Image: VHS (unas memorias)

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Novela

VHS (unas memorias)

Alberto Fuguet

22 junio, 2018 02:00

Alberto Fuguet

Literatura Random House. Barcelona, 2018. 425 páginas. 19,90 € Ebook 8,99 €

El nuevo libro de Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964) se abre con un prólogo brillante que, sin embargo, el lector se sentirá obligado a rebatir en un punto a medida que avance en estas cuatrocientas páginas de cinefilia y memoria. En él, Fuguet presenta VHS como unas memorias que muestran la construcción de su identidad sexual y cultural a través del cine que lo marcó en los años 70 y 80, siendo un adolescente chileno de ascendencia norteamericana y pulsión gay a medio desvelar. En esta aproximación de época juega un papel capital la fisicidad de los modos de consumo: las viejas salas, la textura de la imagen en vídeo, ese primitivo deslizarse por las cintas rebobinando o pausando, el universo pop de los afiches y las memorables frases que anunciaban las películas. Pero también la masturbación frente a la pantalla casera, el olor intrusivo de los locales sórdidos... Desde el principio, el autor nos tranquiliza: este libro "está escrito sin nostalgia". Una promesa que se cumple impecablemente, alejando su prosa del remitente virus revisionista ochentero para exponerla a territorios más reveladores.

"Revelador" no es una palabra vana: como ya dije, ese prólogo añade un juicio de Fuguet hacia sí mismo (o tal vez una coquetería) que la misma VHS convierte en discutible: dice el autor que nunca ha logrado brillar como crítico, "aunque lo he intentado", ni la suya ha sido "una vida crítica", puesto que siempre se ha comportado más bien como "un entusiasta". Pues bien, yo sostengo que hay modos de hacer compatibles crítica y entusiasmo, y que este es un magnífico libro de crítica cultural. Fuguet agarra una intuición de Oscar Wilde, para quien la crítica era el modo más legítimo de autobiografía, y la proyecta en nuestra contemporaneidad compleja, definida por la extracción constante de combustible autobiográfico propio y ajeno en las redes sociales, en apps como Grindr, en la literatura de autoficción. Cierto que estamos ante un texto que piensa narrativamente y ancla el pensamiento en la memoria; pero esto es lo que contribuye a confirmarlo como un ejemplar agilísimo de crítica desprejuiciada.

VHS

Atiendan, dije "crítica cultural". Aquí el cine es pivote para hablar de muchas cosas. Por ejemplo, de arquitectura: las páginas dedicadas a los "caracoles", un tipo peculiar de galería comercial desarrollada en Santiago durante la dictadura de Pinochet, son una muestra de intuición crítica. He ahí un espacio urbano que permite hablar de política; una política de la que se habla confrontando la cultura nacional con la norteamericana; una cultura norteamericana en la que colisionan lo mainstream con lo contracultural; una contracultura que da forma (o salida) a identidades sexuales… Y unas identidades sexuales que forjan sus precarios códigos de manifestación en un espacio urbano que las proscribe. Como se ve, la inteligencia de Fuguet proyecta sus propios bucles y caracoles, sin dejar de narrar ni renunciar a un lenguaje muy suyo, forjado en el cruce de las calles santiagueñas con la familiaridad de lo yanqui.

VHS levanta un canon cinematográfico irreductible al cliché: claro que cita al fallecido Harry Dean Stanton, porque todos lo amamos; pero el actor secundario que de verdad lo fascina es Charles Durning, evocado en verso porque este libro quiere permitirse cualquier capricho; Willie & Phil, olvidadísima película, encuentra aquí quien la idolatre; clásicos de serie A y B incluyendo a De Palma o Coppola son releídos de un modo personalísimo, enfocado a comprender cómo afecto(s) y cultura(s) convergieron en esos años para crear un horizonte moral colectivo. E individual, porque crítica es sobre todo autocrítica. Fuguet se piensa en primer lugar a sí mismo: su entusiasmo, su deseo, su memoria. Por eso el último tercio del libro revisa descarnadamente textos primerizos del autor, sometidos a un juicio no ya estilístico sino ético. Sobrevolándolo todo, VHS convoca nuestra complicidad de cinéfilos, nuestro precoz entusiasmo de videoclub. Y es sexy, mucho.

@Nadal_Suau