Inés Arrimadas durante su cierre de campaña en Barcelona.

Inés Arrimadas durante su cierre de campaña en Barcelona. Enric Fontcuberta Efe

Política ELECCIONES CATALUÑA 21-D

Vandellós, el supremacista catalán que profetizó hace 80 años la victoria de Cs

La división de Cataluña en dos mitades no responde necesariamente al patrón del origen de sus habitantes.

21 diciembre, 2017 02:05

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"¿Por qué no vuelves a Cádiz?". Pocas veces un tuit ilustró mejor el movimiento supremacista catalán, que reniega de todo lo que viene de fuera en defensa de la identidad puramente catalana. Cuando la expresidenta del Parlament escribió ese mensaje a Inés Arrimadas no pidió perdón por su contenido, sino por haberlo escrito.

Esta ideología de la superioridad catalana en contraposición a la inferioridad imperfecta del resto no es nueva ni ha nacido con el proceso separatista. Existe desde los orígenes del nacionalismo en Cataluña a finales del siglo XIX. Una de sus figuras más conocidas es la del economista y estadístico José Antonio Vandellós (1899-1950). Vandellós alertó hace más de 80 años de que el aumento de la migración del resto de España a Cataluña podría producir una “supremacía declarada” de lo que llamaba “no catalanes”.

En su obra La inmigració a Catalunya (1935) y envuelto en un lenguaje bastante racista, Vandellós anticipó que si un líder político era capaz de agrupar a su alrededor a los descendientes de los “no catalanes” y “algunos elementos de mezcla” se podría dar el caso de que este partido dominara la política catalana. La profecía de Vandellós está a punto de hacerse realidad en Ciudadanos y la figura de Arrimadas. Las encuestas dicen que el partido naranja tiene opción de ganar las elecciones de este jueves. Sería un resultado histórico.

José Antonio Vandellós.

José Antonio Vandellós. E.E.

Inmigración, mal necesario

El pensamiento de Vandellós fue analizado en un reciente episodio de El búho, el programa de reflexión y análisis político que realizan Cristina Losada, Eugenia Gayo y Pepe García Domínguez. Vandellós publicó dos libros en 1935 en los que llamaba a preservar la catalanidad, incluso por la vía de la eugenesia. El uso de la biología para la conservación de un determinado tipo de raza era un debate aceptado en la Europa de aquella época. Los estudios de Vandellós se debatían entre la inmigración como mal necesario para el crecimiento económico y su impacto necesariamente negativo en la catalanidad.

En ese contexto, Vandellós se preguntaba por unas hipotéticas elecciones dentro de 30 años. Es decir, en 1965. “Supongamos que los catalanes se encuentran divididos en diferentes partidos y se presenta algún líder que logra agrupar a su alrededor a los descendientes de los no catalanes y algunos de los elementos de mezcla que sienten la atracción de una psicología parecida a la suya, se podría dar el caso de que este partido no catalán dominará durante mucha tiempo la política de nuestra tierra y tal vez por siempre la de la capital (Barcelona)”, decía.

“Si continúa la situación actual en 1965 nos encontraremos con una población no catalana que representará al menos la mitad de la catalana y en Barcelona con un equilibrio de fuerzas o una supremacía declarada de los no catalanes sobre todo si le agregamos las poblaciones vecinas de Hospitalet, Santa Coloma y Badalona”, añadía.

¿Puede trasladarse la retórica de Vandellós al 21-D? Cataluña está prácticamente dividida en dos mitades: la separatista y la no separatista. Pero es mucho suponer que esos grupos pueden identificarse con los catalanes de RH -utilizando el símil vasco-, por un lado, y los hijos de la inmigración, por otro. Una parte de la familia del expresidente Carles Puigdemont, por ejemplo, es originaria de La Carolina, en la provincia de Jaén.

Construcción nacional e inmersión

El primero que trató de difuminar esa frontera fue Jordi Pujol con su proyecto de construcción nacional. Después llegaron los planes de inmersión lingüística, que se han considerado un éxito en la protección y fomento del catalán. En esa línea, los partidos independentistas han hecho un especial hincapié en vender su proyecto secesionista como transversal. Por eso se han incorporado perfiles a la vida pública como el de Gabriel Rufián, con el que se quiere visualizar que el independentismo no excluye a la Cataluña castellana, por llamarla de alguna manera.

Pero al separatismo le cuesta mucho desprenderse de ciertos latiguillos despectivos hacia esta parte de la población, a la que muchos llaman “charnega”. Depende también de quién lo use. Cuando El Mundo llevó a un titular el origen charnego del ex mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero se montó la de San Quintín. No ocurrió lo mismo con el comentario de De Gispert. Los carteles electorales de la España subsidiada vive a costa de la Cataluña productiva, el España ens roba son parte de esa superioridad moral. El independentismo ha ido desprendiéndose de estos mensajes de tinte xenófobo para convertir su proceso en una disyuntiva entre democracia y fascismo, siendo ellos los demócratas y los que se oponen, franquistas. “Estamos cansados de que nos insulten”, suele decir Arrimadas en sus mítines.

Es cierto que José Montilla, nacido Iznájar (Córdoba), fue el primer presidente de la Generalitat que encajaba en ese patrón de “no catalán” que decía Vandellós hace 82 años. Pero Montilla, candidato del PSC, lideraba un amplio acuerdo de Gobierno que incluía a ERC. Ciudadanos es un partido más joven. Tiene apenas 11 años y sus fundadores son intelectuales que sintieron la necesidad de crear una formación que escapase de la “tiranía nacionalista”. En Ciudadanos se han refugiado distintas generaciones de nacidos y no nacidos en Cataluña a los que ha unido una fuerte sensación de agravio. Son personas que han visto cómo sus gobernantes multaban a sus padres por no rotular sus negocios en catalán. Y que ahora les llaman fascistas por ponerse al proceso separatista. 

El perfil de Arrimadas

En el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), más de la mitad de los encuestados reconoce que ni su padre ni su madre han nacido en Cataluña. El 52% dice que su lengua materna es el castellano.

Lo que Vandellós no supo ver hace 80 años es un perfil de inmigrante como el de Arrimadas. La candidata de Ciudadanos, nacida en Jerez ya en democracia, no es hija de la mano de obra andaluza que emigró a Cataluña como en el caso de Montilla. Es una persona que admiraba Barcelona como referente cosmopolita, eligió Cataluña como destino profesional y aprendió el idioma sin necesidad de inmersión en la escuela. Este miércoles, jornada de reflexión, Arrimadas salió a dar un paseo con su marido. Una persona le llamó "fascista" delante de las cámaras y le pidió que se fuera de Cataluña. El problema ya no es que suceda, que también. Es que a mucha gente le parece normal.