Image: El caso Katchadjian

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Mínima molestia

El caso Katchadjian

3 julio, 2015 02:00

Ignacio Echevarría

Me llega por varias vías el documento que el Grupo contra el procesamiento de Pablo Katchadjian está haciendo circular con objeto de poner en conocimiento del mayor número posible de ciudadanos el preocupante desarrollo de la querella impulsada por María Kodama contra dicho escritor. Este suplemento ya dio pasajera noticia del caso años atrás (abril de 2012), en su sección La Papelera. Por aquellas fechas, hacía poco que Kodama había conseguido retirar de las librerías el peculiar remake de El hacedor de Borges publicado en 2011 por Agustín Fernández Mallo (Alfaguara). Viva todavía la polémica desatada por aquella brutal, traumática medida, Kodama y su pugnaz abogado, Fernando Soto, la emprendían ese mismo año contra Pablo Katchadjian (Buenos Aires, 1977), que en 2009 había publicado en una minúscula editorial argentina una edición de doscientos ejemplares de El Aleph engordado.

Más que una "reescritura" del texto borgeano, como la de Fernández Mallo, Katchadjian proponía en su librito -y así lo consignaba en una posdata- una "sobrescritura" del célebre cuento. Si éste suma, en su versión original, 4.000 palabras, la versión de Katchadjian, conservándolas todas, añadía 5.600, más del doble. Se trataba de experimentar con las transformaciones de todo tipo a que da lugar la ampliación -el engordamiento- de un texto clásico, aun conservando íntegros su argumento y sus personajes. "El resultado -escribía Javier Cercas en una columna del año 2010- es a la vez brillante e inevitable: brillante porque el cuento de Katchadjian es y no es el de Borges […] inevitable porque en definitiva el juego que propone Katchadjian es un juego borgeano".

Pablo Katchadjian es autor de una obra originalísima e imprevisible, con la que se ha hecho un lugar propio y muy destacado en el marco de la nueva narrativa argentina. El Aleph engordado es la segunda entrega de una trilogía en la que este autor se propone "intervenir" experimentalmente grandes textos de la literatura nacional. La primera entrega fue El Martín Fierro ordenado alfabéticamente, libro que César Aira califica de "maravilloso". "Como el nombre indica -escribe el mismo Aira, en un estupendo ensayo de 2010 en que comenta muy elogiosamente estos dos libros de Katchadjian- consta de los 2316 versos del Martín Fierro puestos en orden alfabético, sin cambiarles una palabra ni una sílaba ni una coma. El resultado es un poema a la vez extraño y conocido, una cámara de ecos del poema nacional". La tercera entrega de la serie estaba previsto que se basara en El matadero, de Esteban Echeverría, que Katchadjian se proponía invertir, oración por oración.

Pero antes sobrevino la querella de Kodama, quien acusó a Katchadjian de plagio. La causa fue sobreseída en primera instancia; los abogados de Kodama apelaron y la Cámara de Apelaciones confirmó el sobreseimiento; volvieron a apelar y esta vez la Cámara de Casación, en una sentencia plagada de arbitrariedades, dio razón a la querella. Consecuencia: en un auto del pasado 18 de junio, el mismo juez que la sobreseyó en primera instancia condenaba a Katchadjian al pago de 80.000 pesos argentinos, instruyendo el embargo de sus bienes.

El abogado de Katchadjian es el narrador argentino Ricardo Straface, que obviamente ha apelado, a su vez, la sentencia. Su escrito de defensa contenía una contundente "explicación del proceder de Katchadjian a la luz de la teoría literaria" que muy bien podría servir de base para un amplio y sin duda muy necesario debate sobre los límites e interferencias de los conceptos de autoría, plagio e intertextualidad. Es de esperar que -como se hace a veces con Madame Bovary- se realice algún día una edición de El Aleph engordado en la que se incluya tanto la imputación de los abogados de Kodama como el texto de Straface, quien no deja de señalar los múltiples lugares de la obra de Borges que contribuyen a legitimar una operación como la de Katchadjian (baste recordar "Pierre Menard, autor del Quijote").

Entretanto, animo a los lectores a documentarse sobre el caso, paradigmático de los abusos, tropelías y confusiones a que da lugar el concepto jurídico de propiedad intelectual. Pueden hacerlo a través de la página de facebook Apoyo a Pablo Katchadjian o simplemente sirviéndose de Google. Se buscan apoyos y adhesiones.