Antonio López-Istúriz, eurodiputado y secretario general del Partido Popular Europeo.

Antonio López-Istúriz, eurodiputado y secretario general del Partido Popular Europeo. E.E.

Política ENTREVISTA

López-Istúriz: "Debemos ver la amenaza de Putin a Ucrania como propia, la UE tiene que hacerse mayor"

"La visita de Scholz fue una advertencia, en Bruselas se sospecha que España gasta los fondos de un modo clientelar y manirroto" / "Sánchez creyó que Biden le apoyaría frente a Marruecos, pero EEUU no va a romper los Acuerdos de Abraham" / "Cuando Pablo Iglesias fue eurodiputado no hablaba de la UE, sólo de revolución... nadie le apoyó".

24 enero, 2022 06:03

Antonio López-Istúriz (Pamplona, 1970) es secretario general del Partido Popular Europeo (EPP) y miembro de la Ejecutiva nacional del PP de Pablo Casado. Él sabe mucho más de lo que se sabe de él, que lleva 18 años en el Parlamento Europeo y ocurre que en España la política, opina, es de paso muy corto.

Su dominio del inglés, el francés y el italiano son sólo los signos externos de su cosmopolitismo... que viene de origen. De madre estadounidense, de él depende esencialmente el contacto del EPP con el Congreso de Estados Unidos impulsando, entre otras iniciativas, la promoción de las democracias en Latinoamérica.

En la Eurocámara preside la Delegación para las relaciones con Israel, pero participa en las de la Península Arábiga y en la de la Unión por el Mediterráneo. Forma parte de comisión de Asuntos Exteriores y ha promovido condenas al "revisionismo histórico y glorificación del estalinismo promovida por el Gobierno y las autoridades rusas" de Vladímir Putin.

De verbo fácil y trato amable, Tono López-Istúriz lamenta la coincidencia del debate reabierto sobre la "más que deseable" autonomía estratégica de la Unión Europea con la crisis bélica en Ucrania. Cree que "Europa debe hacerse mayor" y agradece con socarronería el "favor" que a la UE le hizo Donald Trump al despertarla a bravuconadas de su sueño cómodo y, quizás, eterno en el concierto internacional.

Como buen político europeo, es optimista en la actual crisis. Claro que en la UE siempre hay crisis... 

¿Cuáles son los desafíos principales en esta segunda mitad de legislatura europea?

Hay dos grandes aspectos, la recuperación tras la Covid y el entorno internacional. En el primero está todo el debate de la vuelta a las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad. Por cierto, que la visita del canciller alemán a Madrid fue una advertencia, porque detrás de Alemania no sólo está la Comisión. Está claro que están otros países como Holanda, Suecia, Dinamarca... los frugales sospechan que en España estamos gastando los fondos de recuperación de una manera clientelar y manirrota.

Muy lejos de presentarse como el supuesto mesías del socialismo, Scholz fue el ministro de Finanzas de Angela Merkel. Hay una gran diferencia entre un tipo que lleva 25 años utilizando la misma cartera y el presidente español, al que tanto le gusta el Falcon.

Y el escenario exterior, me decía...

Los europeos vivimos en nuestra burbuja del Estado del bienestar que, con alguna dificultad, es próspero. Pero estamos rodeados de dictaduras y de regímenes autoritarios, como Rusia, Libia, Turquía... España debe colaborar con nuestros aliados de la OTAN y contribuir a la seguridad europea en Ucrania. Pero este compromiso no exime al gobierno de España de su deber de acudir al Congreso a explicar la intervención, sin miedo a sus socios comunistas jaleados por Putin, Cuba o Venezuela.

A nivel europeo, será fundamental la colaboración entre las instituciones y los Gobiernos nacionales, que siguen teniendo todas las competencias en este campo. Y eso es importante remarcarlo, porque no sólo él, pero por ejemplo Pedro Sánchez tiene mucha tendencia a echarle la culpa a Europa de lo que hace mal él: desde el desabastecimiento en mascarillas y test de Covid hasta los precios de la energía.

¿La UE quiere hacerse mayor? ¿Los gobiernos de los países que la forman lo permitirán?

¡La UE tiene que hacerse mayor! Sobre todo, en política exterior y de defensa. Y que me perdonen desde ya, pero quien más ayudó en esa toma de conciencia fue Donald Trump. Cuando empezó a meterse con Europa, al tiempo que exigió que invirtiéramos el 2% de nuestro PIB en Defensa, se empezó a hablar de autonomía estratégica más que en los últimos 30 años.

Usted sabe de qué va esto, lleva mucho tiempo llevando Defensa y Política Exterior en el Parlamento Europeo.

Y yo era de los pocos iluminados que insistían en que no podíamos seguir siendo 27 Estados pequeñitos, haciendo 27 compras pequeñitas y con 27 programas distintos de ciberseguridad o contra las guerras híbridas. ¡Bienvenidos sean Trump y sus barbaridades! Era necesario, y de aquí a 2024 se va a avanzar muchísimo en este campo. 

Pero no sólo en defensa convencional.

Mira lo que ocurrió en el falso referéndum de independencia en 2017, que nos llenaron de desinformación con bots e incluso las televisiones financiadas por el Kremlin llegaron a hablar de tanques apostados en las carreteras prestos a entrar 'en las fronteras de Cataluña'. Muchos colegas del Parlamento Europeo me llamaron asustados y tuve que explicarles que era falso...

Eso no pasaría si los españoles entendiéramos la amenaza actual de Putin en Ucrania como propia, o si los suecos y los alemanes vieran el asalto a Ceuta de mayo pasado como una agresión a sus fronteras. Las suyas.

El eurodiputado del PP Antonio López-Istúriz.

El eurodiputado del PP Antonio López-Istúriz. E.E.

Hablando de Marruecos, parece que España se está quedando sola y no logra el apoyo de EEUU mientras Alemania y Francia toman posiciones en el Sáhara.

Aquí a Sánchez se tienen que dar cuenta de lo mismo que le pasa con Scholz. Si pensaba que la llegada de Biden iba a cambiar todo en la política exterior estadounidense es que no entiende nada. Yo tengo origen norteamericano, y sé de lo que hablo. Para empezar, no es la política de Biden sino la estrategia a largo plazo de Washington. Y para concretar, nadie se puede creer que EEUU vaya a boicotear los Acuerdos de Abraham, que son el fundamento de la paz en Oriente Próximo.

¿Eso qué quiere decir?

Que el rey Mohamed VI vio una oportunidad en diciembre de 2020 y la aprovechó muy bien. Se adhirió al plan iniciado por Emiratos y Bahréin reconociendo al Estado de Israel y, a cambio, EEUU reconoció la marroquinidad del Sáhara. ¿Cómo va a revertir eso Biden ahora? Los intereses de EEUU no son partidistas, son de país. Y tras la salida de Trump no ha habido ningún cambio sustancial en su posición norteamericana ni con respecto a Rusia, ni a China ni, por supuesto, al Sáhara Occidental.

¿Qué se puede esperar de la nueva iniciativa de política exterior y de defensa europeas, el 'Strategic Compass' de Josep Borrell?

Es un proyecto que ya llevaba tiempo y Borrell se ha limitado a rematarlo. Hay una discusión interna entre quienes llevamos estos asuntos en la Unión. Los hay que quieren mantenerlo todo como está, dependiendo totalmente del liderazgo estadounidense; otros optan por reforzar el papel europeo, pero siempre dentro de la OTAN; y los hay que defienden la independencia total, ir por libre y fundar un ejército europeo para acabar con esa estructura, heredada de la Guerra Fría.

Yo creo que si cumplimos con las obligaciones financieras, que nunca lo hemos hecho en realidad, los europeos podremos reforzar nuestro papel en el seno de la Alianza Atlántica. Y coordinar los intereses de los miembros de las UE en el seno de la OTAN, lo que nos daría un doble peso muy interesante. Ésa es la posición mayoritaria.

En plena escalada bélica en Ucrania, el Gobierno español se ha apresurado a publicitar su apoyo al despliegue disuasorio de la OTAN. ¿Quiere Pedro Sánchez su foto triunfal en la cumbre de junio o simplemente cumple con la obligación de aliado y anfitrión?

Yo no pondría muchas esperanzas en este tipo de cosas, ni a esta cumbre ni a la Presidencia de turno del Consejo, en las que parece que Sánchez fía su prestigio y la reelección. La situación es extremadamente complicada y EEUU no querría verse envuelto en este escenario, preferiría que nos hiciéramos cargo los europeos.

Washington está clarísimamente en una nueva 'Guerra fría', pero esta vez con China. Eso ha pillado con el pie cambiado a la vieja Europa, esencialmente a Francia, traicionada con el Acuerdo AUKUS. Pero también a la misma OTAN, que ve cómo Joe Biden pone su centro en contrarrestar los avances de Pekín. Ha sido un toque de atención militar y diplomático al que debemos reaccionar, buscando la profundización de la relación transatlántica. Con autonomía europea dentro de la OTAN.

Me hablaba de la reelección de Sánchez. ¿Usted sí cree que acabará la legislatura?

No depende de él, por mucho que se empeñe. El año para rendir cuentas estaba previsto que fuera 2023, pero la visita de Olaf Scholz la semana pasada me dio a mí la sensación que fue un anticipo, un toque de atención, como le decía antes. Porque los datos de la economía española llaman a la preocupación y el oscurantismo en la distribución de los fondos alarman aquí, en Bruselas, aunque en Moncloa se crean que la Comisión no se entera de lo que pasa...

No ha habido un solo debate en el Congreso de los planes, sólo se presentó un decreto que se aprobó con oscurantismo de la mano de Vox. Eso llamó mucho la atención en Bruselas, y ha levantado sospechas. Europa ha puesto su triple A en los mercados para darnos 140.000 millones de euros y cuando Alemania, Suecia, Países Bajos, Austria o Dinamarca se asustan es como en las plazas de toros, te dan el primer aviso. Toque de clarines, reaccione, ponga una agencia independiente a controlar los fondos, discuta y dé información al Parlamento... ¡Haga como los otros 26 países de la UE, vamos!

Esta semana, el Parlamento Europeo ha elegido a su nueva presidenta, la maltesa Roberta Metsola. Usted la conocerá bien, como dirigente del Partido Popular Europeo.

A Roberta la conozco desde hace casi 12 años. Entonces, vino a mí para pedirme apoyo para ser presidenta de los estudiantes de la Eurocámara, detecté su enorme energía y la apoyé. Tiene la formación necesaria, en el Colegio de Brujas, fue funcionaria... y tiene una cabeza política enorme. Seguro que después de ejercer este cargo tendrá un enorme futuro en la política maltesa.

En la salida de la pandemia, y con los enormes desafíos que vienen, hacía falta un presidente fuerte frente al Consejo. Todos sabemos lo que hacen cuando vienen al Parlamento: si hay un liderazgo cómodo para los gobiernos, el presidente del Consejo se va a tomar café y ni escucha su discurso. Pero con Metsola se quedarán a escuchar. Charles Michel y los comisarios.

Antonio López-Istúriz, miembro de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.

Antonio López-Istúriz, miembro de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo. E.E.

Todo pasaba un día después de despedir al anterior presidente, el fallecido David Sassoli.

Hay que agradecerle a Sassoli su trabajo en la primera mitad de la legislatura. Ha sido un presidente ejemplar, y cuyo empeño, aun marcado por la pandemia, ha permitido que el Parlamento se mantuviera abierto y casi a pleno rendimiento. 

¿Casi?

Sí. Era imposible más, pero en estos dos años el Parlamento Europeo no ha podido ejercer su verdadera labor de control frente al Consejo y la Comisión. Roberta Metsola ha concitado un enorme consenso. De hecho, se esperaba que saliera a la tercera votación, y fue a la primera. Yo se lo dije: 'Roberta, en el voto secreto verás como sales antes de lo previsto'. Ella concitaba un gran consenso entre las familias, digamos, normales: los socialistas, los populares, los liberales y el ECR [Conservadores y Reformistas].

Los socialistas remolonearon un poco, pero el consenso final es muy bueno para la casa y como ejemplo para la política de hoy en día, tan polarizada. Un ejemplo exportable.

¿Exportable a España?

A todos. El Parlamento Europeo, y el resto de instituciones, deberíamos ser ejemplares para las democracias de los 27 Estados miembros. Aquí también tenemos nuestros extremos, los populistas de izquierdas y de derechas. Pero la tradición de entendimiento entre las familias moderadas no les deja casi ningún resquicio para adquirir el protagonismo que buscan.

En la elección, Metsola competía con una española de esas familias 'no moderadas', como dice usted. Sira Rego, candidata de Izquierda Unida.

La verdad es que fue muy triste su discurso. Mis compañeros de bancada estaban en 'shock' cuando levantó el puño y gritó "¡revolución!". Yo les tuve que explicar a muchos de ellos que esa eurodiputada forma parte de un partido que está en el Gobierno de España. Y no salían de su estupor al ver esa 'performance' y al comprobar que no dijo una sola palabra sobre Europa, sólo dijo cosas del típico argumentario de Podemos.

¡Me recordó a Pablo Iglesias! Cuando él vino al Parlamento Europeo, en 2014, también se presentó como candidato a presidirlo. Y dio una charla, más que un discurso, sin hablar para nada de Europa. Tuvo el mismo éxito que Rego, nadie le apoyó.