Image: Putas asesinas

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Novela

Putas asesinas

ROBERTO BOLAÑO

14 noviembre, 2001 01:00

Anagrama. Barcelona, 2001. 225 páginas, 2.200 pesetas

En el presente volumen, de título provocador, el escritor chileno Roberto Bolaño (nacido en 1953) ha reunido una colección de 13 relatos, tal vez para demostrarnos que no es supersticioso con el número. El séptimo, dedicado a Juan Villoro, de los mejores de la serie, da título a la recopilación. Su obra es bien conocida en España y desde su novela Los asesinos salvajes su producción atrae el interés como uno de los representantes más atractivos de la narrativa hispanoamericana. Reside en Barcelona, escenario de alguno de estos cuentos, como "Buba".

Buena parte de sus cuentos parecen trufados de rasgos autobiográficos. Y en ningún caso, pese a sus incursiones en los espacios europeos o americanos de las ciudades en las que ha vivido, abandona su inspiración chilena: "Lo que son las cosas, Mauricio Silva, llamado el Ojo, siempre intentó escapar de la violencia [...], pero de la verdadera violencia, no se puede escapar, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica en la década de los 50".

Sobre esta promoción planea todavía la sombra de un imaginario Pablo Neruda, como en "Carnet de baile", cuyo texto se divide en 69 fragmentos muy breves, rasgo cortaziano inevitable ya en determinados cuentistas, en su mejor parte de naturaleza literaria: "Parejas de baile de la joven poesía chilena: los nerudianos en la geometría con los huidobrianos en la crueldad, los mistrelianos en el humor con los rokhianos en la humildad, por parrianos en el hueso con los lihneanos en el ojo". Junto a esta significativa combinación definitoria de los grandes nombres de la moderna poesía chilena advertiremos los temas del exilio, la represión y la tortura, que aparecen fugazmente. En ocasiones el relato se traza como un sueño o pesadilla (se integra en él) o forma su elemento fundamental, como en "Encuentro con Enrique Lihn", el inolvidable poeta. El tono onírico confiere, entre otros rasgos, con frecuencia un marchamo de irrealidad al conjunto. ésta puede proceder también, como en "Putas asesinas", de unas simples imágenes que la mujer ha visto en el televisor.

En "Prefiguración de Lalo Cura", que bien pudiera leerse como "la locura", el protagonista vive en "el barrio de los Empalados", hijo de un cura renegado. Con pocos rasgos nos introduce en un malditismo que determinará el ambiente de los filmes pornográficos. Los dos primeros relatos de la serie finalizan en el llanto que simbolizaría el dramatismo que subyace tras la ironía o el distanciamiento que el autor busca en la historia. Advertiremos que Bolaño hace de la literatura misma su tema fundamental, vivido, en el que nos sumerje en la propia experiencia, aunque ésta se entienda como algo que tiende a desaparecer "con elegancia y rotundidad". El conjunto resulta atractivo, aunque desigual, y viene a confirmar el tópico de la primacía del cuento hispanoamericano como género en el ámbito de la lengua española.