Ana Melo, fundadora de 'Teoría del Arte', en la Galería Espacio Landaburu. Obra de Ricardo Casstillo.

Ana Melo, fundadora de 'Teoría del Arte', en la Galería Espacio Landaburu. Obra de Ricardo Casstillo. Cedida

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Ana Melo, la comisaria de arte que apuesta por la cultura como medicina emocional con su proyecto 'Teoría del Arte'

Su objetivo es convertir la expresión artística en un vehículo sanador, capaz de conectar sensaciones y potenciar nuestro equilibrio mental.

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En España, uno de cada tres ciudadanos presenta algún tipo de problema de salud mental. Entre los mayores de 85 años, la cifra supera ya el 50%.

Hogaño, nos encontramos ante una crisis emocional silenciosa, de alcance global, que requiere de una atención especializada, sí; pero que también puede encontrar alivio en una herramienta inesperada y poderosa: el arte.

Ya en 2019, la OMS instó a integrar la cultura, en todas sus formas y expresiones, dentro de los sistemas de salud nacionales por sus efectos positivos en el bienestar. Poco después llegó la COVID-19, y con ella, el confinamiento.

En dicho contexto, la creación artística y el acceso virtual a exposiciones, conciertos y obras en múltiples formatos se transformaron en una de las pocas salidas emocionales posibles para una sociedad aislada y psicológicamente vulnerable.

De modo que, se comprobó, una vez más, la capacidad del arte para emerger como un refugio frente a la creciente desconexión afectiva. Un espacio de expresión y, en no pocas ocasiones, un recurso sanador.

Así lo concibe Ana Melo, la comisaria cultural y alma detrás de Teoría del Arte, un proyecto nacido de la pasión por acercar el arte a todos los públicos y que, con el tiempo, ha integrado una dimensión terapéutica vinculada a los beneficios que este puede ofrecer.

Ana Melo con obra de Ana Iturrate.

Ana Melo con obra de Ana Iturrate. Cedida

"Es un proyecto personal donde he podido conocer 'sobre el terreno' y de primera mano los intereses y preocupaciones de los diferentes agentes del mercado del arte, dándoles visibilidad y difusión a su trabajo", explica Melo en su entrevista para ENCLAVE ODS.

Aunque recalca que no tiene formación médica ni psicológica, su experiencia como mediadora cultural la ha llevado a explorar el nexo entre el arte y la salud mental desde una perspectiva práctica e interdisciplinar. 

"Empecé a interesarme al ver cómo algunas galerías con las que trabajaba organizaban talleres. Me puse a leer estudios sobre terapias artísticas, de instituciones médicas o, incluso, de la OMS, que analizaban esta cuestión con rigor científico" recuerda Melo. 

"Todos coincidían en que el arte, ya sea a través de la participación activa o la contemplación, aporta beneficios terapéuticos reales"

No se trata, insiste, de sustituir tratamientos clínicos, sino de acompañarlos y reforzarlos: "hablamos de mejoras no solo a nivel emocional, sino incluso físico", añade. 

Hablar sin palabras

Y es que, a su juicio, el arte "es un medio de comunicación", algo capaz de generar y hacer aflorar emociones y sentimientos que, de otro modo, podrían quedar reprimidos. Así, para poder expresar y gestionar los miedos "se requiere, sí o sí, poner encima de la mesa lo que te pasa" cercioraba la comisaria. 

"El arte te hace moverte 'física e intelectualmente', mirarte dentro y aprender a conocerte"

Ahora bien, la manifestación creativa para extrapolar dichos ecos internos queda a libre elección de cada uno, sirve simplemente "aquella en la que uno se sienta más cómodo". 

Exposición 'Perder un latido'. Obras de Julio Galán, Francisca Martín, Coro de Egaña y Alberto de la Torre.

Exposición 'Perder un latido'. Obras de Julio Galán, Francisca Martín, Coro de Egaña y Alberto de la Torre. Cedida

Por ejemplo, según la curadora, "las artes escénicas pueden ayudar a personas con timidez, porque enfrentarse al público te obliga a superar barreras. Mientras, las artes plásticas, como la pintura, la escultura o la fotografía, son más introspectivas, e intimistas, te permiten hablar contigo mismo sin miedo a no ser entendido".

En suma, más allá de su impacto individual, cada disciplina artística es de gran utilidad también en lo colectivo. De acuerdo con Melo, el arte tiene una gran función socializadora, genera férreos vínculos y facilita la conexión en comunidad.

"El simple hecho de salir de casa para asistir a un taller o a una exposición, encontrarte con personas con un interés común… ya es un paso enorme", y más aún ahora, que "nos interrelacionamos menos mirándonos a los ojos", asegura Melo.

Exposición 'Nuestro Tiempo'. Obras de Julio Galán y Francisco Diego.

Exposición 'Nuestro Tiempo'. Obras de Julio Galán y Francisco Diego. Cedida

"He visto en mis visitas guiadas cómo la gente habla con desconocidos sobre temas profundos, se abren sin miedo, como si el arte les quitase los prejuicios", relata entre risas, "¡algunos hasta se van luego a tomar unas cervezas juntos!".

Empezar de cero, cuando sea, sin miedo

Pero, ¿qué ocurre con quienes no tienen experiencia artística? La respuesta de Ana Melo es clara: nada. A diferencia de otras terapias, en Teoría del Arte no se discrimina por talento, edad ni perfil.

"A cada uno le ayuda en lo suyo. Jóvenes, mayores, personas con problemas emocionales distintos… todos pueden beneficiarse", y es que, no hace falta pintar bien ni saber esculpir. Lo único importante aquí es "la libertad" para crear, "no importa el resultado estético, sino el proceso que se atraviesa" indica Melo.

Exposición 'Génesis. El poder de la creación'. Obras de Julio Galán.

Exposición 'Génesis. El poder de la creación'. Obras de Julio Galán. Cedida

"Porque el arte les impulsa a conocerse, a moverse, a comunicarse"

Ahora sí, fomentar, desde edades tempranas, los valores comunicativos de la creación artística "tanto desde el punto de vista pasivo (contemplar arte) como activo (expresándose)" podría prevenir muchas situaciones de aislamiento o ansiedad.

Acercarse a las circunstancias vitales del artista, conocer aquello que le llevo a realizar la obra, su contexto personal o histórico… son pasos esenciales para que la experiencia artística trascienda lo puramente estético y se convierta en algo significativo.

Dibujar para sanar

Entre las múltiples herramientas que combinan arte y psicología, Melo destaca la llamada técnica de los tres dibujos, desarrollada por el psiquiatra James Gordon.

Secundando las palabras de la comisaria, esta dinámica consiste en realizar tres bocetos: uno de ti mismo, otro tuyo 'acompañado' por tu problema o inquietud, y un tercero de ti habiendo resuelto ese problema.

Para Melo, esta técnica, así como los trabajos de la psicoterapeuta Cathy Malchiodi, son ejercicios de autoconocimiento de gran utilidad. Permiten el resurgimiento de emociones profundas difíciles de verbalizar.

El arte como derecho, no como lujo

Se observa entonces cómo en un momento en que el bienestar emocional se ha convertido en un reto global, Teoría del Arte lanza una propuesta con doble impacto: promover la cultura y utilizar el arte como herramienta de sanación

Porque, como dice Melo, "el arte es emoción", hay que verlo y vivirlo. Y, por ende, de acuerdo con ella, el acceso él no debería ser un privilegio, sino un derecho universal. Porque si el arte puede hacernos sentir mejor, también puede ayudarnos a vivir mejor.

Quizás entonces se interiorice en comunidad que crear, contemplar o simplemente sentir una obra no es un gesto accesorio, sino un acto profundamente humano.

Una necesidad compartida, tan vital como la palabra o el abrazo. Una brújula en tiempos inciertos. Un latido que nos recuerda que estamos vivos, y que no estamos solos.