Image: El gran imaginador

Image: El gran imaginador

Novela

El gran imaginador

Juan Jacinto Muñoz Rengel

17 marzo, 2017 01:00

Juan Jacinto Muñoz Rengel. Foto: Eduardo Cano

Plaza & Janés. Barcelona, 2017. 472 páginas. 17€, Ebook: 11,99€

Quien haya tropezado ya con algún título del escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974, autor de El sueño del otro o El asesino hipocondríaco) le habrá conocido ensayando intrigas insólitas, excéntricos personajes y una prosa brillante, sazonado todo con un particular sentido del humor y una gran dosis de riesgo y ambición literaria.

Si estos mismos lectores se acercan ahora a El gran imaginador (O la fabulosa historia del viajero de los cien nombres) no podrán evitar rendirse ante la magnitud de una narración colosal, en el sentido amplio del término: sus voluminosas dimensiones, lo que exige contumacia, porque habrá más de un momento de desaliento frente a más de un exceso (argumental y retórico), consecuencia de la envergadura del proyecto, y sus extraordinarias cualidades narrativas, como la imitación del modo cervantino al dar cobijo a la acción, la aventura vital, la intriga, la Historia y la Literatura (mayúscula) en una fabulosa novela, también de viajes, en la que caben todos los géneros. Y no es ese el único elemento cervantino de esta historia.

En realidad, Cervantes es uno de sus personajes, con él arranca la acción, en la batalla de Lepanto, en el marco histórico del antiguo imperio otomano (siglo XVI), con una escena inaudita: un anciano griego, Nikolaos Popoulos, en medio de un enfrentamiento sanguinario, pierde una carta de amor que va a parar a manos del aspirante a novelista, que entonces huía de la justicia española.

Para dar sentido a esa escena entre dos "escritores secretos" tras sus respectivos recorridos tortuosos, un narrador omnisciente inicia el relato que va dando forma a la obra, narrada como una retrospectiva en la que se suceden, de manera alternativa, episodios que dan cuenta de la relación entre ambos y de la peripecia vital del protagonista desde su infancia en Atenas.

Su historia de aprendizaje tiene como eje su fabulosa capacidad de ensoñación y la voluntad de llegar a ser el escritor siempre inédito que se empeña en dejar de ser, a pesar de los libros y los personajes que va creando.

En torno a este eje gira su aventura iniciática, que le lleva por diferentes escenarios que a su vez sirven a las claves de su aprendizaje: soledad en la infancia, instrucción en toda clase de disciplinas (algunas dudosas) en el monasterio de Simonopetra, amistad, miedo, venganza (que recorre toda la obra), traición, huida, prisión, guerra, amor... Por Malta, Dalmacia, Estambul, Praga...

No cejará en su empeño por convertirse en el artífice de una gran obra cuyo fin es dar sentido a una idea que le persigue desde muy temprano, en cuanto "supo que el mundo era un laberinto y que su obligación no era solo creer en la existencia de un hilo que pudiera salvarlo, sino que iba mucho más lejos: él había nacido para crear ese hilo". ¿Hasta dónde llega? Hasta un final que no puede obedecer sino a una suerte de justicia poética que da rienda suelta a la maquinaria de toda esa ficción que nos devuelve a Cervantes, Borges, Homero... Sus excesos acaban siendo minucias frente a la inmensa obra que leemos: un colosal homenaje a los grandes "imaginadores" de la literatura universal.