67 millones de personas murieron en 2022. Aunque esta solo es una estimación, las proyecciones demográficas de la ONU vaticinan un aumento sustancial en el número de fallecimientos en los próximos años. En 2050 se estima que la cifra llegará a 92 millones de personas.

Las principales causas de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), están asociadas a tres ámbitos de la salud humana: cardiovascular, respiratoria y neonatal. Por otro lado, la institución sanitaria internacional clasifica las causas de muerte tres categorías: las transmisibles (enfermedades infecciosas y parasitarias, y afecciones maternas, perinatales y nutricionales), las no transmisibles (crónicas) y las lesiones.

Y realiza una radiografía donde las enfermedades cardiorrespiratorias son las más mortíferas. Desde ENCLAVE ODS recogemos las cinco principales causas de muerte en el mundo.

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1. Cardiopatía isquémica 

En primer lugar, está la cardiopatía isquémica o arteriosclerosis, una patología que afecta al corazón y que se produce cuando se obstruye una arteria del corazón. Es un proceso que se produce de manera paulatina.

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"A lo largo de la vida se va acumulando grasa (lípidos), o también llamadas placas de ateroma, en las paredes de las arterias, y si estas placas no se disuelven, se van almacenando", señalan desde Sanitas. Estas placas dificultan el paso de la sangre por las arterias y endurecen sus paredes, haciéndolas más gruesas y menos flexibles.

2. Accidentes cerebrovasculares

La segunda mayor causa, responsable del 11% de las defunciones, son los accidentes cerebrovasculares o ictus. Este tipo de problemas ocurren en los casos en los que se obstruye el suministro de sangre a una parte del cerebro o un vaso sanguíneo de la zona. Hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares: el isquémico o infarto cerebral y el hemorrágico o derrame cerebral. 

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La presión arterial alta es el principal riesgo de los accidentes cerebrovasculares. Y tener defectos en los vasos sanguíneos del cerebro, como el aneurisma, la malformación arteriovenosa o la angiopatía cerebral amiloide, pueden hacer aumentar el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares. 

3. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica o EPOC, hace referencia al grupo de enfermedades que causan obstrucción de la circulación del aire y generan problemas relacionados con la respiración. "Tiene una evolución progresiva y no es reversible", señalan desde Sanitas.

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Y la disnea —dificultad respiratoria o falta de aire— es su principal síntoma y también se puede presentar tos crónica. "Suele estar causada por el tabaquismo y la exposición a la contaminación ambiental del aire", añaden desde Sanitas.

4. Infecciones de las vías respiratorias inferiores

En esta categoría se incluyen la bronquitis aguda, la bronquiolitis, la neumonía y la traqueítis. Según la OMS, las infecciones de las vías respiratorias inferiores siguen siendo la enfermedad transmisible más mortal del mundo. Los agentes que causan estas patologías son virales o bacterianos. 

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Pese a ser la cuarta causa más común de fallecimientos, su índice de mortalidad ha disminuido en los últimos años. En el año de referencia, 2019, estas infecciones se cobraron 2,6 millones de vidas, 460.000 menos que en el 2000. 

5. Afecciones neonatales

El período neonatal transcurre durante los primeros 28 días de vida de un recién nacido. Según los últimos datos del Banco Mundial, de 2021, 18 de cada mil niños vivos fallecieron durante la etapa neonatal. Tasa de mortalidad, neonatal (por cada 1.000 nacidos vivos).

Y tal como señala la OMS, casi la mitad (47%) de todas las muertes de menores de 5 años se produjeron en el periodo neonatal (los primeros 28 días de vida). "Los partos prematuros, las complicaciones intraparto (asfixia al nacer o incapacidad para respirar al nacer), las infecciones y los defectos congénitos son las principales causas de la mayoría de las muertes neonatales", indican desde la OMS.

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"Es importante saber por qué mueren las personas para mejorar su forma de vivir", explican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). Conociendo estos datos, se puede "determinar la eficacia de nuestros sistemas de salud y a dirigir los recursos hacia donde más se necesitan", concluyen.