Castilla-La Mancha se ha convertido en el escenario político donde se suceden continuas "tamborradas" y sus particulares repicantes no paran de voltear opiniones, intenciones de voto, sondeos y liderazgos con gran estruendo, y no precisamente para aclarar la mente de los electores. Más bien al contrario, escaramuzas protagonizadas por "tamborileros" empeñados en mantener la tensión creciente en la que parecen estar permanentemente instaladas las formaciones en esta tierra, generalmente ajenas al interés ciudadano. Un sesgo colectivo que predice o anticipa sin matices datos discutibles, pactos o cuentos de la lechera capaces de anticipar quién va a gobernar Castilla-La Mancha en mayo de 2023. Genuina versión lugareña del CIS de Tezanos.

Un relato que rezuma optimismo en el caso del presidente del Partido Popular en la región, Paco Núñez, con el que pretende desbancar y "echar al socialismo" del Gobierno de la Comunidad, una formación que tan sólo "trae miseria y falta de libertad". Para conseguirlo, el dirigente popular asegura contar con el apoyo de VOX, imprescindible para intentar alcanzar cualquier mayoría, y con el que declara haber ya mantenido conversaciones. Un cooperador imprescindible para gobernar e intentar así una reunificación del centro derecha por fagocitación de Ciudadanos, empeñado ahora en sobrevivir políticamente tratando de afianzar un ideario liberal con la remota esperanza de convertirse de nuevo en partido bisagra. Una alianza con VOX que agitan los socialistas, como alternativa moderada, por la incómoda y extremista carga ideológica que puede suponer para los populares cualquier pacto de Gobierno con la formación de Santiago Abascal.

Mientras, aupado por el calor de la victoria en Madrid, la etapa dulce por la que atraviesa su partido a nivel nacional y contenidas las dudas sobre su liderazgo regional, Paco Núñez ha configurado un "gobierno en la sombra" con la intención de "derrocar" a Page dentro de veinte meses. Vender la piel del oso antes de abatirlo rara vez es un acierto, mas el triunfalismo -justificado aseguran- parece haberse instalado entre los dirigentes del PP en Castilla-La Mancha, convencidos en destituir al actual Gobierno de la Comunidad en las próximas elecciones.