Tomás Serrano.

Tomás Serrano.

España PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO

Sánchez descarta la oferta final de Arrimadas y prefiere a Bildu y ERC como socios de legislatura

El Gobierno le deja claro a Ciudadanos que no podrá condicionar los Presupuestos a la Ley Celaá y la enmienda que discrimina el español en Cataluña. 

13 noviembre, 2020 02:25

Pese al espejismo de la votación este jueves de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos, que juntaba insólitamente en el mismo lado, el del Gobierno, a Ciudadanos con ERC y Bildu, la suerte está echada. Fuentes de Moncloa aseguran que seguirán "intentando" aunar ambas vías para la culminación de la negociación presupuestaria, pero asumen que es "difícil" que se repita esa foto en el panel de votaciones de la Cámara Baja.

El Gobierno, por tanto, prefiere a estas alturas al llamado "bloque de la investidura" por el que siempre apostó Pablo Iglesias. En Podemos cunde la sensación de que en realidad la parte socialista del gabinete siempre supo que no era posible jugar las dos cartas a la vez. Pero aseguran que después de esta semana han dejado de hacerse "trampas en el solitario". 

Todo ello después de que Inés Arrimadas dejase claro durante su intervención en el debate parlamentario -defendiendo el no del grupo naranja a las enmiendas a las Cuentas Públicas del PP, Vox y otras formaciones minoritarias- que es al Ejecutivo al que corresponde elegir.

"Se acabó el juego, ha llegado la hora de la verdad, la hora de elegir. Aquí hay una mano tendida que usted sabe que es seria, que es fiable, que es responsable" le espetaba desde la tribuna a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La líder naranja añadía que "si no coge esta mano y el señor Sánchez prefiere la de Bildu o ERC, a cambio de humillarnos de nuevo en Cataluña a los que queremos escolarizar a nuestros hijos también en castellano, no podrán decir nunca más que no tenían otra opción". Es decir, que las dos vías de apoyos son excluyentes, como también le advertía a Montero el portavoz de ERC, Gabriel Rufián

En su réplica, en un tono medidamente cordial, la ministra contestaba a Arrimadas con otra advertencia. "Me sorprendió, en los días previos a este debate, que se condicionara la tramitación última del proyecto de Presupuestos a cuestiones en las que esta ministra no puede actuar" en referencia a la enmienda de la Ley Celaá de Educación que discrimina el castellano, al negarse su condición de lengua vehicular en la escuela. Un texto pactado por el PSOE y Podemos con ERC.  

Montero habla de "vetos"

Montero abundaba en la idea para dejarle claro a la presidenta de Ciudadanos que por ahí no habría movimientos. "Si las Cuentas Públicas dependen de que nos pongamos de acuerdo en la ley sanitaria, en la educativa, en la de inmigraciones o en cualquier otra cuestión, le puedo asegurar que a la complejidad que tiene el proyecto de Presupuestos se añaden otras complejidades añadidas que al final lo que hacen es establecer vetos" sentenciaba.  

Lo cierto es que el trámite enormemente acelerado de esa Ley Celaá, cuyas enmiendas se discuten este mismo viernes en el Congreso, resta margen de maniobra al Gobierno para hacer algún gesto hacia Ciudadanos. La reforma educativa quedará lista antes de que los Presupuestos lleguen al final de su trámite y entonces, parafraseando a Arrimadas, habrá llegado la hora de la verdad. 

Ante este escenario, y como un cuentagotas, cada día que se afianza la entente del Gobierno con ERC y Bildu llegan más voces críticas de importantes dirigentes socialistas hacia esa senda. A las de los presidentes de Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura, Javier Lambán, Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara se sumaba Susana Díaz. La líder del PSOE andaluz afirmaba tajantemente que "no comparto absolutamente nada con Bildu ni con Otegi".

La réplica la daba uno de los pesos pesados del Gobierno y del PSOE, José Luis Ábalos. En declaraciones a los medios en Valencia, y cuestionado por los acuerdos con Bildu, establecía un paralelismo con la transición democrática para decir que con la mentalidad de quienes critican ese acercamiento a los herederos de Batasuna ese proceso histórico "hubiese sido imposible". Ábalos se preguntaba retóricamente si "¿podemos aceptar que una fuerza esté en el Parlamento pero no normalizar su actuación?".   

Ni la voluntad de contar con Ciudadanos, como en las prórrogas del estado de alarma la pasada primavera, ni las voces internas que descalifican la compañía de Arnaldo Otegi parecen aplacar a Sánchez. El presidente, cuando se cumple un año del abrazo con Iglesias después de las elecciones de noviembre de 2019 que propició el acuerdo de coalición con Podemos, parece decidido a avanzar, y a hacerlo por una vía aún más radical que la de la formación morada.