Política INDULTOS

Sánchez permitirá a Junqueras liderar la política catalana aunque siga inhabilitado

Moncloa da por hecho que el líder de ERC podrá sentarse en la "mesa del reencuentro" una vez que el Gobierno lo haya indultado.

2 junio, 2021 03:52

Noticias relacionadas

Pedro Sánchez no tiene prisa por hacerse esa foto y es consciente de que será una encerrona. Como en Pedralbes o en el Palau con Quim Torra, pero más. Así que, tal como se le están acumulando los problemas en su tercer aniversario en Moncloa, el presidente del Gobierno dilatará todo lo que sea necesario el posado de la mesa de negociación: sonriente, recibido por el president Pere Aragonès... y el jefe de éste, Oriol Junqueras.

Porque lo que está pendiente de reunirse es "una mesa de gobiernos", y cada parte "elige a sus interlocutores". Con esas palabras abría la puerta la portavoz, María Jesús Montero, a que el líder de Esquerra Republicana de Catalunya se siente frente a Sánchez. De facto, un cabecilla del 1-O y todavía líder del partido que gobierna Cataluña, volvería a liderar la política de la región trazando su futuro con el Ejecutivo central.

Además, porque a los socialistas no les conviene soliviantar a los republicanos. Sus 13 votos en el Congreso -sumados a los cinco de Bildu, con quienes mantienen un acuerdo parlamentario- son clave para sacar adelante las reformas comprometidas con Bruselas en la agenda de la recuperación. E incluso los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2022, que se estarán empezando a negociar a la vuelta de septiembre... y para antes no se espera la reunión.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el entonces president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, en el Palau de la Generalitat.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el entonces president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, en el Palau de la Generalitat. Moncloa

Y finalmente porque, tal como quedaron sentadas las bases en la primera cita, este encuentro -que es sólo el segundo, aunque hayan pasado 15 meses desde el anterior-, toca celebrarlo en sede catalana. Con simbología nacional, mossos de gala, banderas por doquier y "toda la parafernalia", en palabras de un miembro del Gobierno.

Probablemente, la reunión se convoque en Barcelona, pero no se descarta que la "generalitat republicana" -en palabras de Aragonès- elija algún otro escenario con simbología, como el Monasterio de Ripoll, "cuna de la cultura catalana" y del Abate Olivapadre espiritual del catalanismo, como explica el pequeño museo de la localidad gerundense.

Una foto por otra

El líder de Esquerra encarcelado fue 'invitado' por su 'número dos' y actual 'president' este lunes a unirse al equipo negociador con Sánchez y sus ministros cuando ellos lo saquen de prisión. Y Moncloa no lo descarta, aunque no le haga gracia la imagen... quizá por eso trate de enmarcar, antes de que se dé, la otra imagen: la de Pablo Casado junto a Santiago Abascal, de nuevo en Colón, contra el Gobierno y contra su deseo de"poner solución al referéndum ilegal y la declaración de independencia que el Gobierno del PP permitió".

Y que uno de los dos cabecillas del golpe a la Constitución del 1-O de 2017 pose sonriente como uno de los negociadores del futuro político de Cataluña, de igual a igual, con la delegación del presidente del Gobierno que lo acabaría de indultar en contra del 80% de la opinión pública, no será plato de gusto.

Fuentes del Ejecutivo señalan que el govern sería "muy libre" de llevar a Junqueras a la cita, si ya está libre de su condena, tras los indultos a los políticos condenados por el procés. Pero insisten en ponerlo en duda, señalando que esperan que Aragonès trate de asentar su liderazgo.

Sobre todo, teniendo en cuenta que Moncloa no las tiene todas consigo en que ahora esto haya cambiado. Es decir, el Gobierno no se fía de que JxCat esté muy por la labor de facilitarle la foto triunfal a Esquerra. Lo mismo opinan fuentes autorizadas del PSC desde Barcelona, consultadas por este diario, que destacan la situación "enquistada" del independentismo y la "pelea interna entre los dos grupos", por no decir entre sus dos líderes: el encarcelado Junqueras y el huido Carles Puigdemont.

Los dos tratan de tutelar desde fuera una generalitat a la que los socialistas catalanes no le auguran "más de dos años" de vida. "A lo sumo en tres años estaremos de nuevo en elecciones", apunta este portavoz de la dirección del PSC.

Mientras, equiparándolo a Isabel Díaz Ayuso, Moncloa juega a rebajar el peso de la cita bilateral de Sánchez con Aragonès, a la que aún ni siquiera le han puesto fecha los dos gabinetes. "El presidente ha establecido que se reunirá primero con los dos líderes autonómicos que se acaban de elegir", aclaró Montero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. "Y sólo luego tendrá sentido que se retome el diálogo en la mesa con Cataluña".

Todo eso, a la vez que "el ministro de Justicia sigue trabajando en los expedientes de los indultos", aventuró, sin querer ponerles fecha. Pero "cada cosa llegará a su tiempo".