La rápida evolución de la tecnología en los últimos años está trayendo consigo un sinfín de beneficios para todas las personas, impregnando y mejorando prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida. Conforme la tecnología ha ido conquistando nuestro día a día, están surgiendo también una serie de retos derivados del creciente uso de dispositivos electrónicos y gadgets.
Por un lado, aumenta indudablemente el número de aparatos que usamos a lo largo del día. Por otro lado, los rápidos ciclos de renovación y actualización de los dispositivos hace que aparezcan en el mercado nuevas tecnologías y aparatos mejorados que sustituyen rápidamente a los de la generación anterior. En resumen, hoy en día no solo consumimos más dispositivos, sino que los renovamos más rápido. Todo esto está provocando un problema de generación de residuos tecnológicos que no pueden ser gestionados y tratados adecuadamente.
Sin ir más lejos, una reciente investigación llevada a cabo por Grover sobre el uso y consumo de tecnología en España estimaba que el 45% de los consumidores posee 6 o más dispositivos electrónicos (incluyendo smartphones, ordenadores, videoconsolas, patinetes, etc.) y que, al mismo tiempo, un 30% de los españoles guarda en casa cinco o más aparatos que ya no usan. Desde mi punto de vista, se trata de datos que ayudan a poner en perspectiva los problemas derivados del consumo acelerado de tecnología.
El modelo tradicional de consumo de dispositivos electrónicos empieza a parecer inviable a largo plazo, pero ¿cómo reconducir esta situación? Los fabricantes de tecnología necesitan reformular sus estrategias de producción y rediseñar sus modelos de negocio para hacer productos más duraderos, reparables, reciclables y, sobre todo, orientados a un futuro más sostenible y alineado con la Agenda 2030.
Al mismo tiempo, en este contexto surgen ideas como la nuestra, que buscan promover un consumo más consciente y sostenible, permitiendo a cualquier persona acceder por suscripción a la tecnología que necesita solamente durante el tiempo que la necesita. Al convertir la tecnología en un bien circular, se maximiza su impacto en las personas y se minimiza su impacto en el entorno.
Y es que una de las principales ventajas del alquiler de tecnología es su impacto positivo en el medioambiente. Al alargar la vida útil de los aparatos tecnológicos, se maximiza la eficiencia de los productos y se recorta la generación de basura electrónica. Por otra parte, permite reducir los ciclos de producción y la consiguiente reducción en el uso y consumo de recursos.
Al mismo tiempo, el modelo de consumo por suscripción promueve también la circularidad. Al contrario que el modelo tradicional de compra de tecnología en el que un producto se adquiere, se usa y se desecha, el alquiler de tecnología permite crear un ciclo en el que estos productos son usados, reacondicionados e introducidos de nuevo en el mercado, sacándoles así el máximo partido.
Y por supuesto, la suscripción a productos tecnológicos tiene también importantes beneficios económicos para el consumidor. Por un lado, al democratizar el acceso a la tecnología se consigue que cualquiera pueda disfrutar de su dispositivo sin que esto suponga una gran inversión. Esta flexibilidad crea una gran ventaja tanto para personas como para empresas, ya que les permite acceder a los últimos gadgets tecnológicos de una forma más flexible y asequible que a través de la compra.
Todos estos beneficios se alinean muy de cerca con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. En primer lugar, con el ODS 12; ya que el alquiler de tecnología promueve una forma de consumir tecnología más consciente y sostenible.
Y, en segundo lugar, se alinea con el ODS 13, ya que contribuye a que los dispositivos puedan ser útiles para varias personas y sus necesidades a lo largo de su ciclo de vida; esto tiene el potencial de prevenir la compra de nuevos dispositivos, lo que a su vez tiene un efecto positivo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y del impacto medioambiental.
Y por supuesto, más en el largo plazo, el alquiler de tecnología está también en línea con los ODS 14 y ODS 15 porque, al reducir la extracción de recursos naturales y prevenir la generación de residuos, ayuda a preservar y mantener el medioambiente y los recursos naturales. Sin ir más lejos, desde Grover estimamos que entre 2015 y 2022 previnimos la compra de unos 220.000 productos que hubieran supuesto un potencial de 450 toneladas de residuos.
A medida que nos movemos y luchamos por un futuro más sostenible, el alquiler de tecnología se convierte en un gran aliado para mantenernos a la vanguardia y avanzar en sintonía con nuestro entorno y con compromiso hacia las generaciones venideras.
***Lisa Steffenhagen es Senior Sustainability Manager de Grover.