Charlie MacGregor, fundador de The Social Hub.

Charlie MacGregor, fundador de The Social Hub. David Morales

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MacGregor, el escocés detrás de los hoteles híbridos The Social Hub: "No imaginé el impacto que tendría en mi equipo"

A medio camino entre hotel, residencia y 'coworking', su fundador quiere que "la próxima generación de 'startups' encuentre su propósito" con ellos.

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Era apenas un adolescente. Ni siquiera había alcanzado aún la mayoría de edad. Así de joven era Charlie MacGregor cuando le "expulsaron de la escuela" y empezó a "echarle una mano" a su padre en la residencia de la Universidad de Edimburgo que gestionaba. Eran los ochenta y en su cabeza empezaba a hornear una idea: ¿en todas partes se trataba así de mal a los estudiantes o era solo en Escocia? Pronto se dio cuenta de que la sangre gaélica no tenía nada que ver.

"En todas partes, los estudiantes tenían una educación de primera, pero su alojamiento era bastante terrible", recuerda a ENCLAVE ODS horas antes de recibir uno de los premios Inspiring minds de mindway en Madrid. Llega con su kilt, reivindicando su origen y cultura, y un inglés pulcro en el que se cuela de vez en cuando ese deje característico de los escoceses.

"La gente mayor que me rodeaba me decía que cuando ellos eran jóvenes vivían así. ¿Y qué? Pensé que tendría que ser yo quien les diese a los estudiantes y a los jóvenes la vivienda que merecían", confiesa. Su inquietud acabó convirtiéndose en realidad en 2006, cuando creó The Social Hub (TSH), un híbrido entre residencia de estudiantes, hotel, centro de coworking y lugar de reunión para turistas y locales.

Con este concepto buscaba acabar con el "aburrimiento" que se había instalado, ya no solo en el alojamiento para universitarios, sino en el "mundillo hotelero en general". Lo que él quería, dice, era convertirse en un punto de unión entre compañeros de trabajo y de apartamento, visitantes y nativos.

"Cuando empecé, todo el mundo me dijo que no podía hacerlo realidad, que no funcionaría, que era imposible juntar a perfiles tan distintos sin que hubiese conflicto, pero quería hacerle caso a mi corazón y mandar a todos al carajo", confiesa con una sonrisa. Y lo dice tras reconocer que su "historia suele decepcionar", porque a pesar de haber empezado pronto en el mundo de los negocios —a los 25 ya era dueño de su primer alojamiento para estudiantes, que vendió diez años después—, no lo hizo "sentado en un bar con una idea genial".

MacGregor posa para EL ESPAÑOL.

MacGregor posa para EL ESPAÑOL. David Morales

Su crecimiento ha sido lento y exponencial —se enfrentó a más de 200 noes antes de dar con un inversor que apostase por su concepto—. Pero, reconoce, pronto descubrió que le gusta trabajar, sobre todo en equipo, con gente alrededor.

"Si me pides que haga algo y veo que es necesario, me parece fantástico; lo disfruto mucho y trabajo muy duro para que salga bien", dice. Tal vez por eso, ahora, casi dos décadas después de crear TSH —que primero se llamó The Student Hotel—, cuenta con más de 20 establecimientos y aspira a alcanzar las cinco decenas.

MacGregor durante su conversación con ENCLAVE ODS.

MacGregor durante su conversación con ENCLAVE ODS. David Morales

Su historia, a fin de cuentas, es la de alguien que hizo oídos sordos a todas las voces críticas que le decían que era una "locura" meter en el mismo edificio a tipos de clientes tan dispares con necesidades tan diferentes. "Incluso mi padre me dijo que no funcionaría", admite. Pero eso no le desalentó. MacGregor tenía una visión y quería ponerla en marcha.

Y lo hizo en Ámsterdam, donde "al principio, nadie entendía qué hacíamos". Pero poco a poco triunfó y ahora se presenta como ejemplo de éxito.

"Un privilegio"

Lo suyo, asegura MacGregor, es "un negocio de economías de escala", por lo cual siempre ha tenido claro que "necesitaba crecer para ser rentable". Lo que nunca se imaginó, confiesa, es "el impacto que tendría en las vidas de los miembros del equipo y en las de los clientes".

Ahora, indica, cuenta con alrededor de 2.000 personas en plantilla. Y aunque parezca tan solo un número (inmenso), asegura que "uno crece con ellas, ves a la gente casarse, tener hijos juntos, divorciarse, enfermar…". Las personas, insiste, crecen y se desarrollan dentro de la empresa y se crea un vínculo "precioso": "Nosotros, como The Social Hub, somos una parte importante de sus vidas, y realmente subestimé el papel de un empleador y lo emocionante que es y el privilegio que supone serlo".

El fundador de The Social Hub conversa con EL ESPAÑOL.

El fundador de The Social Hub conversa con EL ESPAÑOL. David Morales

De lo que tampoco ha sido consciente hasta hace poco es de la revolución que su concepto supone desde el punto de vista del cliente. "Supongo que poco a poco me estoy acostumbrando a la idea de que somos un lugar que ayuda a las personas a conocer a sus futuros mejores amigos o a sus maridos y esposas, o lo que sea; también donde se les puede ocurrir su próxima idea de negocio", confiesa.

Y lo explica: "Somos facilitadores de esas experiencias, y desempeñamos un papel importante en la vida de la gente". Eso, matiza, es "algo muy divertido de hacer". Al fin y al cabo, The Social Hub se trata, como dice su propio fundador, de "un centro social que une a diferentes personas —estudiantes, trabajadores, lugareños, turistas…— y realmente les ayudamos a ser sociales".

Detalle de la entrevista.

Detalle de la entrevista. David Morales

MacGregor y su equipo serían una suerte de "conector social de diferentes barrios y ciudades". Su objetivo, dice, no es otro que el de "construir y crear espacios en los que realmente se aliente a las personas a divertirse y conectarse como seres humanos".

Honestidad como bandera

Eso es, precisamente, lo que quiere seguir haciendo en los próximos años con The Social Hub: seguir creciendo, abriendo nuevas sedes en otras ciudades y "con suerte, tratar de inspirar a la próxima generación de empresas emergentes". Porque, dice MacGregor, su objetivo es que las startups se instalen —aunque sea momentáneamente— en TSH y "hagan lo suyo, encuentren su propósito y se diviertan".

Para él, las dificultades que se pongan en su camino no son más que nimiedades: "También es complicado hacer ejercicio, caminar media hora todos los días, pero con dedicación se consigue", compara. Por eso, dice, lo importante es "asegurarse de que eres honesto contigo mismo cuando haces algo", ya sea deporte o construir un negocio.

Recuerda, además, que TSH ha "pasado por una gran crisis financiera, la Covid, todos los cambios políticos y financieros imaginables…". Y eso es, precisamente, lo que le ha hecho aprender "tantas cosas que no cambiaría por nada".