Pedro Sánchez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Pedro Sánchez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Moncloa

Política CORONAVIRUS

El Gobierno admite que la UE "no está a la altura" con las vacunas tras el 'sálvese quien pueda' autonómico

"Tenemos que mantener el mensaje, porque ir a través de la Comisión fue la mejor apuesta posible, pero la verdad es que no están cumpliendo".

12 abril, 2021 01:47

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El pasado miércoles, pasadas las 23.00 horas, comparecía la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en rueda de prensa. Con mala cara, desencajada. Y, sobre todo, incapaz de hacerse entender. En dos días habíamos pasado de la esperanza al caos, pasando por las buenas noticias confirmadas por Pedro Sánchez que, claro, se desconfirmaron.

De anunciar Fernando Simón que se ampliaría el tramo de edad para vacunar con AstraZeneca a reducirlo sin consenso "ni informes técnicos de ningún tipo"... sólo por miedo. O por "prudencia", alegaban las fuentes del Gobierno consultadas.

Este periódico ha podido desentrañar, tras ponerse en contacto con varios ministerios, que el Gobierno está insatisfecho con el programa de compra conjunta de la UE. Ni Industria por la relación de las autoridades europeas con algún laboratorio, ni Sanidad con la llegada de los viales, ni Moncloa con el funcionamiento logístico o el cumplimiento de los contratos. "Tenemos que mantener el mensaje, porque ir a través de la Comisión fue la mejor apuesta posible, pero la verdad es que no han estado a la altura".

Y eso está provocando disfunciones. Hacia arriba con Bruselas, que compra y entrega; a los lados con los socios, que empiezan a buscarse la vida por su cuenta; y hacia abajo con las Comunidades Autónomas, que reciben envíos "menores de lo esperado, o fuera de fecha", con lo que eso supone en la organización de las citas masivas. Así lo denunció recientemente Enrique Ruiz Escudero, consejero madrileño, al proponer soluciones "de confianza" con AstraZeneca: la vacunación voluntaria de menores de 60... eso que no le autorizó Darias la noche del miércoles.

Más allá de la negociación mancomunada de la compra de las vacunas por parte de Bruselas, ya hay dos Estados miembros que se han salido de esa improvisada "central de compras" de Bruselas, Eslovaquia y Hungría. Al fin y al cabo, son dos países díscolos, se podría pensar... hasta el pasado jueves, cuando Alemania confirmó que ellos también.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen Etienne Ansotte/CE

El Gobierno de Angela Merkel está en negociaciones con los representantes de la vacuna rusa Sputnik V para adquirir al menos dos millones de dosis.

¿Y España? El Ejecutivo de Pedro Sánchez no lo confirma, pero también trabaja en todos los escenarios. Este periódico ya descubrió hace algo menos de un mes que el Ministerio de Sanidad trabaja para que el compuesto ruso no sólo se distribuya en nuestro país, sino que, incluso, haya laboratorios que lo produzcan en nuestro territorio.

Sin ir más lejos, la fábrica del Grupo Zendal en O Porriño (Pontevedra) tenía previsto recibir en este mes de abril a los inspectores de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para homologar sus instalaciones. "Pero no nos podemos fiar de la vacuna rusa, ni ellos tienen capacidad de fabricación", explican fuentes del Gobierno, "ni la EMA la puede autorizar... por las malas prácticas durante los ensayos". Moscú ha tenido que admitir que la inmensa mayoría de que la probaron no fueron voluntarios, sino forzados.

La EMA como escudo

La EMA está sirviendo como escudo ante el caos organizado en torno a la estrategia de vacunación. Es la EMA la que debe dar el visto bueno a los antígenos. Por ahora lo ha hecho para el de Pfizer-BioNtech, el de Moderna, el de AstraZeneca y el de Janssen... que empieza a llegar este martes por millones. Todos ellos con días, si no semanas, de retraso frente a los países de nuestro entorno que nos llevan la delantera en el calendario, EEUU y Reino Unido.

Se espera que en breve ponga su sello de ok a las vacunas de la estadounidense Novavax y la alemana de Curevac.

La EMA es la que dice sí, no, a lo mejor a la relación "evidente" pero "desconocida" entre el antígeno de AstraZeneca y los "poquísimos" casos de trombos cerebrales descritos como "efectos adversos" tras la inoculación del compuesto. Las cifras hablan de cuatro casos por cada millón de dosis inyectadas, pero la enorme atención que atrae la pandemia -por su globalidad, por la mortandad que causa y por el hundimiento económico mundial e inesperado- no ayuda.

Es igual, la culpa es de la EMA. Los gobiernos se lavan las manos y señalan a los burócratas de Bruselas.

Caos comunicativo

En la semana en la que el Gobierno de Sánchez quería sacar pecho con el calendario de vacunación, anticipando unas cifras difíciles de creer -pero que, en realidad, sólo dependen de que lleguen las dosis-, el Ejecutivo se ha encontrado con un caos comunicativo que ha tapado sus mensajes de optimismo.

Carolina Darias, ministra de Sanidad, tras la celebración del Consejo Interterritorial de Salud.

Carolina Darias, ministra de Sanidad, tras la celebración del Consejo Interterritorial de Salud. Moncloa

El presidente se guardó la rueda de prensa del martes, tras el Consejo de Ministros, para presumir. Sólo un día antes, el director del Centro de Emergencias Fernando Simón, anticipaba que "en muy pocos días" se aprobaría el uso de AstraZeneca para mayores de 65 años. Y él iba a contar -de hecho, contó- que a finales de agosto tendremos al 70% de la población vacunada.

Y para resultar creíble ante la enésima repetición de la promesa, se puso metas volantes: para empezar, "cinco millones de inmunizados completos en la semana del 3 de mayo". Curiosamente, la de la jornada de reflexión en las elecciones de la Comunidad de Madrid.

Pero ese mismo día salía el responsable de la estrategia de vacunas de la EMA en Il Messaggero a reventarle las sonrisas al presidente: "Los trombos son consecuencia de la vacuna", dijo imprudentemente un día antes de la reunión oficial de la Agencia.

Al día siguiente, miércoles, la ministra de Sanidad de Portugal -país que preside la UE este semestre- convocó de urgencia a sus colegas europeos, esto retrasó el Consejo Interterritorial y la cita de Darias con los consejeros se celebró entrada la noche: con todos hartos, divididos en sus posiciones y, sobre todo, faltos de liderazgo.

Al Gobierno le cuesta mucho defender una posición que, en el fondo, no se termina de creer. Darias y su equipo, tal como ha podido saber este periódico, también están hartos de los mensajes confusos, los contratos sin garantías y el incumplimiento de los ritmos de entrega de Bruselas. Pero "vacunar, vacunar y vacunar" es la clave de la salida de la crisis sanitaria y, sobre todo, la económica.