con políticas económicas liberales, un discurso moderado y una voluntad de alejarse de las estridencias.

No es fácil una integración como la que le planteará Feijóo a Arrimadas. Primero, porque la actual dirección naranja ya ha dicho que morirá con las botas puestas. La jerezana, Edmundo Bal o Begoña Villacís han alimentado sobremanera la hemeroteca de "nunca estaremos en el PP".

Y segundo, por las diferencias programáticas. Al eje liberal-conservador se suma la creencia en Ciudadanos de que Feijóo ha practicado en Galicia políticas próximas al nacionalismo.

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No obstante, la historia de la Democracia ha dejado sobrados ejemplos de que estas corrientes pueden pervivir en partidos amplios. Ahí queda la Izquierda Socialista de Pablo Castellano en el PSOE o los anticapitalistas de Miguel Urbán en Podemos. Bien es cierto que ambas facciones acabaron desgajándose de sus respectivas organizaciones. Aunque en la derecha, estas convivencias no solían desembocar en ruptura. El PP sobrevivió, conservador y liberal al mismo tiempo, desde principios de los noventa hasta 2008.

Ciudadanos tiene cada vez más difícil defenderse. Tanto de las opas hostiles como de las manos tendidas. Arrimadas ha dicho que pondrá su cargo a disposición de la militancia, pero ni siquiera ha decidido cómo.

La dirección nacional naranja está convencida de que existe un espacio liberal, una bolsa de votantes que siempre podrá corresponderse con entre diez y veinte escaños. En el PP piensan lo mismo, pero quieren que esa bolsa lleve el color azul.

La salida de Teodoro García Egea mejoró en gran medida las relaciones entre los dos partidos. Ahora, Feijóo, ayudado por Elías Bendodo, pensará en el ofrecimiento. El malagueño, coordinador general del PP, jugará un papel importante. Fue en todo momento el enlace entre Moreno y Marín mientras duró la coalición andaluza.

Bendodo cree que si el 19-J sirvió para que los votantes no atisbaran diferencias entre el PP y Cs en términos de liberalismo, también podrá conseguirlo en unas elecciones generales.